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Los médicos alemanes confirman que hay indicios de que Navalni fue envenenado

El Gobierno de Merkel considera «bastante probable» el envenenamiento, lo que justificaría la protección desplegada en el centro hospitalario en Berlín

«Los hallazgos clínicos apuntan a una intoxicación con una sustancia inhibidora de colinesterasa». Esta es la conclusión inicial dada a conocer este lunes por los médicos del hospital universitario de La Charité de Berlín tras los primeros exámenes realizados al opositor ruso Alexéi Navalni, ingresado en ese centro tras su traslado el fin de semana desde Siberia.

Los análisis, de acuerdo con el hospital berlinés, refuerzan la idea de que hubo un envenenamiento, a pesar de que la sustancia concreta no ha podido precisarse por el momento. En todo caso, según el hospital, varios laboratorios han confirmado los efectos tóxicos sobre la salud de Navalni, que continúa en coma aunque su vida no corre peligro.

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, había reconocido este mismo lunes, hablando sobre el opositor ruso, que «se trata de un paciente que con bastante probabilidad fue víctima de un envenenamiento».

Seibert justificaba así, en la habitual rueda de prensa de los lunes, las extremas medidas de seguridad que rodean el ala de la clínica donde está ingresado. Esta consideración difiere por completo del diagnóstico de los médicos rusos del hospital número 1 de Omsk, en Siberia, donde fue llevado en un primer momento Navalni, y que diagnosticaron un problema metabólico. Anatoli Kalinishenko, otro responsable del hospital de Omsk, indicó que, según dos laboratorios, en Omsk y Moscú, «ninguna sustancia que puede ser considerada como veneno (…) fue identificada» en el organismo de Navalni.

Navalni se encuentra en coma inducido y en situación «estable». El coordinador del Gobierno alemán para asuntos del Este de Europa, Dirk Wiese, ha declarado a la cadena de televisión pública ZDF que las circunstancias que han conducido al paciente a esta situación crítica «aún no han sido aclaradas». «Esperamos una aclaración totalmente transparente y cooperación, sobre todo, de las autoridades rusas. Antes de que se sepa cómo sucedió esto, sin embargo, es necesario tomar las precauciones de seguridad apropiadas», ha dicho Wiese.

Desconfianza hacia el hospital siberiano

La esposa de Navalni, Yulia Navalnaya, y su ayudante Leonid Volkov, que se encuentran en Berlín y serán los primeros en ser informados del diagnóstico definitivo, permanecen en silencio. Navalnaya se ha limitado a expresar su desconfianza hacia el hospital de Omsk y asegura que el retraso en su traslado fue debido a razones políticas y con el fin de ganar tiempo para que la posible sustancia tóxica se disolviera y no pudiera ser detectada. Según ella, al principio le impidieron hablar con su marido, y luego no pudo comunicarse con los médicos alemanes que se habían desplazado hasta Siberia.

El portavoz Seibert ha asegurado que el Gobierno alemán «toma muy en serio la sospecha» de que alguien envenenó al político ruso. «No hubo invitación formal pero, por razones humanitarias, Navalni pudo entrar en el país por pedido de su familia», limitó por otra parte la implicación de Alemania en el rescate del disidente, cuyas publicaciones sobre la corrupción de las élites rusas son muy seguidas en las redes sociales y cuya muerte dejaría a Rusia sin la principal figura política de oposición del momento.

 

 

 

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