Una Bitácora Cubana (XII)
Estamos llegando, a Dios gracias, amigos lectores, a un año de bitácoras, con esta nota, la número XII. Mucho ha ocurrido en estos doce meses, pero creo que nadie se habría imaginado lo sucedido en las recientes elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Comencemos por allí, y las posibles implicaciones para las relaciones Cuba-EEUU. En todo caso, Donald Trump es el décimo segundo presidente norteamericano desde que el castrismo llegó al poder: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo, Obama y Trump.
1-Raúl Castro, como mandan los cánones diplomáticos (con los que el régimen cumple solo cuando le conviene) felicitó a Donald Trump por su triunfo. Pero casi de inmediato anunció una serie de maniobras militares, como advirtiendo que si la nueva administración norteamericana estuviera dispuesta a retroceder el reloj a los tiempos previos a la distensión acordada con el gobierno de Barack Obama, Cuba “regresará a las barricadas ideológicas” –según nota de Juan Jesús Aznárez, en El País de Madrid (“Maniobras Militares y Políticas en Cuba”).
En realidad, los Castro no han abandonado las “barricadas ideológicas”. Simplemente les habían dado vacaciones, viendo de qué manera podían manejar ventajosamente los aires de cambio en las relaciones con el vecino del Norte y prever qué hacer ante el derrumbe, cada día más evidente, del chavismo.
Como siempre en estos casos, el régimen está a la espera, preparando una vieja estrategia que desempolvan cada cierto tiempo: si regresa la confrontación, dirán que es culpa de Trump. Cosa que por lo visto al empresario no debe quitarle mucho el sueño. Es posible pensar que los recientemente reelectos parlamentarios cubano-norteamericanos, miembros del partido Republicano, quizá tendrán algo que decir al respecto de las nuevas relaciones.
Un cambio brusco afectaría no solo una serie de nexos establecidos en estos últimos dos años, sobre todo de tipo económico; sino que asimismo influiría en los gobiernos latinoamericanos, históricamente sensibles a cualquier decisión del gobierno norteamericano hacia Cuba. Es una realidad, lamentable sin duda, de que muchos de los actuales demócratas de la región cuando le tocan el tema cubano se transforman. Por razones que van más allá incluso de la política, para caer en los terrenos de la psicología y de la historia, se colocan las chaquetas “anti-imperialistas” y miran para otro lado cuando se toca el tema de la situación real en la isla.
Es probable que Trump decida ver primero cómo funcionan los canales de comunicación con los gobernantes cubanos, y se tome su tiempo para decidir si anulará todos los decretos del ejecutivo previo sobre la ampliación comercial, los intercambios y los viajes a la isla. No hay que olvidar que hay muchos intereses económicos privados, vinculados con los republicanos, que estarían interesados en expandir sus negocios en Cuba. ¿Acaso el propio Trump no estudió la posibilidad de invertir allí?
Pedro Campos, en 14ymedio (“Con Trump, el fidelismo debe de estar contento y el pueblo cubano, expectante”), apunta en esa dirección: “La visión de la política como negocio puede marcar muchos aspectos de las relaciones exteriores, la cual podría ser más pragmática y menos ideologizada”.
¿Y sobre las posturas al interno del gobierno cubano? “Los fidelistas que hicieron todo lo posible por obstaculizar el acercamiento protagonizado por el anterior Gobierno deben de estar de fiesta hasta que despierten del encantamiento y otras políticas empiecen a apretarles los zapatos. Los militares pragmáticos y las corrientes que vieron en la nueva política de Obama una oportunidad para mejorar las cosas en Cuba, deben de estarse lamentando de no haber hecho más para favorecer el acercamiento.”
También habrá que esperar que papel jugará el Vaticano en este nuevo escenario, habiendo sido en el pasado reciente un actor fundamental en el acercamiento Castro-Obama.
Pero todo ello no cambia un dato fundamental: el cambio en Cuba lo haremos los cubanos, está en nuestras manos, mentes y voluntades avanzar hasta lograrlo.
2- En nota publicada en Cubaencuentro (“Desfile después de la batalla”), Alejandro Armengol comenta sobre el retorno a la Plaza de la Revolución, el próximo 2 de diciembre, de un desfile de tropas y tanques, “como parte del empeño, por parte del gobierno cubano, de perpetuar el pasado”.
Como decíamos arriba, esa es la especialidad del muy pavloviano régimen cubano: buscar en el baúl de tretas ya usadas la que le sirva para cada coyuntura, desempolvarla y lanzarla a la arena como si fuera toda una novedad. La mirada del régimen siempre es por el espejo retrovisor.
La “atmósfera del ambiente de guerra”, a la expectativa del nuevo gobierno de EEUU, busca explicar una política represiva que en realidad nunca ha sido abandonada, solo ha cambiado el volumen e intensidad de la misma en función del fin supremo de mantenerse en el poder como sea.
