Los puntos clave del nuevo Concepto Estratégico de la OTAN
El giro con respecto a Rusia, la «amenaza más directa y significativa», elemento sustancial de la nueva táctica de seguridad de la Alianza
El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN se aleja de la «cooperación» impulsada en años anteriores y fija a Rusia como la amenaza «más directa y significativa para la seguridad, la paz y la estabilidad euroatlántica». Esta filosofía contrasta con la adoptada en 2010 en la Cumbre de Lisboa, que resaltaba la importancia de la cooperación con Rusia, una cuestión que contribuía a «crear un espacio común de paz, estabilidad y seguridad». Entonces la Alianza reafirmaba no ser una amenaza para Moscú y hacía hincapié en la importancia de construir una «alianza estratégica de reciprocidad». La invasión a Ucrania lo ha cambiado todo.
Estos son, en resumen, los puntos esenciales del documento:
Propósito de la OTAN
La OTAN está decidida a salvaguardar la libertad y la seguridad de los aliados. Su propósito clave y mayor responsabilidad es asegurar nuestra defensa colectiva contra todas las amenazas, de todas las direcciones.
Somos una Alianza defensiva. El vínculo transatlántico entre nuestras naciones es indispensable para nuestra seguridad. Estamos unidos por valores comunes: libertad individual, derechos humanos, democracia y defensa de la ley. Seguimos firmemente comprometidos con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Tratado del Atlántico Norte.
Entorno estratégico
La zona euroatlántica no está en paz. La Federación Rusa ha violado las normas y principios que contribuyeron a un orden de seguridad europeo estable y predecible. No podemos descartar la posibilidad de un ataque contra la soberanía y y la integridad territorial de los aliados. Las amenazas a las que nos enfrentamos son globales y están interconectadas. Los actores autoritarios desafían nuestros intereses, valores y forma de vida democrática. Están invirtiendo en sofisticadas capacidades convencionales, nucleares y de misiles, con poca transparencia o respeto por las normas y compromisos internacionales. Interfieren en nuestros procesos democráticos e instituciones y apuntan a la seguridad de nuestros ciudadanos a través de tácticas híbridas. Realizan actividades maliciosas en el ciberespacio y el espacio, promoviendo campañas de desinformación, instrumentalizando la migración, manipulando la energía y los suministros y utilizando la coerción económica.
Rusia, la gran amenaza
La Federación Rusa es la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados. Pretende establecer esferas de influencia y control directo a través de la coerción, la subversión, la agresión y la anexión. Utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios. Emplea la amenaza nuclear. Tiene como objetivo desestabilizar países de nuestro Este, Norte y Sur. La OTAN no busca la confrontación y no representa una amenaza para la Federación Rusa. Continuaremos respondiendo a las amenazas rusas y las acciones hostiles de manera unida y responsable. Reforzaremos significativamente la disuasión y la defensa para todos los aliados. No podemos considerar a la Federación Rusa como nuestro socio. Sin embargo, seguimos dispuestos a mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar y mitigar los riesgos, prevenir la escalada y aumentar la transparencia.
Terrorismo
El terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, es la amenaza asimétrica más directa a la seguridad de nuestros ciudadanos y a la paz y la prosperidad internacionales. Las organizaciones buscan atacar o inspirar ataques contra los aliados. Se han expandido sus redes y mejorado sus capacidades con nuevas tecnologías que les proporcionan más alcance y letalidad.
El vecindario sur
Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y la de nuestros socios en el vecindario sur de la OTAN. Particularmente las regiones de Medio Oriente, África del Norte y el Sahel enfrentan desafíos de seguridad, demográficos, económicos y políticos. Estos se agravan por el impacto del cambio climático, instituciones frágiles, emergencias sanitarias e inseguridad. Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de organizaciones no estatales y grupos armados, incluidas las organizaciones terroristas, y contribuye al desplazamiento forzado, alimentando la trata de personas y el tráfico irregular. Estas tendencias plantean serios desafíos transnacionales y humanitarios y socavan la seguridad humana y estatal y tienen un impacto desproporcionado en mujeres, niños y grupos minoritarios.
China
Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores. Emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su huella global y proyectar poder, mientras permanece opaco sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar. Las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de China y su retórica de confrontación y desinformación apunta a los aliados y daña la seguridad de la Alianza. Busca controlar sectores tecnológicos e industriales, infraestructura crítica y materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias y potenciar su influencia. Seguimos abiertos a un compromiso constructivo con China, incluso para construir transparencia recíproca, con miras a salvaguardar los intereses de seguridad de la Alianza. Mejoraremos nuestra resiliencia y preparación para protegernos contra las tácticas coercitivas e intentos de dividir la Alianza. Defenderemos nuestros valores compartidos y las reglas del orden internacional, incluida la libertad de navegación.
Ciberespacio
El ciberespacio está en disputa en todo momento. Actores malignos buscan degradar nuestra infraestructura, interferir nuestros servicios gubernamentales, extraer inteligencia, robar propiedad intelectual e impedir nuestras actividades militares. Las tecnologías emergentes y disruptivas traen tanto oportunidades como riesgos. Están alterando el carácter del conflicto, adquiriendo mayor importancia estratégica. La primacía tecnológica influye cada vez más al éxito en el campo de batalla.
Cambio climático
El cambio climático es un desafío definitorio de nuestro tiempo, con un profundo impacto en los aliados. Es un multiplicador de crisis y amenazas. Puede exacerbar el conflicto, la fragilidad y la competencia geopolítica. El aumento de las temperaturas provoca el aumento del nivel del mar, los incendios forestales y fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos perturban nuestras sociedades, socavando nuestra seguridad y amenazando la vida y el sustento de nuestros ciudadanos. El cambio climático también afecta la forma en que operan nuestras fuerzas armadas. Nuestra infraestructura, activos y bases son vulnerables a sus efectos, pues necesitan operar en un clima más extremo.
Tareas principales
Si bien la OTAN es una Alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación. Defenderemos cada centímetro del territorio aliado en todos los dominios y direcciones, en 360 grados. La postura de disuasión y defensa de la OTAN se basa en una combinación adecuada de capacidades de defensa nuclear, convencional y antimisiles, complementadas con capacidades espaciales y cibernéticas. Emplearemos herramientas militares y no militares de manera proporcionada, coherente e integrada. Nos aseguraremos de que nuestra postura de disuasión y defensa siga siendo creíble, flexible, medida y sostenible. Continuaremos mejorando la preparación colectiva, la capacidad de respuesta y de despliegue. La seguridad marítima es clave para nuestra paz y prosperidad. Aceleraremos nuestra transformación digital, adaptaremos la Estructura de Mando de la OTAN para la era de la información y mejorar nuestras ciberdefensas, redes e infraestructura. Mejoraremos nuestra seguridad energética invirtiendo en suministro, proveedores y fuentes de energía estables y confiables.
Las fuerzas nucleares estratégicas, en particular las de los Estados Unidos, son la garantía suprema de la seguridad de la Alianza. Las fuerzas nucleares del Reino Unido y Francia tienen un papel disuasorio propio y contribuyen significativamente a la seguridad general de la OTAN. El Tratado de No Proliferación Nuclear es el baluarte esencial contra la propagación de las armas nucleares y seguimos firmemente comprometidos con su plena aplicación.