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Marcelino Miyares: Una Bitácora Cubana (XLV)

 

1 – Esta Bitácora del verano comienza con una reciente afirmación de la Viceministra de Educación Superior, Martha del Carmen Mesa Valenciano, publicada en 14ymedio, en la cual señala con contundencia totalitaria, que “los profesores deben ser activistas de la política revolucionaria” (del Partido Comunista de Cuba, claro). Ni siquiera es una mera declaración surgida al calor de una entrevista, sino que ha sido algo bien pensado y meditado: es parte de un texto publicado en la página oficial del MES (Ministerio de Educación Superior).

Esto ocurre, nos recuerda 14ymedio, pocas semanas después del despido de la profesora Omara Ruiz Urquiola, que movió mucho la indignación social en las redes, caso que menciona la viceministra, sin indicar el nombre de la “indiciada”. Aclara la funcionaria: «Se es profesor universitario para enseñar la crítica oportuna, constructiva, aportadora, de apoyo y de construir juntos una mejor sociedad», pero, tengamos claro que «los procedimientos erróneos, las malas acciones de cuadros, de funcionarios, de dirigentes hay que combatirlas» pero sin confundir estas críticas «con irrespeto ni con posiciones contrarias” a los “principios revolucionarios».

¿Qué le faltaba a la señora para expresar sin duda alguna su lealtad al partido, vale decir al castrismo, y su actual representante en el poder ejecutivo, Miguel Díaz-Canel? Pues lo obvio: citar a Fidel Castro. Usa una frase del tirano fallecido “en la que éste define al educador como «un activista de la política revolucionaria» del Partido y un defensor de la ideología. Mesa Valenciano agrega a la cita que quien no se sienta así «debe renunciar a ser profesor universitario» en la Isla”.

En Facebook el profesor universitario y periodista José Raúl Gallego (quien fuera expulsado de su cargo en la Universidad de Camagüey) afirma que «Esto lo está diciendo una viceministra de Educación Superior en Cuba, pero además, lo publica la página oficial de esa institución. La universidad cubana demeritando los derechos humanos”.

Como se indica en la nota de 14ymedio:

«La casa de altos estudios cubana ha sido blanco de críticas por la expulsión de estudiantes y profesores debido a cuestiones políticas. En junio de 2017 la profesora y filóloga, Dalila Rodríguez, fue expulsada de la Universidad Central de Las Villas y quedó inhabilitada por su cercanía con grupos que promueven la libertad religiosa.

De la misma Universidad fue expulsada pocos días después la estudiante de periodismo Karla Pérez González, tras ser acusada de pertenecer al Movimiento Somos+ y «tener una estrategia desde el inicio del curso para subvertir a los jóvenes». Su caso despertó una ola de indignación y a su favor se pronunciaron también voces oficialistas como el cantautor Silvio Rodríguez, quien escribió en su blog: «Qué brutos somos, coño, y pasan décadas y no aprendemos»»

Y pensar que todavía hay personas fuera de Cuba que cuando declaran sobre la Isla en tono de crítica, agregan casi como un tic nervioso que “sin embargo, hay que reconocer los avances logrados en educación”.

Todo un logro del comunismo a la cubana: que incluso la crítica tenga un germen positivo, que no todo sea aparentemente malo o negativo. O sea que el totalitarismo no es tal. No solo sirven al régimen, sino que muestran una ignorancia clara: Cuba era, antes del castrismo, una sociedad con grandes avances en educación, superiores a los de la mayoría de países latinoamericanos e incluso allende los mares.

En realidad, desde el día uno de la llegada del castrismo, la educación cubana ha vivido su propio “periodo especial”. No es una educación para formar seres autónomos, por ende con capacidad de ser libres, sino individuos atomizados, esclavos al servicio del Estado. Ahí está el caso horroroso de las misiones de médicos al exterior.

 

2- Las elecciones en Cuba deben ser de las más extrañas del planeta: En nota de Reinaldo Escobar (14ymedio), se nos recuerda que A menos de 60 días de conocer los nombres de los responsables del país, no hay debates, ni encuestas, ni entusiasmo”. Que el ambiente electoral está “gélido”. En pleno verano caribeño, nada menos.

