Maduro se entrega al régimen iraní para mantenerse en el poder
En dos vuelos de una aerolínea que opera el régimen islámico han llegado recientemente a Venezuela cientos de agentes, funcionarios y técnicos
El régimen chavista ha depositado su futuro en las manos de Irán, al invitar a Venezuela a varios centenares de funcionarios, militares y técnicos de la República Islámica para que tomen control de refinerías y traten de salvar del colapso completo el sector del petróleo y los hidrocarburos. Según ha sabido ABC, de momento esta semana se han producido entre Teherán y Las Piedras, una localidad venezolana cercana a un complejo refinador de petróleo, dos vuelos de un total previsto de 16, en los que el régimen iraní va a llevar a Venezuela personal y catalizadores necesarios para la producción de fuel.
La aerolínea iraní que realiza esos vuelos es la estatal Mahan, sancionada en 2011 por el Tesoro de Estados Unidos por ser un brazo logístico de la Fuerza Quds, unidad de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en operaciones de injerencia internacional, desde Asia hasta América. La inteligencia norteamericana sospecha que esa ruta entre Venezuela e Irán, con escalas en Siria, se ha utilizado en el pasado para el tráfico de cocaína y otros estupefacientes, con los que la milicia libanesa Hezbolá, amparada y financiada por Irán, ha ayudado al régimen de Maduro a blanquear dinero.
Actividad maligna
Según dice el almirante Craig Faller, quien está al frente del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE.UU., «sabemos que en tiempos recientes ha habido un repunte de acciones iraníes para introducir la Fuerza Quds en Venezuela». El almirante afirma que el Pentágono «observa de cerca cualquier actividad maligna iraní y su fomento de la inseguridad y la inestabilidad». Con Irán, dice Faller, «cualquier cosa es posible, y sabemos que uno de los satélites de Irán, Hezbolá, tiene fuertes conexiones en esta zona».
Informes de inteligencia norteamericanos revelan que la fuerza Quds, que busca establecerse en Sudamérica por medio de Venezuela, opera esencialmente desde la embajada iraní en Caracas. En enero, el presidente estadounidense, Donald Trump, autorizó un ataque con drones en Irak con el que mató al comandante de esa misma fuerza Quds, el general Qassem Suleimani. Durante años, el papel de este fue la supervisión de las operaciones exteriores de esas brigadas, desde Afganistán, hasta América Latina.
Este diario ha podido saber que el jueves, en uno de los vuelos de Mahan Air, llegó a Venezuela Mohsen Baharnavand, director de la cartera para América Latina del ministerio de Exteriores iraní, acompañado de 243 personas y abundante material. La comitiva fue escoltada por agentes del servicio de inteligencia civil, el Sebin, y militar, el Dgcim. La semana pasada, Maduro había hablado por teléfono con el presidente iraní, Hassan Rohaní. Poco se sabe de los acuerdos a los que llegaron ambos, pero la presidencia iraní emitió después un comunicado en el que dijo que ambos coincidieron en que «el imperialismo de EE.UU. es un virus más peligroso que el coronavirus para la sociedad humana».
Después de que, sancionada por EE.UU., la petrolera estatal rusa Rosneft haya salido de Venezuela, el sector petrolero y de hidrocarburos del país caribeño está al borde del colapso. El régimen necesita desesperadamente gasolina para el transporte y gasóleo para generadores. Irán, que tiene nueve refinerías, dispone del personal y de los materiales químicos importados de China para ayudar a Maduro a hacerlo, en un desafío abierto de las sanciones aprobadas por EE.UU.
Según dice a ABC un alto funcionario del gobierno estadounidense, «Irán, Cuba, Rusia y China están involucrados en actividades malignas e injerencias en todo el mundo. EE.UU. denuncia sus acciones en todas partes, pero especialmente en el continente americano, y no nos quedaremos impasibles ante el apoyo al régimen ilegítimo y tiránico de Nicolás Maduro. Continuaremos aplicando la máxima presión hasta que termine la represión y el sufrimiento que este ha infligido al pueblo venezolano».
Organización terrorista
La Fuerza Quds está considerada como una organización terrorista tanto por Europa como por EE.UU. Según un comunicado de la Unión Europea de 2010, «es el principal instrumento de Teherán para política extranjera, operaciones especiales y apoyo a terroristas y militantes islamistas en el mundo». El año pasado, el departamento de Estado norteamericano designó formalmente a esas brigadas, y a la Guardia Revolucionaria en su conjunto, como «organización terrorista» por emplear la violencia armada para desestabilizar otros países.
Esta colaboración entre Caracas y Teherán se ha estrechado ahora pero viene de lejos. Según llegó a testificar en 2017 en el Capitolio David Asher, que estuvo encargado de desmantelar redes de lavado de dinero y financiación del terrorismo durante la administración de George Bush hijo, «el nivel de cooperación entre los gobiernos de Venezuela e Irán, junto con el de Siria y Hezbolá en Líbano, es realmente sorprendente, según aprendimos en operaciones secretas en las que estuvimos directamente implicados. Existen ya pruebas para poder desmantelar toda una red global».
El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, denunció el jueves en una conferencia emitida por internet que la aerolínea iraní también ha sido empleada en el pasado «para la distribución de armamento». Según dice a ABC el embajador de Venezuela en EE.UU. y veterano opositor al régimen Carlos Vecchio, «no podemos subestimar al régimen de Maduro y su vinculación con Irán y grupos terroristas. Por eso hemos insistido en que el régimen de Maduro es una amenaza para toda la región incluyendo a EE.UU.».
Cómo arrinconó EE.UU. al chavismo
La campaña de máxima presión de Trump sobre el régimen chavista ha dejado a este con la única opción de entregarse a Irán, cuya cúpula militar y religiosa siempre está dispuesta a introducirse allí donde pueda contrariar a EE.UU. Rusia lo intentó, el año pasado, enviando militares a Caracas y llegando a distribuir dos tercios del petróleo venezolano, a precio, eso sí, de saldo y con comisión. Pero la Casa Blanca sancionó a la petrolera estatal rusa no una sino dos veces, y como el Kremlin ya tiene sus propios problemas económicos, decidió retirarse, al menos de momento.
En ese momento, Maduro tanteó dos posibles soluciones: obtener fuel de empresas mexicanas ante las cuales el presidente Andrés Manuel López Obrador hace la vista gorda, e invitar a Venezuela a la Guardia Revolucionaria Iraní en una especie de gran puente aéreo opaco en el que puede transportarse cualquier cargamento. Desde el mes pasado, la Armada, la Guarda Costera y la Fuerza Aérea de EE.UU. patrullan el Caribe en la mayor operación antinarcóticos en esas latitudes. Ahora, Washington sabe de esos vuelos. Y según advierte, puede cortarlos si lo cree adecuado.