Marcelino Miyares: Una Bitácora cubana (CX)
1-Camila Acosta: La intolerancia ante los mitos y las mentiras
Pasan los años y por desgracia se mantiene en algunos medios de comunicación y en periodistas y analistas la desgraciada costumbre de defender a la dictadura castrista.
Un caso reciente le ocurrió a la aguerrida periodista cubana Camila Acosta, a quien, en un programa dominicano, le intentaron rebatir que en la Isla hubiese una dictadura, asegurando que el país era “un referente para la región en muchos aspectos”.
Lo reseña Luis Cino, en Cubanet, quien destaca que “Hace unos días, el intento de los presentadores del programa de televisión dominicano El Show del mediodía de opacar y rebatir los argumentos de la periodista independiente cubana Camila Acosta volvió a poner de manifiesto el terco deslumbramiento y consiguiente complicidad de cierta prensa internacional por el castrismo, a pesar de todas las evidencias en su contra”.
“Camila Acosta había sido invitada a participar en el programa para entrevistarla sobre la situación en Cuba luego del colapso del sistema energético nacional y el paso del huracán Oscar por el extremo oriental del país. Pero uno de los presentadores interrumpió a Camila, rebatiéndole que en Cuba hubiese una dictadura, poniendo en duda sus explicaciones y asegurando que Cuba era “un referente para la región en muchos aspectos”, entre ellos, la prevención de desastres. Y unos minutos después la silenciaron, alegando que el segmento había concluido.
Refiere Camila Acosta: “Aun así, llegué a dejar claro que en Cuba hay una dictadura criminal, que no es referente de nada bueno, que el pueblo cubano vive sin libertad y en la total miseria y que, por ello, era una falta de respeto afirmar que se debía reconocer que el Gobierno también ha hecho cosas buenas”.
Sin lugar a dudas, la periodista mostró una actitud firme y digna. Bien afirma Luis Cino: “Se enorgullece uno de ser su colega en CubaNet”.
Por desgracia, gente así, como el entrevistador dominicano, todavía abunda, en especial en estas tierras latinoamericanas, que tienen fija, cristalizada, la imagen de monstruos como los Castro y el Che Guevara como si fueran héroes. Dice Cino también:
“Si en algo ha sido exitoso el castrismo, además de en la represión, es en la propaganda, el marketing político para presentarse ante el mundo –aunque esté matando de hambre a los cubanos– como abanderado de la justicia social”.
Todo ello forma parte de ese subdesarrollo cultural que nos acompaña a la región desde los tiempos de las independencias, y que ya va siendo hora que sea sacudido de las conciencias y memorias históricas del continente.
2– ¿Qué sucede en Cuba?
Se pregunta el excanciller mexicano Jorge Castañeda, en nota publicada en El Universal (México), y en Reporte Católico Laico (Caracas).
En tónica parecida a la nota anterior, Señala Castañeda que
“A nadie debe extrañar que la dictadura cubana culpe al “bloqueo” estadounidense por el apagón generalizado que duró casi cuatro días en la isla y que no ha terminado. Tampoco puede sorprendernos que el órgano oficial de la 4T mexicana, es decir, La Jornada, haga lo mismo. Y si uno de estos días algún vocero del gobierno mexicano también responsabiliza a Washington del naufragio de la economía y sociedad cubanas, no habrá por qué asombrarse ante tales aberraciones. Pero nada de eso explica lo que sucede en Cuba”.
Porque para esos órganos y figuras de la mentalmente subdesarrollada izquierda latinoamericana la realidad está congelada: los comunistas y sus fieles “compañeros de viaje” serán siempre los justos, las víctimas del coloso del norte. Su odio a los Estados Unidos es ya un tic nervioso.
