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Los médicos de la Misión Milagro son simples «catarólogos», revela un diario en Uruguay

La cátedra de oftalmología uruguaya reprobó a un grupo de médicos cubanos que con anterioridad había realizado operaciones en el Hospital de Ojos

La misión médica cubana en Uruguay está en el centro de una intensa polémica sobre sus capacidades profesionales. Seis de nueve oftalmólogos de la Isla que participaron en la Misión Milagro no lograron revalidar sus títulos en el país suramericano, según un extenso reportaje publicado este domingo por el diario local El País.

La cátedra de oftalmología uruguaya reprobó a un grupo de médicos cubanos que con anterioridad había realizado operaciones en el Hospital de Ojos. “Pese a que los docentes uruguayos concluyeron que no sabían lo suficiente, habían ejercido dos años”, detalla el artículo.

Los galenos llegaron a ese país a partir de 2007 con la Operación Milagro, a través de la cual 90.000 uruguayos fueron operados de cataratas y otras padecimientos oftalmológicos. Antes de la llegada de esa misión, los pacientes debían pagar entre 1.500 y 2.000 dólares para someterse a uno de esos procedimientos, pero el convenio entre  La Habana y Montevideo contribuyó a «democratizar estas cirugías», detalla el texto.

La Misión Milagro comenzó en 2004, liderada por Cuba y Venezuela, en un momento de estrecha relación entre Hugo Chávez y Fidel Castro

La Misión Milagro comenzó en 2004, liderada por Cuba y Venezuela, en un momento de estrecha relación entre Hugo Chávez y Fidel Castro. Los médicos que trabajan en esa iniciativa han sido desplegados en 31 países de América Latina, África y Asia.

Uruguay ha sido por años un lugar muy apetecido por los doctores para ir de misión oficial, debido a su estabilidad social. La selección de los profesionales que viajaban a ese país se hacía dentro de la Isla y las brigadas rotan cada dos años.

Para ejercer ejercer en ese país los profesionales cubanos solo tienen que revalidar su título de médico general, un trámite que realizan en la Facultad de Medicina. «Basta con que presenten el certificado y en ningún momento se les toma una prueba para corroborar que tengan los conocimientos necesarios».

«Es un convenio en el cual vienen tantos médicos, tantos enfermeros y tantos ópticos. La formación de la brigada no la conocemos, jamás la conocimos. Lo único que sabíamos era que venían cirujanos para operar cataratas, pero no sabíamos quiénes integraban el equipo. Les creíamos que sabían qué hacer», cuenta una exdirectiva del Hospital de Ojos que dio declaraciones a El País.

En estos 12 años pasaron 60 médicos cubanos por el Hospital de Ojos, según datos publicados en el sitio digital de este centro sanitario

En estos 12 años pasaron 60 médicos cubanos por el Hospital de Ojos, según datos publicados en el sitio digital de este centro sanitario. «La mayoría se desempeñó por dos años, pero hubo nueve que desertaron del régimen castrista y se quisieron quedar», añade la nota. En su nueva situación «tuvieron que revalidar sus títulos de oftalmólogos. El de medicina general ya lo habían convalidado al llegar, pero debían probar que habían hecho el posgrado. Por lo tanto, todos estos profesionales acudieron a la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina, que se encarga de autorizar los títulos emitidos afuera».

Sin embargo, seis de los nueve médicos cubanos no pasaron la prueba, según los expedientes de la Escuela de Graduados a los que accedió El País. «Todos ellos, aunque la cátedra de oftalmología consideró que no saben lo suficiente, habían trabajado antes durante dos años en el Hospital de Ojos».

Además de esos seis doctores que no pudieron convalidar sus estudios, otros tres profesionales cubanos se presentaron en los últimos dos años ante la Escuela de Graduados. La cátedra de oftalmología no ha fallado aún en estos casos, por lo que no es posible saber si pasaron la prueba final o no.

Cada dos años, y también antes de que cambie el Gobierno, llega un representante del régimen cubano al Hospital de Ojos. Esa persona se encarga de conversar con la dirección del centro de salud y es la que designa a los médicos que viajarán meses después a Uruguay. «Solo les mandamos a los mejores», dicen que promete.

En el centro de salud explican que la formación de los médicos cubanos es distinta a la uruguaya. Ahí radicaría la diferencia en los programas y el motivo por el que habrían perdido las pruebas que les puso la cátedra del Hospital de Clínicas. Según dicen, aprenden «conocimientos más particulares y no tan generales» como los especialistas locales.

La mayoría habría estudiado el procedimiento para el que luego trabajaría, desconociendo el resto de los conocimientos vinculados con la oftalmología

Por eso suelen llamarlos, en forma despectiva, «catarólogos». La mayoría habría estudiado el procedimiento para el que luego trabajaría, desconociendo el resto de los conocimientos vinculados con la oftalmología.

Los malos resultados que arrojan las pruebas de la cátedra han puesto en alerta a la Asociación Uruguaya de Oftalmología. Andrea Merrone, su presidenta, hace hincapié en que no se oponen a que lleguen médicos extranjeros al país, aunque quisieran saber si los profesionales «tienen la suficiente idoneidad» para ejercer.

Aunque las críticas sobre el nivel de los galenos de la Isla se habían acumulado en Uruguay, el detonante para su publicación en la prensa ha sido la reciente denuncia hecha por el Gobierno provisional de Jeanine Áñez en Bolivia. En ese país apenas 205 de los 702 médicos cubanos que estaban desplegados tenían una titulación. El resto eran técnicos o conductores, representando los médicos una pequeña cantidad.

 

 

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