Nos recuerda Armengol que “En pleno proceso de sucesión en Cuba, se llevó a cabo un desfile militar por el 50 aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el 2 de diciembre de 2006. En aquella ocasión, junto a los tres comandantes de la revolución sobrevivientes (uno, Juan Almeida, ya falleció), Raúl Castro pasó revista a las tropas. El rodearse de los “históricos” cumplió el fin de mostrar a Cuba y al mundo la única prueba de legitimidad que consideraba necesaria para asumir el poder, y no hizo más que repetir un gesto —y un principio— asumido muchos años antes por el dictador español Francisco Franco. Lo que vimos aquella mañana de domingo de 2006 fue una prueba de la “legitimidad de origen” del régimen castrista.”
“Sin embargo, durante la dictadura franquista —y con el caudillo en pleno dominio del mando— fue necesario superar la etapa de la “legitimidad de origen” para dar paso a la “legitimidad de ejercicio”, marcada por la promesa de una prosperidad alcanzada mediante la inversión extranjera y una liberalización económica que pretendió prescindir de sus equivalentes políticos, sociales y culturales.
En Cuba los tecnócratas siguen esperando su momento, ya que, si a Raúl Castro ayer le bastó un saludo militar, para reclamar que quienes hicieron la revolución en las montañas orientales proseguirían al mando, incluso tras la desaparición de su hermano Fidel (que entonces se creía inminente), 12 años después ha demostrado ser incapaz de lograr que el país avance en el desarrollo económico, y hoy continúa reclamando el gobernar por derecho de origen.”
Por supuesto que toda esa parafernalia no es tema primordial para el ciudadano cubano, que recibe un mensaje de estabilidad que da pena: todo va bien, pero las cifras económicas siguen descendiendo.
3- Roberto Álvarez Quiñones, en “Diario de Cuba”, publica esta nota (“Ahorcarse por la cintura”), que comienza con esta graciosa anécdota:
“Hace más de 20 años un amigo y colega me dijo en La Habana algo tan gráfico para describir la realidad y los reiterados llamados del régimen a la austeridad, que nunca se me ha olvidado: “Chico, si seguimos apretándonos el cinturón nos vamos a ahorcar por la cintura”.
Porque el hecho es que los hermanos Castro anuncian tiempos huracanados en materia de austeridad, ante el más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Según la ONEI, el “superávit comercial” cayó en 1.600 millones de dólares, las exportaciones cubanas de bienes y servicios disminuyeron en 2.900 millones de $, y las importaciones en 1.300 millones (la culpa es claro, de los bajos precios de las materias primas y la crisis venezolana, como si lo primero no se pudiera prever, y los vecinos del sur estuvieran obligados a mantener al régimen).
Falta por anunciarse el resultado de la balanza comercial que sin duda alguna será negativo.
Sin embargo, nos recuerda el articulista que las cifras deben ser peores, porque “todas esas estadísticas han sido infladas con trucos contables. Para empezar, jamás desde que en 1961 Fidel Castro proclamó el carácter comunista de “su” revolución Cuba ha registrado superávit en su balanza comercial, salvo un excedente casi simbólico de 10 millones de dólares en 1974. Es decir, en 54 años de comunismo declarado, hasta 2015, Cuba ha registrado 53 déficits en su comercio internacional y un micro-superávit”.
Y ello ocurre así porque “en una economía centralmente planificada, los recursos tecnológicos y de capital importados no se aprovechan, hay despilfarro, negligencia burocrática, decisiones erróneas, robos masivos en las fábricas, una bajísima productividad e ineficiencia laboral generalizada, al punto de que ahora se importan obreros de la India.”
Y esos obreros importados cobran mucho más que sus similares cubanos, sometidos estos últimos al ya conocido régimen de esclavitud laboral, así trabajen para una empresa extranjera.
Continúa la nota: “Hoy Cuba exporta menos bienes que a mediados del siglo XX y se concentra en cuatro productos básicos: níquel, azúcar, tabaco, ron, y productos farmacéuticos (16% del total).
¿Cómo entonces el régimen castrista informa (…) que exportó en 2015 bienes y servicios por valor de casi 15.000 millones de dólares?
Es sencillo. Desde hace años los Castro tienen ubicados en Venezuela miles de médicos y técnicos de todo tipo (incluyendo generales, coroneles, oficiales de inteligencia y contrainteligencia). Con su incontinencia verbal, el propio Chávez reveló que había en Venezuela 44.000 médicos y enfermeros cubanos. En Brasil hasta hace un mes había otros 11.400 médicos cubanos, y también los hay en otros 64 países.”
“A esos miles de galenos y técnicos la dictadura castrista les confisca el 75% de sus salarios. Algo nunca visto en la historia moderna. Ese dinero robado como si fuesen esclavos propiedad del Estado el régimen militar lo contabiliza como exportación de servicios, por un monto que supera los 11.000 millones de dólares anuales como promedio.”