Castañeda describe muy bien la realidad:
“Todos los que quieren saberlo entienden que no hay tal “bloqueo”. Desde 1961, Estados Unidos ha prohibido el comercio de bienes, servicios y financiamiento entre ese país y Cuba. En los años ‘90 dicho embargo, originalmente un decreto presidencial, se transformó en un acto del Congreso, que solo puede ser derogado por el poder legislativo. No obstante, la ley permite compras cubanas de múltiples productos norteamericanos, sobre todo alimentos y medicinas, al grado que, como lo señala Rubén Cortés, el comercio isleño con Estados Unidos supera el de La Habana con México. Asimismo, Cuba puede comerciar con el resto del mundo, entre países ricos —Europa, Canadá, Japón— y amigos —Brasil, Venezuela, Rusia y China. Hay tanto intercambio con Estados Unidos, que los cubanos de la nomenklatura compran huevos orgánicos por internet a empresas estadounidenses en Miami que los entregan dos días después. Huelga decir que, en Cuba, junto con las demás escaseces de todo, no hay huevos”.
Recuerda Castañeda que
“Cuba consume unos 120 mil barriles diarios de crudo, y produce unos 40 mil. Los 80 mil barriles diarios restantes provenían, a partir del año 2000, de la Venezuela de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, a cambio de médicos, instructores de educación física y agentes de seguridad e inteligencia cubanos. Solo que, en los últimos tiempos, el suministro venezolano se redujo casi a la mitad. México y Rusia absorbieron el déficit, en ambos casos, probablemente, gratis.
Pero también por razones indescifrables con información pública, tanto México —que surtía unos 20 mil barriles diarios— como Rusia —otros 30 mil— dejaron de hacerlo, o redujeron su aporte en tiempos recientes. Lo cual abre varias interrogantes.
En primer lugar, ¿por qué Cuba no adquiere crudo con sus amigos exportadores, como Brasil, Colombia, Angola, o Irán, o con proveedores neutros, como los demás del Golfo Pérsico? Petróleo sobra en el mundo hoy, a precios elevados, ciertamente, pero menores que en otros momentos. La respuesta es muy sencilla: La Habana no tiene con qué pagar sus compras, y nadie le vende a crédito, porque nunca pagan sus deudas (son peores que los argentinos). De allí una segunda pregunta: ¿Por qué no pueden pagar su combustible para generar electricidad? Por una sencilla razón: no tienen dinero, porque no producen nada exportable, el turismo se desplomó desde la pandemia, las remesas de Miami han disminuido, y el envío de “médicos” a otros países —antes la principal fuente de divisas— también ha caído. Para dar un ejemplo, la zafra de azúcar este año fue de apenas 850 mil toneladas, la décima parte de la famosa y fracasada zafra de los diez millones de 1970 de Fidel Castro. Obvio en ese año, también había embargo estadounidense, y se dislocó por completo la economía cubana, pero “sí se pudo”. Cuba hoy no tiene divisas porque no tiene con qué conseguirlas”.
El castrismo es desde hace décadas conocido y reconocido como el régimen más maula de la historia latinoamericana.
3 – Trump puede hacer historia en Cuba
Ha llegado un nuevo Gobierno en los EEUU. Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, toca un tema fundamental: ¿qué se necesita para que Cuba sea por fin libre?
Una afirmación muy sensata es que “las penurias pueden activar explosiones puntuales, pero estas serán fácilmente controlables mediante represión y el alivio temporal de las condiciones de vida. Se precisa algo más para movilizar a los cubanos”.
Cruz se hace otra pregunta muy importante:
¿Por qué 65 años acumulando miseria, represión y muerte no han sido suficientes para que el castrismo alcance el estatus de paria internacional del que «disfruta» hoy el chavismo?
Es un hecho evidente que la tiranía venezolana es vista por el mundo de manera distinta a la forma en que se ha visto y se sigue viendo la dictadura castrista. Luego de una luna de miel inicial, en los primeros años de Hugo Chávez, donde muchos Gobiernos, incluso democráticos y especialmente los socialistas, lo veían como un nuevo redentor de la causa que fundara en el siglo XIX Carlos Marx, sobre todo con Maduro las percepciones han cambiado drásticamente. Dice Cruz:
“Chavismo y castrismo son percibidos y tratados de manera diferente por la comunidad internacional, no porque sean esencialmente distintos, pues solo una miopía malintencionada impide ver el similar grado de criminalidad de ambos gobiernos, sino porque mientras en Venezuela, gracias a la oposición popular, el chavismo ha tenido que quitarse la máscara «social» tras la que escondía su tiranía, en Cuba el disfraz permanece medianamente intacto… sobre todo para quienes por conveniencia ideológica no quieren mirar al monstruo a los ojos.
