Marcelino Miyares: Una bitácora cubana (CIX)
1-Apagón en Cuba, ¿se fundió Díaz-Canel?
La noticia que está dando la vuelta de todas las mesas de redacción reales o virtuales en el mundo es el desplome del sistema eléctrico de la Isla al punto de que los apagones ya son la “nueva normalidad”, y no mera excepción.
Se pregunta Rafaela Cruz, en Diario de Cuba: ¿Está el castrismo preparando el sacrificio del ‘presidente’ para apaciguar a los cubanos?
Destaca asimismo que “el castrismo rara vez remueve a alguien de su cargo solo por incapaz”. Lo cual es absolutamente cierto.
Otro dato importante sobre el porqué la estabilidad de muchos ineptos queda garantizada: si hubiera muchos cambios, se debilitaría la noción -repetida hasta saciedad- de que los problemas de Cuba son producto del “bloqueo”, o sea de enemigos en el exterior. La realidad, hoy cada vez más notoria, es que “los problemas en Cuba son internos, y que no se resuelven cambiando a algunos poderosos”; además si eso fuera así, la gente se preguntaría “si al que hay que quitar no es al que está en la cima de la pirámide de poder”. Una frase lapidaria de la analista:
“Al castrismo le importa más la estabilidad que la eficiencia”. Sigamos con la nota:
“Mientras el rey de Cuba continúa enrocado en sus paradisíacos cayos, la reina Díaz-Canel puede ser dada en ofrenda para apaciguar los demonios de una población, a falta de mejor descripción digamos que tan empingada, que en cualquier instante reedita un 11J jaque al régimen (…)
“las cosas siguieron su curso predecible en este bucle de empeoramiento continuo que habitamos: sin energía no se produce, si no se produce no se exporta, si no se exporta hay menos dólares, con menos dólares hay menos energía y vuelta a empezar, pero cada vez peor.
Esta desesperada coyuntura demanda medidas mayores y solo queda sacrificar a un Díaz-Canel que se ha ido, o mejor, lo han ido públicamente apagando al lado del fulgurante Manuel Marrero quien, de manera progresivamente notoria, cumple no solo sus funciones de jefe del Ejecutivo, haciendo que suceda aquello que quieren ellos allá arriba que nos suceda a nosotros aquí abajo, sino también funcionando como jefe de Estado, representando, dando la cara, explicando, asumiendo responsabilidad y protagonismo público. ¡Y lo hace mejor que Díaz-Canel!
El obeso coronel tiene carisma, tiene tabla, sabe majasear con el verbo y ser empático, la gente conecta mejor con su expresividad que con la cara pétrea de geisha sobremaquillada con la que Díaz-Canel lo mismo entrega un diploma que da la orden de combate.
El rey Castro II está tan viejo que no debe importarle mucho el largo plazo. Más que estrategias —como eso de no cambiar los cuadros con frecuencia— le importan las tácticas que de manera inmediata mantengan el poder y los cayos en sus manos. Sacrificar al «presidente» del país es una opción inteligente en las actuales circunstancias y, sin dudas, este «presidente» se ha ganado a pulso que le sacrifiquen, pues con su cenicienta personalidad ni como testaferro de Raúl ha sido bueno. (…)
Que los días de Díaz-Canel están contados es una certeza; el cuándo probablemente dependa de que lo estén manteniendo hasta el próximo evento masivo de protestas, para que en medio del brote de desespero popular su sustitución parezca un cambio de fondo y una esperanza de evolución. Lo dejarán ahí para que se coma el costo político de la revuelta, y su cabeza, más temprano que tarde, como la de Juan el Bautista, será servida en bandeja para apaciguar a unas masas que ya hayan sido bien sazonadas a tonfazos, gases lacrimógenos, horas de Humberto López y no pocas balas”.
2– Yoany Sánchez: ¿Cuánto más puede deteriorarse la situación en Cuba?
La pregunta de la periodista Yoani Sánchez en DW no podría ser más pertinente y válida. Luego de semanas, meses, años y décadas de retroceso, de desidia, de represión y de violencia, “la situación -social, política, económica- dentro de la Isla empeora, y el Gobierno no hace nada para aliviar las penurias del pueblo, al contrario”.
