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Los intereses de las potencias extranjeras en Sudán

Las partes enfrentadas en Sudán dependen del apoyo externo. ¿Qué buscan Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Turquía en Sudán? ¿Podrían detener el conflicto?

Mujeres y menores tumbados en el suelo.Los civiles sudaneses han sido los más afectados por la guerra y millones se han visto desplazados.

 

Sin apoyo externo, ninguna de las partes en conflicto en Sudán habría podido prolongar la guerra. El país es escenario de una de las peores catástrofes humanitarias del mundo y, más recientemente, de asesinatos en masa y atrocidades contra civiles sudaneses en El Fasher, la capital regional de Darfur.

La guerra estalló en abril de 2023, cuando la milicia local, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) se enfrentaron por la integración de las FAR al ejército regular.

Las organizaciones humanitarias y la ONU estiman que hay unos 140.000 muertos por la guerra. Alrededor de la mitad de los 51 millones de habitantes de Sudán depende de la ayuda humanitaria.

Controvertida agenda de los EAU en Sudán

Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha negado reiteradamente su apoyo a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), calificando dichas acusaciones como una campaña mediática de las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS), y exigiendo una disculpa.

Sin embargo, la ONU y organizaciones de derechos humanos han encontrado con frecuencia pruebas de suministros militares procedentes de EAU. Analistas independientes concluyen que las armas y municiones utilizadas por las FAR eran de origen emiratí

Hager Ali, investigador del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), comenta a DW: «Sabemos que Emiratos Árabes Unidos ha introducido armas de contrabando directamente a través de la frontera libia hacia Sudán, pero también a través de Chad y Uganda”.

Para las RAF, los ricos recursos auríferos de Sudán, que se encuentran principalmente en territorio bajo su control, se han convertido en una moneda clave para comprar armas y evadir sanciones.

«Se puede asumir con seguridad que las armas que se utilizan actualmente en Sudán no provienen sólo de unos pocos proveedores, sino que han sido traficadas en todo el Sahel”, añade Ali. El Cuerpo Africano, esto es, la división africana del Grupo Wagner, las habría introducido en el campo de batalla.

Egipto ha sido un apoyo fundamental para las FAS y reconoce al Gobierno de Abdel Fatah al Burhan como la administración oficial sudanesa. Según un análisis del Instituto de la Guerra, un centro de estudios independiente, Egipto también ha entrenado a pilotos de las FAS y les ha proporcionado drones, algo que El Cairo niega. Su objetivo es mantener el conflicto en el lado sudanés de la frontera y poder repatriar a millones de refugiados sudaneses.

Otro aliado de las FAS es Irán, que también ha proporcionado drones. Teherán espera asegurar una base naval en el Mar Rojo, que le permita seguir apoyando a la milicia hutí en Yemen. Se sabe que Sudán se ha convertido en un centro logístico para los hutíes.

Turquía también ha proporcionado drones y misiles a las FAS. El interés de Ankara radica en asegurar su acceso al Mar Rojo. Rusia, en cambio, desempeña un papel relativamente menor en Sudán, según explica a DW Achim Vogt, director para Uganda y Sudán de la Fundación Friedrich Ebert de Alemania. «Tienen intereses económicos en lo que respecta a las exportaciones de oro y al puerto de Puerto Sudán, pero han dejado bastante claro que no tienen ningún interés en interferir en lo que ellos llaman un conflicto interno».

¿Podría ser de ayuda la iniciativa del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad)?

Según Achim Vogt, los cuatro países que conforman la llamada «iniciativa Quad», Estados Unidos, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, serían los estados con mayor capacidad para ejercer influencia real en Sudán. El objetivo de la iniciativa es establecer una hoja de ruta para poner fin a la guerra o, al menos, lograr una tregua humanitaria.

Vogt afirma que, si estos países colaboran, quizás con el apoyo de Europa, sería posible lograr un retorno al derecho internacional humanitario, el fin de las violaciones de derechos humanos y una mejora en la situación humanitaria de la población civil.

Pero el 26 de octubre de 2025, las conversaciones del Quad en Washington, cuyo propósito era reunir a las partes beligerantes para acordar un alto el fuego de tres meses, concluyeron sin resultados. Ese mismo día, las FAR tomaron el control de El Fasher e intensificaron las matanzas y cometieron nuevas atrocidades. Para Laetitia Bader, directora para el Cuerno de África de Human Rights Watch, la magnitud y gravedad de los últimos abusos en El Fasher y sus alrededores exigen que haya consecuencias para la cúpula de las FAR y sus patrocinadores, en particular los Emiratos Árabes Unidos. Ella insta «a la comunidad internacional a garantizar la rendición de cuentas política y penales».

El viernes, ante la indignación internacional por las masacres y otros crímenes, las FAR arrestaron a varios de sus combatientes, pero los observadores afirman que las atrocidades continúan.

 

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