Magdalena Merbilháa: ¿Quién soy y a dónde voy?
Republicanos no desconocerá acuerdos, ni tampoco intentará hacerse del poder total, porque cuando el foco es la persona, la familia y las sociedades intermedias ese peligro no existe.
Esta es la primera pregunta filosófica que se debe hacer el ser humano. Sólo quien sabe quién es, puede saber hacia dónde ir. Lo cierto es que, en política en Chile, hace mucho que las identidades partidarias se habían desdibujado, y por fines electorales, muchos abandonaron las convicciones. Para definirse de un modo hay que saber que se supone que cree esa tendencia en la cual uno se rotula y a la cual cree pertenecer. Por lo mismo, cuando se habla de derechas e izquierdas hay que comprender primariamente que los primeros defienden a la persona y al individuo por sobre el Estado y que los segundos ponen al Estado por sobre el individuo.
Esto queda en evidencia en el artículo primero de la Constitución vigente “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos” en contraste con el artículo 1 del proyecto de Constitución rechazada el 4 de septiembre “Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”. Esta simple primera frase dice todo respecto a dos visiones contrapuestas que es lo que ha estado sobre la mesa en la polarización política desde octubre de 2019.
Hoy estamos frente a un nuevo proceso y en la recta final, quienes se supone que están en el mismo bando, que defienden esencialmente las mismas cosas, por mezquindades políticas o bien por poca claridad, se dedicaron abiertamente a criticarse entre ellos. Esto es infantil, sin duda. Desde Chile Vamos, puede verse como un acto de desesperación poco inteligente y peligroso. Ciertamente, la coherencia en el tiempo de Republicanos, dio frutos y la falta de convicciones de la derecha tradicional les pasó la cuenta. Aún así, los escaños sumados de Republicanos y Chile Vamos les dan los 3/5 para para aprobar artículos de la nueva Constitución e incluso los 2/3 para rechazar alguna propuesta de la Comisión Experta.
Pero más allá de las pasiones es grave que Gustavo Sanhueza, jefe de senadores de la UDI, compare a Republicanos con el PC y el FA. Eso sólo refleja que el senador no entiende de teoría política, ni de democracia. No hay nada menos extremo, ni ultrón que ser conservador. Los conservadores saben qué quieren cambiar y tienen claro que hay que cambiar muchas cosas; pero tienen más claro qué quieren conservar y por qué quieren conservarlo. No validan la violencia como un modo de hacer política y no cargan con 150 millones de muertos en la historia.
Compararlos con los comunistas y con el Frente Amplio (comunistas re rotulados) no sólo es de mal gusto, sino que muestra una arrogancia y desesperación patética. Los comunistas nunca han sido ni serán democráticos, aunque digan y hablen de democracia. Jamás han respetado los derechos humanos, aunque se auto arroguen ser los voceros y defensores de éstos. Ellos usan la democracia para luego al hacerse del poder y destruirla. Son y siempre han sido totalitarios. Digan lo que digan, son sus actos los que los condenan. “Por sus obras los conoceréis” y en la historia los hemos conocido. Por otra parte, Cristián Monckeberg y Hernán Larraín entre otros, se manifestaron sobre el peligro para la democracia el crecimiento de Republicanos. Sólo les recuerdo que parte de la democracia es precisamente la alternancia en el poder.
Republicanos no desconocerá acuerdos, ni tampoco intentará hacerse del poder total, porque cuando el foco es la persona, la familia y las sociedades intermedias ese peligro no existe.
Es ahora el momento de dejar esos infantilismos de lado y entender que el país habló y que quiere construir con Republicanos, con la UDI, con RN, con Evópoli, con la ex DC, Demócratas, Amarillos, PPD y también el PS, con todas las fuerzas democráticas, un consenso que afirme nuestra democracia.
Cada actor defenderá desde su identidad sus principios intransables y negociará en aquellas cosas que estime se pueda negociar. Así funciona la democracia. Pero lo cierto es que todos estos actores respetan la democracia y nunca validarán imponer por la fuerza o no respetar los acuerdos. No harán lo que el PC, y el FA, junto a los actores del Socialismo Democrático emborrachados de octubrismo, hicieron en el proyecto anterior “pasar máquina”.
Es el momento de comprender que hay dos modelos de sociedad sobre la mesa y que juntos en la diversidad deberán defender el futuro de Chile. Basta de infantilismo, el enemigo no está a la derecha y no existe algo así como ultra derecha, eso es una etiqueta vacía, más bien una caricatura creada desde la ultra izquierda, a quien no suelen llamar así, pero ellos han dejado evidencia histórica que si son ultras y que no son democráticos.
Es hora de trabajar juntos por el bien de Chile, es la hora de la cordura y de la unión. Tengan claro que la izquierda radical antidemocrática no quiere “una nueva Constitución”, solo quieren “su Constitución”, en sus términos y harán lo posible por lograrla y si la sensatez prima llamarán a rechazar el texto. Para ellos la Constitución no es lo que nos protege del Estado es lo que habilita al Estado para transformar la sociedad toda y de engullir absolutamente la realidad.
Magdalena Merbilháa: Periodista e historiadora.