Los líderes europeos rechazan que Rusia haga valer la fuerza en Ucrania e intentan reconducir el plan de Trump
El presidente de Estados Unidos acepta que su propuesta no es «la última palabra» pero insiste en parar la guerra

Foto de familia del G 20 –
Los dirigentes europeos que participan en la cumbre del G-20 en Sudáfrica mantuvieron ayer varias reuniones al margen de este encuentro, centradas en la principal preocupación surgida en los últimos días: el plan de paz que la Administración Trump ha elaborado con el dictador ruso Vladímir Putin y en el que no ha tenido en cuenta ni a Ucrania ni a la UE.
Aunque Estados Unidos no participa en la reunión del G-20, finalmente esas gestiones han conseguido que la Unión Europea, Francia, Alemania y el Reino Unido participen en conversaciones que tendrán lugar a partir de hoy domingo, probablemente en Suiza, aunque sin demasiadas esperanzas de que puedan cambiar el escenario que ha planteado la Casa Blanca y que manifiestamente no tiene en cuenta sus posiciones. El propio Trump declaró ayer tarde que estaba de acuerdo en estas negociaciones, aunque sin renunciar a su objetivo de lograr parar la guerra a cualquier precio.
Los doce dirigentes europeos que participaban en la reunión del G-20 en Johannesburgo, más los primeros ministros del Reino Unido, Noruega, Canadá y Japón, firmaron una declaración en la que por un lado elogian la iniciativa de Donald Trump, pero a renglón seguido insisten en que la propuesta necesita importantes retoques: «Celebramos –dicen– los continuos esfuerzos de EE.UU. por lograr la paz en Ucrania», pero insisten en que el borrador de 28 puntos «constituye una base que requerirá trabajo adicional» y por ello «estamos dispuestos a colaborar para garantizar que una paz futura sea sostenible».
Apoyo firme a Ucrania
Sin embargo, insisten en que «tenemos claro el principio de que las fronteras no deben modificarse por la fuerza. También nos preocupan las limitaciones propuestas a las fuerzas armadas de Ucrania, que dejarían al país vulnerable a futuros ataques», además de reiterar que respecto a ciertos elementos del plan relacionados con la Unión Europea y la OTAN «su implementación requeriría el consentimiento de los miembros de la UE y la OTAN». Y en todo caso, estos países reafirmaron su compromiso a seguir apoyando a Ucrania con todos los medios.
Hasta entonces, el panorama diplomático transatlántico estaba bajo el ambiente enrarecido que emitía la posición norteamericana decidida a presionar a Zelenski y que el propio Putin ha considerado positiva porque supondría –y así lo ha dicho él mismo– «alcanzar los objetivos por los que iniciamos la operación militar especial», que es como denomina el Kremlin a la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
A media tarde llegaron a Europa nuevas declaraciones de Trump que confirmaban que está abierto en parte a escuchar la posición europea y que su propuesta actual no es definitiva. «La guerra debe terminar de una forma u otra», declaró, y cuando fue preguntado si la que ha puesto sobre la mesa es su oferta final, respondió claramente que no, lo que deja abiertas ciertas opciones para que los europeos y Ucrania traten de reorientar lo que ahora consideran como una oferta a medida de los intereses de Rusia. Sin embargo, las posibilidades de que estos cambios se produzcan parecían ayer todavía bastante limitadas.
«De una forma u otra»
Trump insiste en su objetivo de acabar la guerra «de una forma u otra» y ayer repitió que ese conflicto debería haber terminado «hace mucho tiempo», pero que si el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no acepta este proceso que él ha puesto sobre la mesa «puede continuar, entonces puede seguir luchando con todas sus fuerzas», es decir, sin el apoyo de EE.UU. Tan recientemente como el viernes pasado, Dan Driscoll, el funcionario responsable del Ejército de Tierra estadounidense, había advertido a los embajadores en Kiev de los países de la OTAN, tras conversar con Zelenski, que aunque «ningún acuerdo es perfecto», el que propone Trump «debe concretarse cuanto antes».
De modo que la reunión de hoy debería definir si los europeos y Ucrania se suman a este plan de paz que creen imperfecto o logran que Trump adapte ciertos principios, como los de que las fronteras no se pueden cambiar por la fuerza.
Desde EE.UU. se anuncia la presencia del secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff, que se unirían a Daniel Driscoll, secretario del Ejército. La delegación de Kiev estará liderada por Andrii Yermak, el jefe de la Oficina del Presidente. Se espera que por parte europea acuda Bjoern Seibert, jefe de gabinete de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, mientras que Alemania y Francia probablemente envíen a sus responsables de seguridad nacional.
