Maduro: Hagan sitio a las vacas en la política bolivariana
Antes de escuchar al ganado, Maduro debería escuchar a los humanos
Estaba tan serio Nicolás Maduro en su mensaje a las vacas de Venezuela que no es descartable imaginarlas en los escaños de la nueva Cámara que quiere impulsar el presidente para burlar a la que eligieron los ciudadanos.
“Yo quiero que voceros, líderes y productores del campo sean próximos diputados de la Constituyente. ¿Me van a acompañar?” preguntaba Maduro a varios ejemplares que sesteaban, indiferentes a la gesta mesiánica a la que se les convocaba. “¿Me van a apoyar en la Constituyente o ustedes quieren guarimba (protestas)? ¿Ustedes quieren violencia? ¿Ustedes quieren quema? ¿Ustedes quieren muerte? Los que queremos paz y vida vamos a la Constituyente”, les insistió, agitando el dedo ante sus cuernos como un líder impaciente ante los que son duros de mollera, pero empeñado en hacerse entender.
No tenemos la certeza de que las vacas se apuntaran a la causa de Maduro o de que iniciaran algún tipo de consulta o recogida de firmas. No sabemos si pospusieron su decisión a alguna asamblea ganadera en la que se manejen condiciones importantes como la mejora en los piensos o la liberación de los presos políticos, que no estaría mal. Pero a la espera de sus manifestaciones —o sus tuits— cabe imaginar otra opción: y es que estén esperando la aparición del espíritu de Chávez en forma de pajarito, un fenómeno que de momento solo ha sobrevenido a Maduro, y una vez, al inicio de su mandato. La mística bolivariana en Venezuela empieza a incluir curiosos diálogos con animales a la manera de San Francisco de Asís. Piénsalo, hermana vaca. Vuelve, hermano pajarito.
A la espera del veredicto vacuno, cabe repasar las certezas que tenemos a mano. Decenas de venezolanos están muriendo en choques con las fuerzas de seguridad, tan valientes como desvalidos ante el despropósito en que se ha convertido el régimen. Los venezolanos se enfrentan a diario al hambre y la represión sin que nadie les pregunte a ellos, y no a las vacas, a quién votarían hoy en unas nuevas elecciones. La situación se ha deteriorado después de que Maduro usurpara los poderes del Legislativo, donde hoy la oposición es mayoría, y anunciara la convocatoria de una Asamblea Constituyente con 500 delegados de los que solo la mitad serían elegidos en las urnas. La otra mitad procedería de la estructura chavista de beneficiarios de programas sociales y grupos afines al poder.
Todos hemos disfrutado películas geniales que daban voz y personalidad a animales más o menos infantilizados, enamorados o crueles. Pero aquí no estamos hablando de Dumbo, Bambi o El Rey León. Esto se acerca más a Rebelión en la granja, aquella pieza maestra firmada por George Orwell en la que los animales lograban expulsar a los humanos solo para crear otra dictadura feroz. Antes de que las vacas de Maduro se inclinen por algo parecido, por favor, dejen votar a los humanos.