El diferenciado trato internacional, entonces, se debe a que Hugo Chávez y sus cómplices, aunque lo intentaron, no pudieron desarticular totalmente la propiedad privada, y eso ha permitido cierta autonomía cívica que, aun bajo severa represión, ofrece batalla al régimen, obligándolo a descubrir su verdadera naturaleza.
En Cuba, sin embargo, gracias principalmente al soporte soviético, pero también por una mezcla de inexperiencia histórica popular y magnetismo de Fidel Castro, en pocos años se erradicó la propiedad privada —más bien se privatizó todo en Fidel mismo— deconstruyéndose así una sociedad y rearmándola en órganos verticales de soporte al sistema que aún hoy impiden que fructifique una oposición organizada.
Esta falta de una confrontación popular a gran escala en Cuba que fuerce al régimen a mostrar su espíritu tiránico, de modo tal que nadie dentro del concierto de las naciones pueda negar que el castrismo es una dictadura perversa e ilegítima, provoca que, aunque se sepa lo que en la Isla sucede, muchos gobiernos no tengan argumentos para tratar al castrismo como al parásito que es —por ejemplo, Europa—, mientras otros tienen coartada para, sin importarles los crímenes del régimen, acercarse y ayudarle a sobrevivir, como está haciendo México.
El hecho es que el régimen ha logrado con éxito combinar un fuerte adoctrinamiento inicial, la propaganda de apoyo internacional amplio contra el “Goliat” del Norte, con la extrema dificultad de aislar al castrismo, y con el permanente uso de la represión y la violencia para impedir acciones colectivas de parte de una sociedad civil muy débil, casi inexistente.
¿Qué propone Cruz como posibilidad de acciones de parte del próximo Gobierno norteamericano?
“Sin levantar el embargo e incluso aumentando la presión —frenar la migración hacia Estados Unidos; impedir el envío de dólares y, a cambio, facilitar la paquetería—, es decir, manteniendo el palo, debe además ofrecerse una zanahoria, y es ahí donde Donald Trump, con su control del Ejecutivo, del Legislativo y del Judicial, puede ejercer su conocida originalidad e imprevisibilidad en política internacional y ganarse un lugar en la historia, cambiando las que han sido hasta ahora las reglas del conflicto entre los gobiernos democráticos de Estados Unidos y la banda criminal que secuestró una isla y mantiene a su pueblo como rehén.
Zanahoria: incentivos dirigidos al pueblo con el propósito de reducir fuertemente la incertidumbre de lo que será la Cuba postcastro. Ofrecer una imagen nítida de cómo se mejoraría y cuáles serían las herramientas específicas para que Cuba transite hacia la democracia sin sufrir un cataclismo social y económico que empeore la situación actual.
Los cubanos deben creer, interiorizar, que no se alzan, no protestan solo para oponerse a la opresión que los mantiene en oprobiosa miseria, sino que lo hacen por un futuro mejor posible y real para ellos mismos y sus hijos. (…)
La zanahoria, en líneas generales, debe ser un plan de soporte vital en la transición y apoyo e impulso para la economía y la democracia en la Isla: Extrema flexibilidad migratoria, asesoramientos en diversos campos, ayudas monetarias, préstamos directos, inversiones, acceso a organismos multilaterales de crédito con el aval de Washington, acceso al mercado norteamericano y eliminación total del embargo, ayudas directas de medicinas, alimentos, conectividad, transporte y un plan de fomento similar al Marshall.
Si se combina el palo y la zanahoria con una puerta de salida para el régimen —garantías de un escape ileso bien remunerado para figuras clave, y paz social sin revanchismos para el resto del castrismo—, estarían mejor que nunca antes configurados los incentivos para romper el nudo gordiano que mantiene atados a tantos millones de cubanos en tantas orillas, aun sin saberlo, y a algunos incluso negándolo.
El futuro de Cuba está en manos cubanas, pero si los fuertes brazos mambises necesitaron de la poderosa mano del norte, ¿por qué no íbamos hoy nosotros a desear la ayuda del presidente 47 de los Estados Unidos, si él quisiera hacer historia con nosotros? La oportunidad está ahí”.