Ella también hace un señalamiento muy importante para ver cuáles pueden ser los escenarios futuros -y el futuro, ante semejante crisis, puede ser dentro de un año, o la semana próxima- que da mucho para pensar:
“El castrismo ha dado muestras de que los momentos de mayor carestía no son precisamente los escenarios que más atenten contra su poder.”
Mientras la realidad empeore más y más, el castrismo históricamente se ha endurecido (y lo mismo está ocurriendo, por estos días, en Venezuela, lo cual no puede sorprender a nadie.)
La “radicalización ideológica” crece “en la misma medida que la inflación y la desesperanza”, destaca la periodista:
Vista desde fuera, la crisis que experimentan los cubanos podría verse como la recta final de un modelo político y económico que terminará implosionando. Sin embargo, el castrismo ha dado muestras, a lo largo de seis décadas, de que los momentos de mayor carestía y desesperación no son precisamente los escenarios que más atenten contra su poder. Son, justamente, los períodos más difíciles para la gente de a pie los que aprovecha el régimen para dar una vuelta de tuerca a los controles y reforzar su discurso autoritario”.
Históricamente, los analistas le han dado al liderazgo castrista un rostro equivocado: cuando están contra las cuerdas, su reacción supuestamente será racional, responsable de ver cómo se reducen los problemas que enfrenta la población.
Una y otra vez, se han -nos hemos- equivocado. Porque un rostro racional es un rostro éticamente responsable, y de eso el castrismo siempre ha carecido.
“…en su lógica de sobrevivir a cualquier precio, la cúpula cubana considera que cualquier apertura será leída como debilidad y permitir un pequeño espacio de disenso podría fragilizar su autoridad. Los líderes del Partido Comunista están dispuestos a presenciar, desde sus cómodas butacas, la ruina nacional antes que reconocer públicamente su incapacidad para solucionar los problemas de la Isla y permitir la aparición de nuevos actores políticos. (…)
Habrá que ver cómo reacciona la gente ante un recrudecimiento de la crisis: lanzándose a las calles para cambiar el rumbo de la nación o lanzándose al mar para escapar de Cuba”.
3-Y sin embargo, en Cuba el dólar no se mueve
Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, nos ofrece uno de sus meritorios y certeros análisis de la realidad económica, partiendo de esta pregunta: En Cuba, el mercado cambiario lleva casi dos meses congelado. ¿Hasta cuándo?
En palabras de la analista, “Desde el pasado 5 de agosto el tipo de cambio en Cuba está congelado en 320 pesos por dólar, no porque el Gobierno lo ordenara, sino porque así lo está decidiendo la libre oferta y demanda en el volátil, ilegal y ocasionalmente perseguido mercado cambiario cubano”.
¿Cuál puede ser la razón?
Del lado de la oferta, está el hecho de que el turismo, que fuera siempre un generador fundamental de divisas, sigue estancado. Ya no haya qué hacer el Gobierno, pero los turistas siguen sin venir en las cifras históricamente acostumbradas. Ahora, con el recrudecimiento de la crisis energética, con los apagones, la llegada de turistas se hará aún más difícil.
Las remesas también están estancadas, incluso disminuyendo, porque
“muchos no desean recibir más que el dinero necesario para sobrevivir hasta encontrar como escapar de la Isla”.
Mientras que la demanda, está “claramente influenciada por la guerra del PCC contra el sector privado”. Sigamos con extractos del análisis:
No hay, por ende, incentivos para emprender. Menos aún, cuando lo único que crece es la incertidumbre.
En cualquier caso, que el mercado cambiario lleve casi dos meses congelado no significa que se hayan solucionado los desequilibrios de la economía cubana. Al contrario, estos continúan agudizándose pues el Gobierno se aferra a las mismas políticas económicas que nos han conducido a la debacle actual, supeditando la economía del país a sus intereses de poder, que requieren un pueblo pobre sometido a mecanismos extractivistas que alimentan una elite y sus cómplices… hasta que el perro se canse de las garrapatas.(…)
La economía estatal ni termina de morir ni permite que nazca algo nuevo, y los pocos dólares que obtiene el Gobierno los gasta el Gobierno mismo, así que nada aporta este al mercado cambiario.
