Los otros amigos de Fidel Castro
Otros amigos permanecieron en secreto, estrechándole las manos al Comandante en Jefe o disfrutando junto a él de opulentas cenas
LA HABANA, Cuba. – A esos que ven a Fidel Castro como lo máximo, como el Iluminado, como el mejor gobernante que ha tenido Cuba, no me creerían si yo les dijera que, de forma bien oculta tuvo otros amigos que precisamente estaban muy lejos de ser comunistas.
De Fidel se ha escrito mucho, pero no se sabe todo, porque mucho de lo que hizo fue en secreto, sobre todo, respecto a sus relaciones con los amigos.
Amigos tuvo muchos, casi todos apertrechados de millones de dólares: Hugo Chávez, quien lo sacó del derrumbe con muchos dólares en 1990, Carlos Prío Socarrás, quien le pagó el yate Granma y el desembarco de diciembre de 1956, los malévolos Sadam Husein y Gadafi, los acaudalados pintores latinoamericanos, futbolistas, escritores y políticos que lo visitaban en la intimidad de su casa y, entre ellos, también los viejos militantes comunistas de la extinta URSS.
Otros amigos permanecieron en secreto, los que jamás se comentaron en la prensa castrista, estrechándole las manos al Comandante en Jefe o disfrutando de opulentas cenas mientras el proletariado cubano disponía de una miserable Libreta de Abastecimiento.
David Rockefeller, multimillonario de Estados Unidos, perteneciente a una de las familias más ricas del mundo, judío por su rama materna, tuvo una amistad tan rara con el dictador cubano que, por mucho que se analice, no se comprende el excéntrico gusto del magnate yanqui por la figura de un comunista cubano.
Rockefeller poseía la información personal de 150 mil contactos, donde aparecían Gorbachov, Hitler y Fidel Castro.
Se dice que, a partir de 1955, mientras Fidel preparaba su expedición del Granma contra Batista, fue el líder latinoamericano que más veces se ha presentó ante el Council on Foreign Relation bajo la dirección de David Rockefeller y que, el 24 de diciembre de 1958, éste brindó por el líder cubano, manifestando que esperaba un nuevo gobierno para Cuba.
En otra ocasión, al triunfo de la Revolución, distinguió a Fidel invitándolo a su casa en el condado de Westchester y lo presentó a la élite social de Manhattan y al poder financiero y político norteamericano, ya confiscada la Standard Oil, propiedad del magnate.
Más tarde, gracias a las gestiones de su amigo David, el comercio entre EE.UU. y Cuba sobrepasó los mil millones de dólares, a pesar del embargo comercial o bloqueo.
En 2001 visitó Cuba acompañado de su nieto David y una delegación compuesta por 19 importantes personalidades financieras y políticas. Castro lo agasajó con una espléndida cena, valorada en cientos de dólares, de donde proviene la foto que se adjunta.
¿Sería agradecimiento de Fidel, puesto que entre los años 60 y 70, el magnate yanqui pagaba a Fidel un millón de dólares diarios para que sus tropas comunistas protegieran los pozos petroleros de la Standard Oil en Angola, propiedad de su amigo?
¿Será que de ahí proviene la fortuna actual de la familia de los Castro?
Fidel sabía que Rockefeller era partidario de promover proyectos ambiciones, de su generosidad para donar millones de dólares a un museo y una universidad estadounidenses y que poseía una fortuna de 3 mil millones de dólares.
Entonces, cabe preguntarse: ¿Será que, en el fondo de su inmenso corazón, Fidel siempre pensó que el magnate petrolero podría financiar a su desvalida Revolución castrista que, como hizo en los años cincuenta del siglo pasado, instalara en Cuba sus pozos petroleros para refinar el crudo venezolano?
Su amistad con Hussein y Gadafi no sorprendía al pueblo cubano, pero sí se hubiera sorprendido con este multimillonario yanqui, puesto que Fidel, estando de visita en Irán, prometió poner de rodillas a los Estados Unidos.
¿O es que, de acuerdo a sus pensamientos y acciones maquiavélicas de siempre, tenía otros planes más ocultos con su amigo, tan siniestros que no nos pasan por la mente?
Esta historia, que pasó inadvertida para el periódico Granma, terminó con la muerte de ambos personajes: Rockefeller a los 101 años mientras dormía, en marzo de 2017 y el dictador en noviembre a los 90, un año antes, aún no se sabe cómo, ni de qué.