4 – Yotuel Romero: «Cuba está abandonada por la opinión mundial. Nos gustaría oír un: ‘Estamos con ustedes’»
En onda similar a la de Cruz, en entrevista al medio hispano “XLSemanal”, el músico Yotuel Romero exige mayor solidaridad, mientras habla sobre una película-documental que cuenta cómo, en 2021, se gestó la canción Patria y vida, dando la vuelta al lema «Patria o muerte, ¡venceremos!», acuñado en 1960 por Fidel Castro. Afirma Romero:
Patria y vida inyectó de vida a una nación entera; pero, sobre todo, logró sepultar ese «Patria o muerte» egocéntrico y sectario que solo ofrecía un «o tú o yo», para decirles a los cubanos que podemos ser «tú y yo».
El 11 de julio de 2021, el pueblo cubano salió a la calle y el mundo escuchó la canción. El sueño de libertad parecía real…
Sí pero somos un pueblo abandonado por la opinión mundial, que es lo que muestra esta película. Pero el cubano sabe que se liberará, aunque nos gustaría sentir esa mano en la espalda que nos dijera: «Estamos con ustedes» .(…)
Absolutamente cierto.
5– Corzo: El castro chavismo es antisemita
Pedro Corzo, en Reporte Católico Laico, denuncia una característica fundamental de los actuales regímenes que se denominan “socialistas”, en especial los de Cuba y Venezuela: un antisemitismo sin vergüenza de ningún tipo. Sus argumentos fundamentales a continuación:
“Los dirigentes de ese coctel de represión e ineficiencia que conocemos como castrochavismo, son por naturaleza antisemitas. Sienten repulsión ante el estado judío y sus ciudadanos, practicando un activismo cómplice con agrupaciones terroristas como Hamas y Hezbollah y sosteniendo con el padrino de estos, Irán, una relación estrecha.
Considero el odio de estos sujetos y organizaciones hacia Israel, más que razonables. La nación judía es promotora de la democracia y el Estado de derecho, defensora de libertades civiles y religiosas lo que choca directamente con las propuestas de gobiernos asociados al castro chavismo que tienen a la teocracia iraní como su modelo.
Israel, sin ser un estado perfecto, es una herejía sociopolítica para la mentalidad de estos sumisos, máxime, si es comparado con el estado de Irán.
Quizás el más conspicuo de estos caciques en sus ataques a los judíos fue Hugo Chávez, quien en la víspera de la Navidad del 2006 declaro,” el mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de aquellos que crucificaron a Cristo, se adueñaron de las riquezas del mundo”, ratificado en gran medida por su sucesor Nicolas Maduro, quien declaró que “Los sionistas controlan el mundo» y que los judíos estaban detrás de las protestas de la oposición a su autocracia.
Cierto, que, al parecer, son gobiernos como los de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia los enemigos acérrimos de Israel en el continente, pero debemos sumar a la Colombia de Gustavo Petro que rompió relaciones con Tel Aviv por los ataques a Gaza sin condenar las abominaciones de Hamas del 7 de octubre de 2023 como hizo el presidente de Chile, Gabriel Boric, que rechazó la ofensiva de Israel en la franja de Gaza y los crímenes en sitios como el kibutz Be’eri, cometidos por terroristas palestinos.
Aunque Fidel Castro, el alquimista que junto a Luis Inacio Lula da Silva inventó el castro chavismo, nunca se confesó antisemita, es evidente que el odio mezclado con envidia que sentía hacia Estados Unidos y su profundo rechazo a la democracia, lo condujeron a actuar contra el Estado de Israel desarrollando estrechas alianzas con naciones árabes.
En 1973, en Argelia, durante una cumbre del Movimiento de los Países No Alineados, Castro anunció que romperían relaciones diplomáticas con Israel y en octubre de ese año ayudó a Egipto y a Siria en la guerra de Yom Kippur, enviando tropas y equipos a este último país (…)
Como hemos querido destacar en las diversas notas de esta entrega, siempre aparece por desgracia, para favorecer estas monstruosidades, la sombra antinorteamericana, que tantos líderes latinoamericanos, incluso democráticos, han irresponsablemente asumido a lo largo de la historia, favoreciendo con ellos a los Gobiernos castrochavistas…
Marcelino Miyares, Miami, 23 de noviembre 2024.