«Los maquiavelistas: defensores de la libertad» (y de la necesaria desigualdad)
Pocos son los libros de los que cabe decir que son tan importantes que pueden llegar a cambiar drásticamente la manera de entender conceptos e ideas. "The Machiavellians: Defenders of Freedom" es uno de estos últimos.
No recuerdo precisamente cuándo supe de la existencia de Burnham, o de su libro. Como lector habitual de sitios en Internet de la denominada Derecha disidente norteamericana, este nombre aparece ocasionalmente en varios de los artículos. Un buen día, en medio de una razzia de libros en Iberlibro, decidí incluir The Machiavellians – Defenders of Freedom en la cesta de compras.
The Machiavellians – Defenders of Freedom, de James Burnham (EE. UU., Lume Books, 2020, ISBN 978–1–83901–395–9) es un verdadero compendio de Realpolitik, un libro importante, y uno que todo hombre de derechas que se precie de serlo debe leer, preferiblemente en su idioma original.
El autor
James Burnham nació el 22 de noviembre de 1905 en Chicago, Illinois, USA. Hijo de un inmigrante inglés, fue criado dentro de las creencias de la Iglesia Católica, religión que abandonó en su juventud ya el cual volvió poco antes de su muerte. Sus estudios universitarios fueron primero en Princeton, y después en Oxford, donde tuvo como profesores a figuras de la talla de J. R. R. Tolkien y Martin D’Arcy. Posteriormente a la finalización de sus estudios, su carrera académica como profesor se desarrolló en la New York University, donde fue profesor de filosofía. Durante el transcurso de su vida escribió doce libros y una multitud de artículos y panfletos.
Su carrera política comenzó en la izquierda marxista. Estos inicios no debieran sorprender a nadie ya que muchos hombres de la Derecha han iniciado su carrera política precisamente en el campo enemigo [dice, por cierto, el director de El Manifiesto que esto le suena de algo… N. de la R.]. La mejor vacuna contra el marxismo es haberlo conocido desde dentro, y este fue el caso de Burnham. El compromiso de Burnham con la causa marxista era tal que incluso llegó a ser amigo personal de Trotsky.
Su ruptura con el marxismo se da en 1940, cuando Burnham escribe Ciencia y estilo: una respuesta al camarada Trotsky. Simultáneamente, y durante la II Guerra Mundial, deja su cargo como profesor para entrar al servicio de la Office of Strategic Services (antecesora de la CIA), donde el contacto con la realidad del Comunismo le hace tomar posiciones cada vez más duras en contra de la URSS y su ideología política.
En 1955 funda, junto con William F. Buckley, la revista National Review, en la cual colaboró durante toda su vida. En toda la extensa obra de Burnham, desde su abandono de la izquierda, es posible observar claramente su línea de pensamiento conservadora, jerárquica, tradicional (en el sentido corriente, y no evoliano/guenoniano de la palabra), antiliberal y defensora de la libertad individual.
La obra
The Machiavellians: Defenders of Freedom fue publicada por primera vez en Nueva York por John Day Co. en 1943, y la edición que he leído fue publicada por Lume Books en 2019. El libro ha sido traducido al español con el título de Los Maquiavelistas: Defensores de la Libertad, y existen al menos dos ediciones en español: una de Emecé Editores (Buenos Aires, 1945) y otra de Olcese Editores (Buenos Aires, 1986); siendo el texto de ambas la misma traducción.
El libro está dividido en siete partes, cada una con varios capítulos. Las seis primeras analizan, en el respectivo orden, las ideas de Dante, Macchiavello, Mosca, Sorel, Michels, y Pareto. La séptima es una serie de reflexiones personales del autor, basadas en las ideas de los teóricos mencionados.
La parte I está dedicada a Dante Aligheri. En ella el autor establece una idea fundamental: la oposición entre el significado real y el significado formal de todo discurso político. Así, la forma en que se expresa un discurso político siempre será diferente de las motivaciones y objetivos reales detrás del mismo. Para ello usa como ejemplo el tratado De Monarchia, escrito por Dante entre 1312 y 1313, y en el cual se expone el argumento de la separación de poderes y de ámbitos de acción entre la autoridad espiritual (la Iglesia Católica) y el poder temporal (la nobleza y el Estado). Así, este tratado muestra de una manera altamente poética e idealizada la lucha entre las facciones de Güelfos y Gibelinos, grupo, este último, al que el mismo Dante pertenecía. La conclusión de Burnham es que la forma del discurso gibelino, altamente decorada y diáfana, encubre la realidad de dicho grupo, que es simplemente la lucha por el poder político en un determinado tiempo y lugar. En último término, esta lucha de facciones es simplemente la guerra entre minorías activas por la obtención del poder político, y no una batalla idealista entre el partido de la nobleza (poder temporal) y el partido de la Iglesia Católica (autoridad espiritual).