“A menos de 60 días para que la Asamblea Nacional del Poder Popular elija al presidente y al vicepresidente de la República. En el mismo acto serán elegidos también los tres máximos cargos del Parlamento -presidente, vicepresidente y secretario- y los demás miembros del Consejo de Estado.

De esa forma se cumplirá la segunda disposición transitoria de la actual Constitución, que dio un plazo de tres meses a partir de la aprobación de la Ley Electoral, para que el Parlamento eligiera estos cargos entre sus diputados.

«¿Y qué dicen las encuestas?«, pregunta el chistoso.

Esta es la interrogante que se formulan los politólogos en la mayoría de los países desde que se empiezan a perfilar los procesos electorales. Por ejemplo, a mediados de agosto Argentina y Guatemala han tenido procesos electorales; los argentinos publicaban encuestas desde octubre del año pasado y los guatemaltecos lo hacían desde marzo de este año, cuando todavía no se sabía que habría una segunda vuelta.

Eso no ocurre en Cuba, porque confeccionar el proyecto de candidatura para los cargos ya mencionados es formalmente una atribución de la Comisión de Candidaturas Nacional, integrada por miembros de las principales «organizaciones de masas» del país y en esas listas no hay diferentes opciones que elegir, sino nombres que aprobar. Un nombre para cada cargo”.

Aunque para nadie es un secreto que Miguel Díaz-Canel será designado presidente de la República, los otros puestos no están tan claramente definidos. Cosa curiosa, en la prensa oficial nadie especula, nadie pregunta, nadie hace propuestas. En este asunto, como en muchos otros, impera el síndrome del misterio.

Probablemente se adopte la fecha del 10 de octubre para la toma de posesión del nuevo mandatario. (…)

Atendiendo a la limitación de dos mandatos de cinco años para los altos cargos políticos y gubernamentales, existía la duda de cómo se consideraría el tiempo transcurrido desde el pasado 19 de abril, en que el seguro candidato a presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, tomó posesión de su actual puesto de presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. ¿Se le contará como una etapa de entrenamiento previo o se lo anotarán como tiempo cumplido en el nuevo cargo?

La respuesta la ofrece la tercera disposición transitoria de la nueva Ley Electoral que especifica que los ahora electos lo serán «en esta ocasión, por lo que resta del presente mandato» o sea, hasta abril de 2024. Si los que redactaron esta disposición no supieran de antemano que el «próximo» presidente va a ser el mismo que hoy ostenta el puesto con otra denominación no hubieran introducido esta cláusula, pues de ser otro el elegido le estarían restando seis meses de su mandato de cinco años. (…)

Miguel Díaz-Canel exhibe una intachable conducta en su propósito de darle continuidad al legado de la generación histórica; probablemente no habrá tomado un peso de forma indebida de la caja pública, ni se le podrá señalar alguna componenda nepotista para mejorar a los suyos. Pero no habrá sido elegido por el pueblo.

“No solo faltan las encuestas, el gran ausente es el entusiasmo popular”.

 

3 – Leemos en El País (Madrid): “Cuba impone un plan de control de precios en plena crisis”. Y es que ni aprenden ni olvidan, cual reyes borbones. La economía, una vez más, sometida a la ignorante voluntad de quienes, como poseen el control total de los medios de represión y de control social, creen que pueden hacer y deshacer con el pan nuestro de cada día del ciudadano que no está, como dicen ahora los venezolanos, “enchufado” en el aparato gubernamental, o que recibe ayuda de algún familiar que sí vive en una sociedad libre donde la economía y el bienestar general merecen un mínimo de respeto por parte de la autoridades respectivas.

La medida afecta a todas las empresas estatales y privadas, afectadas por una crisis económica profunda.

“Las nuevas medidas prohíben la subida de precios en el comercio minorista y al por mayor, excepto para productos importados y distribuidos por el Estado, donde los márgenes de beneficio ya establecidos no se pueden aumentar”.

