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Los historiadores Correa, San Francisco y Moulian definen los desafíos que debe enfrentar la DC

Su aniversario 61 vive hoy la Democracia Cristiana. En este escenario, los expertos desarrollan sus visiones sobre el rol del partido y su proyección. Entre sus diagnósticos señalan que la colectividad debe superar la «irrelevancia política» en que quedó tras las elecciones; evitar divisiones y confrontaciones personales, y que vuelva a plantear una «alternativa de sociedad».

Hoy la Democracia Cristiana cumple 61 años desde su creación, en 1957. Y precisamente el aniversario se da en medio de la crisis que vive desde las elecciones del años pasado, cuando experimentó una derrota presidencial y una caída de su bancada de 21 a 14 diputados. A ello se suma el distanciamiento de los otros partidos de la ex Nueva Mayoría, con quienes debe definir la posibilidad de una alianza para las próximas elecciones municipales de 2020.

Ante la situación actual, entregan sus visiones a “El Líbero” la historiadora y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Sofía Correa; el historiador y académico de la Universidad San Sebastián  y Universidad Católica, y coautor del libro “Las revoluciones en marcha. El gobierno de Eduardo Frei Montalva (164-1970)”Alejandro San Francisco; y el cientista político y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile 2015, Tomás Moulian.

Sofía Correa: “La Democracia Cristiana nació bajo la bandera del camino propio, nada de derechas ni de izquierdas, ningún acuerdo”

-¿Qué debe hacer la DC en el Chile de hoy?

-Era otro Chile, tan distinto al de hoy, cuando se fundaron la Falange Nacional y su heredera, la Democracia Cristiana; la primera cobijada por los jesuitas en los años 30, la segunda al alero de potentes figuras del episcopado nacional a fines de la década del 50. Ha cambiado el mundo, y ha cambiado muchísimo la sociedad chilena. Si casi en nada se asemeja el Chile de hoy con el de principios y mediados del siglo XX, ¿cómo pueden sobrevivir los partidos políticos que entonces se fundaron, no solo la DC, también el PS y el PC?

¿Será el partido del camino propio sin alianzas, de sus primeras décadas, el que precipitó la polarización política?”.

La Democracia Cristiana nació bajo la bandera del camino propio, nada de derechas ni de izquierdas, ningún acuerdo, ninguna transacción, la contaminaría. Aniquiló al viejo y clerical Partido Conservador y se impuso como la expresión política de un catolicismo más afín a los procesos de modernización, condenatorio del pasado, y capaz –así se pensaba—de neutralizar la atracción del socialismo revolucionario auspiciado por la Revolución Cubana.

(Patricio Aylwin) Lo convirtió en un partido de centroizquierda, para conducir un ciclo político que ya concluyó”.

Esa fue la DC de Eduardo Frei. Su muerte a principios de los 80 le permitió tomar el control del partido a su figura más pragmática, Patricio Aylwin, quien lo giró hacia una alianza con el PS y lo convirtió en un partido de centroizquierda, para conducir un ciclo político que ya concluyó.

-¿Qué será, por tanto, la DC del Chile de hoy?

¿Será el partido del camino propio sin alianzas, de sus primeras décadas, el que precipitó la polarización política? ¿O el partido pragmático que lideró una alianza de centroizquierda, con la que se administró eficazmente el modelo que se recibía de manos de la dictadura? ¿Continuará siendo el principal partido de la Iglesia Católica en Chile en medio de su dramática crisis actual, o se transformará en un centro laico? ¿Se hará cargo de la necesidad de una redefinición de su identidad o se barajará entre coyunturas políticas intentando equilibrarse en un esquivo centro de un nuevo sistema de partidos? Son preguntas abiertas: el tiempo lo dirá.

Alejandro San Francisco: “Su mayor desafío práctico es superar la irrelevancia política en que quedó sumida tras la elección”

-¿Qué debería hacer la DC en el Chile de hoy?

No es casualidad que haya llegado al gobierno en 1964 como partido único”.

-La Falange surgió en la década de 1930, y posteriormente se transformó en Democracia Cristiana en 1957, como una alternativa a la derecha liberal o conservadora y también a la izquierda marxista. Buscaba distinguirse de ellas en lo ideológico, en la acción política y en su respaldo social, y no es casualidad que haya llegado al gobierno en 1964 como partido único, una excentricidad en la época clásica de la democracia chilena. Sin embargo, la realidad histórica llevó a la DC a asociarse con el Partido Nacional contra la Unidad Popular y luego con la izquierda contra Pinochet, manteniendo la exitosa alianza de la Concertación. Desde el 2010 en adelante la situación se ha complicado para los democratacristianos: perdieron el gobierno ese año, luego ingresaron a una coalición con el Partido Comunista, experimentaron una gran baja electoral, como quedó demostrado en las últimas elecciones parlamentarias de 2017 y hoy vive una etapa de incertidumbre.