Se pregunta entonces Cruz: ¿dónde está el límite de afrentas que puede aguantar este pueblo sin volver a lanzarse a la calle?
4-Pekín se cansó de esperar que el régimen de Cuba cambie a una economía de mercado
China canceló la compra de una cuota de azúcar anual a la Isla, cuyo Gobierno debe sumas millonarias a Huawei y Yutong.
Una nota publicada en Diario de Cuba que nos ofrece una información no tan usual: es común saber cómo las autocracias planetarias, un auténtico club del mal, se protegen entre sí, cooperan unos con otros, dan ayudas, e incluso dádivas.
En el caso de los comunistas chinos, a fin de cuentas, pragmáticos desde Den Xiao Ping, y que como bien dijera este señor, “no importa el color del gato, sólo que cace ratones”.
El asunto es que los chinos se cansaron de esperar de los castristas algún gesto de sensatez y de racionalidad económica. Mientras esperaban, el castrismo no solo no cazó ratones, sino que al gato lo tiene cada día más famélico y acabado. Pronto se lo comerán, por lo visto. Veamos extractos fundamentales de la nota:
“China se ha cansado de esperar que el régimen de Cuba haga cambios de mercado en su economía, por lo que los vínculos entre ambos países se han enfriado y acuerdos comerciales vigentes fueron cancelados, revelaron al diario Financial Times diplomáticos y funcionarios del gigante asiático.
De acuerdo con el reporte, si bien públicamente Pekín apoya el derecho de Cuba a elegir su propio camino de desarrollo económico, en privado los funcionarios chinos han instado durante mucho tiempo a pasar de una economía planificada verticalmente a un modelo más orientado al mercado, como en China. (…)
«Los cubanos ahora mismo están en una posición en la que necesitan caridad y no tienen mucho que ofrecer a cambio», dijo por su lado William LeoGrande, experto en Cuba y profesor de Políticas Públicas de la American University, en EEUU. (…)
Pekín sigue siendo el segundo socio comercial de La Habana, solo por detrás de Caracas. No obstante, La Habana debe «cientos de millones de dólares» a grandes empresas chinas, como Huawei y Yutong, que le suministraron vehículos, maquinarias y tecnología.
Financial Times reveló que, incluso, Pekín anuló el contrato de importación de azúcar de Cuba, una cuota anual de poco más de 400.000 toneladas que para La Habana era una prioridad. Mas, la caída de la producción azucarera de la Isla acabó con ese acuerdo.(…)
De hecho, hoy China es el segundo socio comercial de la región, solo por detrás de EEUU. Con varias de esas naciones Pekín tiene lo que denomina «asociaciones estratégicas integrales». Pero ello no abarca a Cuba.
El meollo del asunto es simple: China busca socios estratégicos, y el castrismo, sin vergüenzas de ningún tipo, solo busca caridad. Así ha sido siempre. Ya era hora de que los chinos se dieran cuenta.
4–Leonardo Padura: «En Cuba faltan comida, combustible y electricidad, pero sobre todo esperanza»
Andrés Seoane, en el diario ABC (Madrid), entrevista al escritor cubano, con motivo de la publicación de su obra más reciente, “Ir a La Habana”, descrita “como una autobiografía sentimental que recoge el alma de su ciudad y entreteje un demoledor alegato político de la decadencia de su país”. «En cuatro años han huido de la isla más de un millón de cubanos, el 10% de la población».
Es una obra que condensa muchos de los recuerdos más significativos para el autor, nacido en La Habana en 1955; es uno de sus libros más personales e íntimos, “una mezcla de autobiografía privada y profesional, relato de su educación sentimental y elogio de la que es su ciudad desde hace casi 70 años, que está tristemente entreverada del especial contexto político de una Cuba marcada, arquitectónica y moralmente por 65 años de Revolución”.