Como señala un economista en la Isla –que exigió anonimato, ya sabemos todos por qué- “han suspendido lo que quedaba de libre mercado”. No es que el castrismo haya sido muy proclive a aceptar, en materia de mercado, algo del sentido común que cualquier estudiante de primer año de economía podría señalar. Pero recordemos cuánto se ha escrito –por lo visto, puro “wishful thinking” – sobre que Raúl era distinto al rígido Fidel, que era más pragmático, que si el modelo chino o el vietnamita estaban por llegar, porque la realidad los impondrían, etc. Como dice el tango de Le Pera y Gardel, “Sus ojos se cerraron”: “todo es mentira, mentira ese lamento”.

¡Porque cómo se lamentan! Tienen más de medio siglo haciéndolo, usando a los norteamericanos como eternos chivos expiatorios. Forma parte del ADN comunista jamás reconocer errores. Detallemos la nota con el nuevo sinsentido económico:

“El Ministerio de Finanzas y Precios cubano enumeró todos los actores del conocido como sector no estatal para decir que “no pueden aumentar precios y tarifas actuales de productos y servicios”. El presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel, anunció a principios de mes una batería de medidas de emergencia para combatir el estancamiento de la economía y frenar la caída de ingresos en divisas iniciada en 2015, a medida que la crisis de Venezuela, su aliado más estrecho, empeoraba. La mala dinámica de la economía cubana se ha visto agravada por las sanciones estadounidenses.

Las medidas incluían un aumento de salarios y pensiones para más de dos millones de empleados estatales, lo que elevaba la factura anual a 8.000 millones de pesos cubanos (idéntica cantidad en dólares), casi el 13% del presupuesto de este año. Díaz-Canel afirmó que otras medidas, que están aún por anunciarse, incluyen controles de precios y políticas destinadas a estimular la producción local para cumplir con el aumento de la demanda de consumo sin provocar inflación. Como otros propietarios de pequeñas empresas, Manuel Rodríguez, dueño de una cafetería en La Habana, asegura que no tenía problemas con los controles si el Estado y la economía sumergida lo respetan, cosa que duda. (…)

En opinión de Pavel Vidal, ex economista del Banco Central de Cuba, «cuanto más controlan los precios en los mercados formales, más inflación e inestabilidad habrá en los mercados informales».

 

4 – Y es que todo forma parte de la nueva “ofensiva” –cómo les gusta el lenguaje militar- para renovar viejos controles, y producir nuevos. La revista especializada en temas internacionales “Foreign Policy” (reseñado en Diario de Cuba) produjo un reportaje sobre la situación de los llamados “emprendedores” en la sociedad cubana (“Los emprendedores cubanos, asediados desde dos frentes”) en el cual se menciona que la crisis que vive el sector privado cubano no se debe fundamentalmente a las nuevas sanciones a los viajes estadounidenses, o a restricciones en las remesas, sino por el freno que el régimen les está imponiendo.

Finalizado el boom (por lo visto, menos duradero de lo que algunos esperaban) derivado del acercamiento Obama – Raúl Castro, que hoy parece que hubiera ocurrido hace muchos, muchos años, aunque en realidad el auge “emprendentista” se dio entre 2014 y 2017.

Un dato central: al Gobierno comunista no le gustó que en la práctica se estuviera demostrando que el sector privado era más eficiente que el estatal. En un momento dado, pese a las restricciones estructurales que nunca han sido cambiadas, a las limitaciones en política económica y financiera, el esfuerzo de los emprendedores supuso un 18% de la economía nacional. Ello según las propias cifras oficiales. Más hechos:

“Tras la salida de la Presidencia de Raúl Castro, el gobernante Miguel Díaz-Canel se ha encargado de desacelerar aún más la «apertura económica» cubana.

Ahora los emprendedores cubanos enfrentan un ataque desde dos frentes: las sanciones de la Administración de Donald Trump y el freno de las autoridades cubanas, que comienzan a percibir a los pequeños negociantes más como competencia para el sector estatal que como socios.

Antes del congelamiento de la entrega de permisos para el trabajo privado, entre 2013 y 2017 el Gobierno de la Isla había aprobado 439 cooperativas no agropecuarias en áreas como la construcción, el transporte y el comercio, autorizadas por vez primera en medio siglo.

