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Luis Fernando Nunes: Frankenstein electoral

The Frankenstein's monsters of the 21st Century

 

Aclaro de entrada que no me gustan las películas de terror, pero ello no es excusa para no admitir que se han realizado grandes producciones cinematográficas alrededor del tema. La genialidad de Guillermo del Toro acaba de presentar con gran éxito una nueva versión de Frankenstein y los 146 días que faltan para la Primera Vuelta electoral me traen varias interrogantes de terror.

Con esa gran cantidad de partidos en contienda, que dentro de un par de semanas, en unas Primarias, elegirán a sus candidatos cuyos nombres ya se dieron a conocer y donde hay de todo como en botica (falta saber quiénes serán los invitados y qué sorpresas nos depararán), qué personajes de terror podrán llegar a un alicaído Parlamento que reestrena doble Cámara. La otra gran pregunta tiene que ver con hacia dónde migrarán los votos en una casi segura Segunda Vuelta, sabiendo que los perdedores no necesariamente tienen capacidad de endose y que tenemos una izquierda pegada con babas y una derecha con complejos. ¿Tendremos votos cruzados?

Seguramente tendremos varios grupos parlamentarios, no necesariamente fieles militantes, y propensos a migrar a otros según sus propios intereses y objetivos: otra vez ¡qué miedo sobre lo que nos espera! Aunque el nuevo reglamento congresal indica que no se podrán crear nuevas bancadas, estamos seguros de que verán cómo sacarle la vuelta a la norma.

Pero mientras nos asaltan todas esas dudas, el panorama que nos indican las actuales encuestas nos presenta a un montón de partidos estacionados en el 2% desde hace rato y que no presentan cambios en sus estrategias, especialmente en lo comunicacional y organizacional. Hay tanta gente brillante para esas tareas, pero los candidatos prefieren optar por su gentita de confianza, tal vez pensando en ahorrar recursos y sin saber que eso después les costará más caro. Después de las ya cercanas primarias y del consabido receso por las fiestas navideñas, la campaña reventará para ya no detenerse hasta el Día D.

Eso indica que los tiempos se acortan y que los cambios y ratificaciones deben hacerse de una vez: corregir errores, incorporar mejores recursos humanos y técnicos y ser más disruptivos si quieren marcar diferencia y ser relevantes. La experiencia indica que, si se siguen haciendo las cosas siempre de la misma manera, difícilmente lograremos mejores resultados, sino más de lo mismo.

Y para concluir, sumemos a estos miedos la enorme desconfianza ciudadana en todo lo que tiene que ver con la política y los políticos, lo cual es como una trampa sin salida porque no nos gobernamos solos y ellos necesariamente siempre van a estar presentes, pero de nosotros dependerá votar mejor y de manera más responsable.

No elijamos nefastos personajes. Dejemos a los Frankenstein sólo para el cine.

 

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