Desde el 2010 en adelante la situación se ha complicado para los democratacristianos”.

Su mayor desafío práctico es superar la irrelevancia política en que quedó sumida tras la elección, pero también tiene otras tareas importantes: evitar las divisiones y confrontaciones personales internas, generar liderazgos políticos y sociales relevantes, definir con mayor precisión su línea doctrinaria y adaptar sus estructuras a la realidad actual.

Tiene otras tareas importantes: evitar las divisiones y confrontaciones personales internas”.

-¿Cómo debiera administrar su futuro?

El mayor desafío político es recuperar respaldo social y electoral, pero también hay una tarea importante en lo doctrinal, que permita una distinción respecto de las izquierdas y las derechas. No es fácil, considerando el evidente deterioro práctico de la Doctrina Social de la Iglesia, que está en el origen del falangismo y la DC, además del claro triunfo del liberalismo económico y político en el país, muy distante del pensamiento original de los jóvenes rebeldes de la década de 1930.

La directiva y los diputados tienen el desafío de procurar ser alternativa política pero desde la doctrina, hoy más difusa, de la DC”.

La directiva y los diputados tienen el desafío de procurar ser alternativa política pero desde la doctrina, hoy más difusa, de la DC. Se nota especialmente en ciertas confusiones en temas que eran centrales en el pensamiento social cristiano, como fueron el derecho a la vida en el caso de la discusión del aborto o la vigencia del principio de subsidiariedad en diversos temas de relevancia actual.

Tomás Moulian: “Debe recuperar su pasado. Esto significa volver a ser un partido ideológico”

-¿Qué debe hacer la DC en el Chile de hoy?

Debe recuperar su pasado. Esto significa volver a ser un partido ideológico, esto es, una organización con una visión de futuro, la cual planteaba la superación del capitalismo y la instalación en su reemplazo de una sociedad unitaria. Me parece que esa debe ser la identidad predominante, pero dentro de una organización compleja donde esta postura se combine con otras. Eso significa seguir haciendo un partido con varias tendencias internas. Esta perspectiva alternativista se pierde cuando la Democracia Cristiana llega al poder con Frei Montalva en 1964, aunque el citado gobierno realiza importantes reformas. Ella permaneció solo en el análisis de algunos ideólogos como Jaime Castillo Velasco, Jacques Chonchol y Julio Silva. Estos últimos escribieron un libro en común donde hablan de socialismo comunitario viendo, por ello, más allá de Castillo Velasco.

Debe volver a ser un partido que plantee una alternativa de sociedad, dejando de ser una organización que se defina más que nada por estar al centro”.

En el periodo que la actual Democracia Cristiana se denominaba Falange Nacional estaba inspirada en el pensamiento católico avanzado, especialmente a través de Jacques Maritain, quien escribe en la inmediata post guerra su libro “Humanismo integral”. En ese texto planteaba la necesidad de una nueva sociedad que desplazara al comunismo e instalara una alternativa de origen cristiano. Como se dijo, esa inspiración se fue perdiendo, no solo con el acercamiento al poder sino un poco antes, cuando empieza a tener éxito electoral en 1957.

Su identidad predominante debe provenir de su forma de pensar la sociedad chilena”

La perspectiva alternativa queda confinada en algunos ideólogos, como lo he señalado, a los cuales se puede agregar a Bosco Parra, quien en la década del 60 fue uno de los fundadores de la Izquierda Cristiana. En la actualidad, la Democracia Cristiana debe volver a ser un partido que plantee una alternativa de sociedad, dejando de ser una organización que se defina más que nada por estar al centro. Lo más probable es que siga manteniendo su ubicación espacial pero ese posicionamiento no debe ser lo que la defina de manera global. Su identidad predominante debe provenir de su forma de pensar la sociedad chilena. Ello debe hacerlo a través de una postura alternativista, la cual pretenda realizarse de una manera gradual dentro de la institucionalidad vigente.

-¿Cómo debiera administrar su futuro?

-Como un partido que plantea posiciones de cambios social avanzado, lo que la llevaría a acercarse a la izquierda, generando, por lo tanto, políticas de alianzas con ese sector del espectro. Todo ello manteniendo su complejidad organizacional, la cual debería considerarse una virtud y no una falla.

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