En ese período el número de emprendedores cubanos creció más de un 37% y cubrió casi un tercio del empleo nacional, de acuerdo a cifras oficiales. El turismo de EEUU se disparó de 92.000 a 618.000 visitantes anuales, y para 2016 el sector privado obtenía casi un tercio de los ingresos del turismo, según datos de Brookings Institution. (…)

En julio de 2018, cuando se hizo pública la nueva política para el sector privado en Cuba, que incluyó inéditas prohibiciones, mayores impuestos, multas y superiores poderes institucionales para inspeccionar y castigar a los emprendedores, el futuro de los pequeños negocios pareció quedar escrito”.

 

5 – La escalada de control, de prohibición, de castigo a disidentes, no es solo en la economía, o en la educación. Como plantea Miriam Celaya en nota publicada en Cubanet, Esta vez la maquinaria represiva no viene solo a por los opositores y periodistas independientes, sino contra toda manifestación de libertad ciudadana”.  

«Todo confirma, sin margen para las dudas, que la voluntad dictatorial es asfixiar completamente toda manifestación contraria o siquiera medianamente crítica al poder político. (…)»

Lo que destaca ahora es que el acoso se mantiene constante, especialmente –aunque no de forma exclusiva- contra los miembros más activos y jóvenes de la sociedad civil emergente.

Esta vez la ofensiva policial va más allá de la aplicada usualmente contra la disidencia “tradicional” –formada por partidos políticos, periodistas y activistas de diversas propuestas, ya fogueados por años en estas lides- y se extiende a iniciativas ciudadanas más recientes, sean las impulsadas por artistas contestatarios, webs periodísticas hasta ayer toleradas, y toda una pléyade de nuevos actores que van sumando voces y voluntades en una sociedad definitivamente plural, que ha dejado de ser unánime y monocorde y que ha encontrado en las TIC una herramienta eficaz para existir, informarse y proliferar en las redes sociales, extendiendo su comunicación e influencia más allá del control del gobierno.

Simultáneamente, y a contrapelo de la crisis económica que se agudiza, lejos de estimular el crecimiento de lo que llaman “formas no estatales de la economía”, las autoridades continúan su estrategia de presiones y persecución contra el sector privado so pretexto de una pretendida lucha contra la corrupción, las ilegalidades, los precios abusivos y el acaparamiento. Diríase que, en medio de las crecientes penurias, hay un empeño gubernamental de ganarse enemigos en la población. (…)»

Mal puede disimular el Palacio de la Revolución que lo que subyace tras semejante alarde de fuerza es una inconfesable debilidad. (…) Y dado que el poder está encadenado en su propia (i)lógica ha optado por la peor vía: aplastar cualquier atisbo de independencia ciudadana, sin excepciones, sea ésta de matiz político o económico.

A la vez, el manoseado discurso de plaza sitiada se torna menos efectivo, si no inocuo. No solo porque la crisis venezolana en combinación con las presiones de la actual administración estadounidense afecta severamente la economía cubana y crean un clima social poco favorable a la facundia populista-nacionalista y a las viejas consignas de trincheras, sino porque en las nuevas generaciones, inmunes a la infección comunista y a la obcecación “revolucionaria”, abundan más los “desertores” que los fieles al mito del Moncada, el Granma y la Sierra. (…)

Es sabido que en condiciones de dictadura todo cuestionamiento es disidencia. (…)»

Entretanto, las señales que llegan desde el Poder auguran tiempos más difíciles y mayores riesgos. Existen razones para sospechar que lo que hoy parece un simple pulso de fuerza de la castrocracia bien pudiera ser el preludio de una nueva razia. Y esta vez la maquinaria represiva no viene solo a por los opositores, disidentes, activistas y periodistas independientes, sino contra toda manifestación de libertad ciudadana. Si en verdad aspiramos a una Cuba plural es tiempo de dejar de pensar en singular: Cuba somos todos”.

 

Muy cierto. Cuba somos todos; no solo los cubanos en la Isla o en la diáspora, sino asimismo los millones de venezolanos y de nicaragüenses que también luchan por su libertad, ya que confrontamos un adversario común.

 

Marcelino Miyares, Miami, 23 de agosto de 2019

 

 

 

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