En palabras de Padura: este libro es un viaje a la semilla, a mis orígenes mantilleros y a mi conocimiento paulatino de la ciudad, y también un reflejo de que sigo viviendo en la misma casa donde nací, de que tengo todavía ahí a mi madre, a quien con sus casi 97 años, sigo consultando constantemente cosas que no tengo muy claras». (…) «Mi madre es una de esas fuentes que tenemos los escritores, que al final somos coleccionistas de memorias ajenas, para recordar todo aquello que se ha ido: personajes, lugares, épocas, anécdotas…».
Sigamos con la nota:
“En este recorrido temporal y sentimental por la ciudad de sus amores, Padura combina historias de época colonial o de La Habana de principios de siglo, «cuando quería ser la Niza del Caribe», con recuerdos de los años 50 -el Floridita de Hemingway, «que bebía uno tras otro daiquiris dobles sin azúcar, o el Tropicana de Nat King Cole- y las décadas posteriores bajo la férrea bota del comunismo. Barrios desaparecidos, como la populosa y colorida judería habanera comparten lugar con el hoy desnaturalizado Barrio Chino o con los lugares de correrías juveniles y universitarias del escritor en La Víbora -«de nombre venenoso y atmósfera siempre amable»- o El Vedado, el barrio que durante décadas aún mantuvo cierto pulso cultural, a pesar de que el cabaret Montmartre se convirtiera en el restaurante Moscú o de la decadencia de bares como el Pico Blanco, «último refugio de los músicos bohemios del filin habanero de los 50″.(…)
Algunos de esos extensos reportajes, incluidos en este libro, le servirían después para sus novelas del ex policía «asquerosamente habanero» Mario Conde -de las que también se incluyen reveladores fragmentos-, como su investigación del Barrio Chino, capital en La cola de la serpiente, el mundo del bolero de los 50 en La neblina del ayer o la boyante ciudad modernista de principios de siglo de Personas decentes. (…)
Hoy, Padura afirma:
«Estoy sufriendo un pertinaz proceso de invisibilización del régimen: no salgo en los periódicos ni en televisión, apenas me entrevistan. Hasta ahora siempre había pequeñas ediciones, pero mis tres últimas novelas no se han publicado por editoriales cubanas», explica el autor. «Afortunadamente, existen las redes sociales e internet, y también una práctica en la cual los cubanos estamos entrenados desde el siglo XVI: la piratería«, ironiza Padura, quien reconoce: «Es doloroso saber que en las librerías de cualquier país de lengua española puedes encontrar mis libros, menos en el mío«.
Este lamento se une a la oscuridad que acompaña los últimos capítulos de Ir a La Habana, que, como bromea Padura, podría cambiarse por «Irse de La Habana. Tras lo terribles que fueron los 90, donde todo el mundo pensaba que la solución era irse, ahora vivimos un momento todavía peor. Se está viviendo la mayor ola migratoria de la historia de Cuba. (…)
“Tiene claro el escritor que, si no se ha marchado ya, ahora no va a ir a ningún lado. Y que, aunque sea, como dice Conde «un nostálgico de mierda», va a seguir retratando La Habana como lleva haciendo casi cinco décadas. «¿Cómo va a ser en el futuro? Ni idea. Pero mientras pueda resistir, seguiré escribiendo «.-
5–Cuba, antes de Fidel: así era la isla antes del comunismo.
Quieromicubalibre – Instituto Juan de Mariana
Termino esta Bitácora con una excelente noticia. Una iniciativa a favor de la libertad de Cuba del Instituto Juan de Mariana, una institución independiente española dedicada a la divulgación e investigación, y centrada en la promoción de una sociedad abierta y una economía de mercado.
Constituido en 2005, de la mano de un grupo de jóvenes liberales españoles, su propósito es participar en los asuntos y debates públicos para promover la reflexión crítica, la defensa del individuo y la protección de la economía de mercado como pilares de prosperidad, desarrollo y bienestar personal y social.
Un nuevo proyecto se llama “Quiero mi Cuba Libre”, y en este enlace se puede ver información detallada sobre el mismo:
Y el enlace a una de los primeros ensayos: “Cuba, antes de Fidel: así era la isla antes del comunismo”.
https://americanuestra.com/wp-admin/post.php?post=64758&action=edit&classic-editor
Ojalá sigan surgiendo nuevas iniciativas similares en todo el mundo.
Marcelino Miyares, 23 de octubre 2024.