La parte II está dedicada a Niccolò Machiavelli. De los escritos e ideas de este autor, Burnham extrae un número significativo de principios e ideas fundamentales, los cuales enumeraré de manera rápida y algo superficial: a) la importancia de un objetivo político práctico y realista; b) la política como ciencia basada en la observación de hechos históricos, y las conclusiones que de ellos se pueden extraer, dejando de lado todo sentimentalismo e idealismo (de aquí viene la famosa acusación humanista e izquierdista de que Machiavelli “divorció la política de la ética”); c) los diferentes pasos de un método científico aplicado a la política, surgido del análisis mencionado en el punto anterior; d) la importancia de entender la verdadera naturaleza del ser humano, para así comprender las dinámicas políticas surgidas de las relaciones entre ellos; e) la especial concepción de la historia, que si bien no se encuentra sistematizada en sus escritos, es posible deducirla a partir de ellos.
La parte III está dedicada a Gaetano Mosca. A pesar de ser un teórico relativamente oscuro, este nombre les resultara conocido a los lectores de este periódico. Mosca, al igual que Machiavelli, considera que la política es una ciencia, y debe ser tratada con el rigor acorde a esta categoría. Pero el punto fundamental del pensamiento de este autor es el reconocimiento de que, en última instancia, sólo hay dos clases políticas: la clase gobernante (siempre una minoría) y la clase gobernada. Esto es un hecho y una constante universal, y negarse a reconocerlo es el equivalente a negar que el cielo es azul. Al poner este hecho de manifiesto, Mosca niega el principio fundamental de la democracia: que la masa está capacitada para gobernarse a sí misma. La clase gobernante, que es una élite, será siempre la que tome las decisiones de un cuerpo político. Ahora bien, siempre habrá una lucha por la “preeminencia” dentro de cada cuerpo político, y los ganadores de ella serán los que compongan posteriormente la clase gobernante.
La parte IV está dedicada a Sorel. El primer punto mencionado en este capítulo es que Sorel influenció a Vilfredo Pareto y a Robert Michels, a quienes se les dedicarán capítulos posteriores de la obra. A continuación, Burnham examina lo que él considera que son los dos puntos fundamentales dentro del pensamiento de Sorel: la importancia del “mito” movilizador dentro de un discurso político, y la función de la violencia como inspiración y sustento de él. No es necesario extendernos más sobre el contenido de este capítulo, ya que cualquier lector familiarizado con la derecha conocerá las ideas de Sorel.
La parte V está dedicada a Robert Michels. La mayoría de las ideas analizadas en este capítulo vienen del libro Zur Soziologie des Parteiwesens in der modernen Demokratie; Untersuchungen über die oligarchischen Tendenzen des Gruppenlebens. Este libro se ha traducido al español como Partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, y ha sido publicado por Amorrortu Editores, Buenos Aires. Michels, mediante el análisis de las formas políticas de participación dentro de la democracia, que son los partidos políticos, llega a una serie de conclusiones que ayudan a comprender los hechos subyacentes dentro de esta forma de gobierno y organización. El primero es que, sin importar que sea un gobierno “democrático” y de “masas”, siempre emergerá y existirá un liderazgo minoritario establecido, es decir, una élite. Aun dentro de la democracia los líderes son indiscutibles e indispensables, sin importar lo que esta forma de gobierno pregone. El segundo es que estos líderes son autocráticos en sus decisiones y en la forma en la que dirigen a sus gobernados. La tercera, y más importante, es que enuncia la llamada Ley de hierro de las oligarquías, que puede ser resumida de la siguiente manera: “Cuando existe una organización, existe una oligarquía, ya que las masas son incapaces de tomar parte en el proceso de toma de decisiones y desean en última instancia un liderazgo fuerte.”
La parte VI está dedicada a Pareto, otro viejo conocido. Las aportaciones políticas y sociológicas de Pareto generalmente son ignoradas, centrándose en los aspectos económicos de su pensamiento, especialmente en el llamado Principio de Pareto, o la Ley del 80/20. Sin embargo, sus aportaciones políticas y sociológicas son las que constituyen el aspecto más importante de este autor, y especialmente su concepto de la circulación de las élites. En esta parte del libro se hace un extenso análisis de sus ideas, pero para efectos de esta reseña sólo mencionaré de manera simple y general el concepto de circulación de las élites. Dentro de todo cuerpo político siempre existirá una élite, en el sentido de los mejores/inteligentes/capaces/bellos, etc., y ésta siempre ocupará la cúspide de la pirámide social, económica y política. Pero si esta élite no se renueva con los mejores elementos que por sus capacidades/inteligencia/belleza, etc. merecen estar en ella, sino que provienen de fuera de ella, dicha élite perderá su carácter y su posición.
La parte VII corresponde a una serie de reflexiones del autor. En ella se exponen doce principios fundamentales del “maquiavelismo”, de los cuales solo mencionaré dos: 1) una ciencia objetiva de la política es posible y deseable, y 2) el tema principal de esta ciencia de la política es la lucha por el poder social en sus formas abiertas y cerradas.
Como conclusión, The Machiavellians – Defenders of Freedom, pese a estar escrito en un estilo académico (que a veces puede parecer seco y difícil) es un libro valioso, y fundamental para la formación y estudio del zoon politikon de la derecha.