“Los Castro reexportan una parte del petróleo que de hecho le regala Venezuela, y que hasta hace un año no bajaba de 36 millones de barriles de crudo al año. Es decir, Cuba exporta un bien que no se produjo en el país, que no le costó un centavo, ni aparece en su PIB”.
“Las verdaderas exportaciones de Cuba en 2015 fueron las de bienes y ascendieron a solo 3.900 millones de dólares, como reportó la propia ONEI a principios de 2016. Eso es menos de la mitad de los 9.898 millones dólares que exportó República Dominicana, un país mucho más pequeño y cuyo PIB era siete veces más bajo que el cubano antes del castrismo”.
Como se dice en la nota, el gobierno espera que la ciudadanía se “apriete todavía más el cinturón”. Increíble.
4- Por otra parte, en 14ymedio se publicó una nota de la agencia EFE en la cual se destaca que “Cuba cerrará el 2016 con un nuevo récord de trabajadores por cuenta propia”.
“El número de trabajadores por cuenta propia en Cuba sumó 522.855 al cierre de septiembre pasado, lo que supone la incorporación de 15.513 personas al sector en el último semestre y un aumento de casi 24.000 respecto al total de 2015, según datos oficiales difundidos este viernes en la prensa estatal.”
“La cifra de trabajadores autónomos ha mantenido un crecimiento sostenido desde que en 2011 el Gobierno de Raúl Castro amplió los espacios al sector privado para impulsar la economía de la Isla y compensar la supresión progresiva de 500.000 empleos estatales entre ese año y 2015”.
“En 2012 los cuentapropistas sumaron 404.600, cifra que se incrementó al año siguiente hasta los 424.300 y subió al cierre de 2014 a 483.400, publicó este viernes el diario Granma con datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.”
“El 65% de los trabajadores por cuenta propia se concentra en las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, y el 11% se dedica al sector gastronómico, en el que trabajan 58.993 personas.”
“La ampliación del trabajo privado es una de las principales reformas del Gobierno del Raúl Castro para “actualizar” el modelo económico socialista de Cuba, donde en la actualidad los “cuentapropistas” pueden desempeñar 200 tipos de actividad laboral.”
Más allá de la exactitud de las cuentas oficiales, es un hecho que el crecimiento del trabajo no directo con el Estado sigue imparable, lo cual no puede sino ser visto como una buena noticia.
5- Dos notas distintas ponen la lupa sobre varias características fundamentales del régimen:
En el diario español ABC se destaca una nota de la agencia EFE que “Un juez de Estados Unidos insta a Cuba a pagar 166 millones de dólares a víctimas de las FARC”.
Las víctimas son tres ciudadanos norteamericanos secuestrados durante más de cinco años, y torturados por los terroristas de las FARC, y los familiares de un cuarto, ya fallecido.
El magistrado acusa a los Castro de colaborar con la guerrilla, facilitar el tráfico de drogas y el entrenamiento en Venezuela de terroristas, debido a su cercanía con el actual régimen venezolano.
No es algo que no se sepa, y obviamente el régimen jamás se dará por enterado y mucho menos pagará, pero es bueno que se sigan publicando y aireando estos hechos, a ver si por suerte el liderazgo democrático latinoamericano lee estas notas y se entera de cuál es la realidad de la situación.
Y José Gabriel Barrenechea, en 14ymedio, destaca una decisión reciente del gobierno chileno, que “muestra la excepcionalidad cubana en el hemisferio”.
¿Cuál fue la decisión chilena? Eximir definitivamente de la justicia militar todas las causas en que se vean involucrados civiles, pasándolas a la justicia civil.
“La nueva ley restringe la competencia de los tribunales militares de modo que “en ningún caso, los civiles y los menores de edad, que revistan la calidad de víctimas o de imputados estarán sujetos a la competencia de los tribunales militares”. O lo que es lo mismo, de ahora en adelante los tribunales militares chilenos no solo no podrán juzgar a civiles imputados en algún crimen, sino que, y esto es lo más importante, las denuncias de civiles contra militares deberán ser atendidas solo por los tribunales ordinarios de ese país.”
“Con este paso de Chile, en las Américas solo en Cuba se mantiene la práctica jurídica de que los civiles, para denunciar delitos en su contra de parte de militares o policías, deben dirigirse a una “fiscalía militar”, y que el caso sea atendido en un tribunal castrense que en la mayoría de los casos no permite ni tan siquiera la presencia del civil querellante en el juicio correspondiente.”
6- Por último, al momento de escribir esta nota me encuentro en España, asistiendo a los siguientes eventos: En primer lugar, una mesa redonda en Pamplona, en la Universidad de Navarra, “Estados Unidos tras las elecciones”, que se realizó el pasado lunes 21 de noviembre, y este jueves 24, en Madrid, un conversatorio organizado por “Goberna” sobre “las relaciones Cuba-EEUU”.
Ambos eventos serán publicados por diversas redes sociales.
Marcelino Miyares, Madrid, 23 de noviembre de 2016.