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Luis Enrique Vizcaya: Los “pasalapágina” y la soberanía popular

Los "pasalapágina" y la soberanía popular

 

Participar en las elecciones convocadas por el CNE gubernamental, es en sí misma una decisión política a favor del gobierno. Es contraria a la decisión soberana de los ciudadanos a elegir como Presidente Constitucional a Edmundo González Urrutia.

No hay modo alguno de convertir esta participación en un reconocimiento a la voluntad soberana de los venezolanos, alegando que se está representando al pueblo.

Todo voto emitido saldrá teñido de rojo, como si se tratase de un signo de desvergüenza o traición. Pasar la página es irrespetar la dignidad de ciudadanos asesinados, detenidos, torturados, por defender el sagrado derecho soberano a elegir la libertad y la democracia como destino.

El argumento estrella para participar en el proceso, convocado por el CNE gubernamental, afirma que sería un error no hacerlo, se perdería un espacio para la lucha, como si el destino del gobierno pendiera del poder que “bondadosamente” ofrece. Los procesos electorales son medios, no fines, para acceder al poder y desarrollar ideas y proyectos de envergadura nacional y social. Es pertinente preguntarnos, qué ha ocurrido con electos en procesos anteriores, que no arrojaron más que alacranización y frustración. La respuesta está contenida en una cultura política, adolescente de grandes ideas y propósitos de cambio, cocida en el caldo del pragmatismo electoralista y el menudeo cotidiano de dirigentes y organizaciones partidistas.

Es un proceso que corresponde más a una maniobra política insana para simular normalidad, pasar la página y darle legitimidad y continuidad al modelo destructor y antidemocrático que niega la pluralidad y la libertad. No es un proceso natural y mucho menos constitucional porque golpea el corazón de la Constitución, la soberanía popular, cuyo propósito es expresar y consagrar la voluntad soberana de la nación, voluntad ya expresada electoralmente, la cual se pretende desconocer, precisamente.

Quienes quieran quitar la paja, el barro, la opacidad, el despojo, para hacer aparecer estas elecciones como un proceso normal y neutral, transparente, tendrían que arreglárselas para revertir y desconocer la alta comprensión y la determinación política, alcanzada por el pueblo venezolano, cuya decisión transparente y determinada es solo una: cambiar el modelo político, social y económico que ha destruido la nación.

 

 

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