Luis Barragán: Simón Valdez
Hay quienes absurdamente lo dudan, pero es necesario repetirlo hasta la saciedad: en Venezuela hubo movimiento y liderazgo estudiantil. E, incluso, enfatizando el adjetivo: movimiento y liderazgo democrático, a contracorriente de ese marxismo que, finalmente, nos condujo al marasmo del siglo XXI.
Conocimos a Simón Valdez, líder del estudiantado socialcristiano, quizá en 1980 u 81, en un acto partidista celebrado en el cine Broadway también lleno de tensiones internas que cerraría con Caldera, como en efecto ocurrió con un discurso inspirador. Antes de hablar el yaracuyano, se sintió el vozarrón, los planteamientos, la extraordinaria pieza oratoria del líder estudiantil de la ULA con quien también comenzamos a conocer la hermosa geografía merideña y las distintas vicisitudes de la casa de estudios, sin saber que poco tiempo después compartiríamos con él responsabilidades en la dirección nacional juvenil del partido.
Hubo un ideario que defender y defendimos, con pasión. Deseamos recordar nuestras coincidencias, los aciertos, la brega de cada día que no opacaron jamás las naturales diferencias de militantes de una misma causa de fe.
Los muchachos de ahora, llamados a defender la libertad y el legítimo derecho a realizarla, deben saberse herederos de una hermosa historia y tradición de luchas. Simón ejemplifica y representa a aquél conductor político que, desde muy joven, aprendió la faena en las condiciones más adversas.
Ha fallecido Simón Valdéz, en su queridísima Mérida, dando testimonio de grandes limitaciones económicas para quien fue alcalde de la ciudad, acaso, una extravagancia a los ojos de los socialistas de esta hora. Lo recordamos con emoción y nostalgia por una época de lucha, la difícil lucha que tuvo que dar una promoción generacional que lidia todavía en el presente siglo.