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Macron y Meloni convergen en sus políticas migratorias y de defensa

«Lo digo y lo repito: no hay política de inmigración válida sin un control estricto de nuestras fronteras», ha dicho el presidente francés en París, donde ha recibido a la primera ministra italiana este martes

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con el presidente Macron en París EFE

 

Tras varios meses de tensiones verbales sobre cuestiones migratorias, Emmanuel Macron recibió este martes por la tarde a Giorgia Meloni, en el Elíseo, para confirmar la restauración de las relaciones franco-italianas, afirmando una convergencia profunda en cuestiones estratégicas, de la defensa y seguridad de Europa al control de las fronteras exteriores de la UE, sin olvidar la resistencia y oposición compartida a las políticas energéticas y militares de Alemania.

La primera visita oficial a París de la primera ministra italiana es el fruto de varias semanas de intensa concertación diplomática Los intereses nacionales de ambos dirigente son sencillamente capitales y muy superiores a los puntos de vista ideológicos, mucho más aleatorios y circunstanciales.

Antes de comenzar la cena de trabajo, en el Elíseo, Macron se apresuró a enterrar definitivamente las tensiones sobre cuestiones migratorias, centrando los puntos de vista compartidos, de este modo: «Hemos sufrido muchos dramas en el Mediterráneo. Debemos ser fieles a nuestros valores, al mismo tiempo que debemos asegurar el control de nuestras fronteras. Debemos trabajar con los países de origen y de tránsito, para evitar los flujos migratorios. Italia está en primera línea. Lo digo y lo repito: no hay política de inmigración válida sin un control estricto de nuestras fronteras. Debemos conseguir el buen coctel de seguridad, responsabilidad y eficacia«. Amablemente, todo está dicho: Francia apoya un control estricto de las fronteras.

A muy corto plazo, la visita oficial de Meloni a París tiene un objetivo importante: coordinar las posiciones de Francia y Alemania ante las próximas cumbres de la OTAN, cuando está en juego el «ingreso» de Ucrania, evidentemente lejanísimo.

Sentados los principios básicos de la aproximación táctica, ante los grandes problemas estratégicos, el encuentro entre Macron y Meloni ha confirmado una convergencia profunda en varios terreno esenciales.

En materia de seguridad y defensa, Francia e Italia se oponen al «escudo antimisiles» defendido por Alemania. Cuestión capital para el futuro de las industrias de armamento, nacionales y europeas. Teóricamente «federalista», Macron defiende un modelo de «soberanía industrial y militar» de Europa que coincide en lo esencial con el punto de vista euro escéptico y nacionalista de la primera ministra italiana.

En materia energética

En materia energética, tan crucial, París y Roma también coinciden en su oposición a la política anti nuclear de Alemania. No se trata de un «eje» ni de posiciones tácticas. Pura y sencillamente, Macron y Meloni defienden políticas energéticas muy distintas a la política alemana.

En los terrenos económicos, comerciales y presupuestarios, la Francia de Macron y la Italia de Meloni comparten posiciones en varios frentes comunes. Aspiran a conseguir más «flexibilidad» ante los proyectos alemanes de «restaurar la disciplina» presupuestaria en la zona euro. El comercio bilateral sigue siendo fructífero para ambos países.

En el terreno de las infraestructuras nacionales, los Gobiernos de Macron y Meloni trabajan en varios proyectos estratégicos, comenzando por la línea de ferrocarril Lyon-Turín, víctima de la oposición muy radical de partidos y facciones ecologistas. Macron no ha dudado en tomar una posición nacionalista dura: declarar ilegales a algunos grupúsculos que han destacado por una oposición que coquetea con el «eco terrorismo».

Exposición Universal de 2030

Incluso en terreno deportivo y turístico los intereses nacionales de París y Roma tienen cosas profundas en común. Los JJOO se celebrará el año que viene en la capital francés. Meloni aspira a conseguir que Roma pueda organizar la gran Exposición Universal del 2030. El voto francés puede tener su importancia, sin olvidar los intereses comerciales y turísticos compartidos por ese acontecimiento.

Macron, partidario de la «soberanía europea», y Meloni, euro escéptica, han tardado varios meses en «descubrir» que sus intereses personales y nacionales tienen cosas muy profundas en común, cuando Francia e Italia comparten un cierto alejamiento de una Alemania cuyos objetivos gubernamentales no comparten, en absoluto.

 

 

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