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Una Bitácora cubana (XV) – Legado real de Fidel Castro/Nuevo paradigma del proceso cubano…

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Una Bitácora cubana (XV): Legado real de Fidel Castro/Nuevo paradigma del proceso cubano…

Marcelino Miyares

1) Dos temas han sido mencionados con insistencia sobre la realidad cubana en este comienzo de año: cuál fue el legado real de Fidel Castro, y las alternativas de acción del nuevo presidente norteamericano frente a Cuba.

Sobre el primer tema, hay un excelente y muy completo trabajo de Carmelo Mesa Lago, publicado en la revista de análisis socio-político “Nueva Sociedad.”

Muchos medios de comunicación en el mundo, teniendo que escribir algo, tocaron los tópicos/lugares comunes usuales: los supuestos éxitos de las políticas educativas, de salud, o el papel “internacionalista”, pero pocos se atrevieron a tocar el espinoso asunto económico –más allá de la también acostumbrada crítica al embargo (o bloqueo, según el gusto – o los prejuicios ideológicos- del comentarista. )

Dada su valía, compartimos algunas ideas de Mesa Lago:

“En una previa publicación hice un balance económico social de medio siglo de Fidel en el poder (1959-2008) usando 87 indicadores que demostraban que el desempeño económico fue generalmente negativo y el social mezclado alcanzando una cima en 1989 y un deterioro después.1Aquí se evalúa la situación entre 1989 y 2016, poniendo énfasis en la última década. También se evalúa si las reformas estructurales de Raúl en el último decenio han logrado dar un impulso a la economía y al bienestar social en la Isla.

Entre 1960 y 1990 Cuba recibió US$65.000 millones de la URSS, dos tercios de los cuales no era reembolsable; esta ayuda fue superior a la recibida por toda América Latina durante la Alianza para el Progreso. Tras la desaparición del socialismo soviético (el «Período Especial») ocurrió un marcado declive en todos los indicadores económicos y sociales, seguido de cierta recuperación especialmente a comienzos del siglo XXI por la substancial ayuda económica de Venezuela, la cual equivalió al 21% del PIB de Cuba. (…)

En múltiples publicaciones he analizado las reformas estructurales implementadas por Raúl entre 2007/08 y 2016, concluyendo que son las más importantes bajo la revolución, intentan resolver los problemas heredados de Fidel y están bien encaminadas, pero son excesivamente lentas, enfrentan severas trabas, altos impuestos y desincentivos, por cuyas razones no han logrado hasta ahora un impacto palpable en la economía y en los servicios sociales; de hecho ha ocurrido un retroceso en algunas reformas. La grave crisis económica en la República Bolivariana ha contribuido a esos problemas.

La tasa de crecimiento económico cubana que fue de 12% en 2006, en buena medida por el apoyo económico venezolano, ha exhibido desde entonces una tendencia declinante: 4,4% en 2015 y -0,9% en 2016, un quinto de la meta inicial fijada a fines de 2015.

El índice de producción industrial en 2015 estaba 38% por debajo de 1989. (…) Las estadísticas del sector externo en 2015, comparadas con las 2014, indican una agudización de la crisis: las exportaciones de mercancías cayeron 31%, las exportaciones de servicios profesionales (primer ingreso en divisas de Cuba y vendidos mayormente a Venezuela) mermaron 18%, y el excedente entre el saldo positivo de servicios menos el saldo negativo de mercancías menguó 47%. Si esto ocurrió cuando la economía creció 4,4%, el deterioro debe haber sido mayor en 2016 con la contracción. Cuba atraviesa la peor crisis desde los años 90.

Las reformas estructurales han tenido efectos adversos en los indicadores sociales. Entre 2008 y 2015, con el fin de recortar el insostenible costo social, la asignación a servicios sociales (educación, salud, pensiones, vivienda, asistencia social) decreció de 55% a 47% del presupuesto y de 37% al 28% del PIB. El salario medio estatal ajustado a la inflación en 2008 era 25% del nivel de 1989 y, aunque aumentó a 38% en 2015, el poder adquisitivo era 62% inferior a 1989. La pensión media en 2008-2015 era la mitad que en 1989. Todos los hospitales rurales y postas urbanas y rurales se cerraron en 2011; entre 2008-2015, el número de hospitales decreció 30%, el personal de salud total menguó 22%, los médicos de familia que proveen la atención primaria se redujeron en 65%, por otra parte el número de médicos creció en 15% (aunque parte está en el extranjero), la mortalidad infantil continuó bajando de 4,7 a 4,3 por mil nacidos vivos, y la tasa de mortalidad materna mermó de 46,5 a 41,6 por 100.000 nacimientos (pero aún mayor que 29,2 en 1989). La matrícula universitaria decreció de 743.979 a 165.926 (78%) entre los cursos 2007/08 y 2015/16. La construcción de viviendas declinó de 44.775 a 23.003 entre 2008 y 2015 y por 1.000 habitantes cayó de 4,0 a 2,0. La asignación a la asistencia social disminuyó de 2,1% del presupuesto a 0,4% y como porcentaje de la población de 5,2% a 1,6%7. La tasa de desempleo declarado que llegó a un mínimo de 1,6% en 2008, creció a 3,5% en 2012 por causa del programa de despedido de 1,8 millones de empleados estatales innecesarios, pero sólo medio millón fue despedido y la tasa disminuyó a 2,4% en 2015.

Un importante avance ha sido la condonación o reducción de la mayor parte de la deuda externa por los acreedores; Cuba comenzó a pagar la deuda restante en octubre de 2016 y se ignora si podrá continuar haciéndolo. El aspecto más brillante es el turismo. La normalización de relaciones con los EEUU y las órdenes ejecutivas de Obama, virtualmente han abierto la puerta a los visitantes norteamericanos que saltaron de 95.254 en 2004 a 161.233 en 2015 y a cerca de 200.000 en 2016; además todos los otros principales emisores han crecido, por lo cual el total de visitantes subió 17% en 2015 y alcanzó 4 millones en 2016; así mismo, los ingresos brutos por turismo crecieron 11% en 2015 y se proyecta que alcanzarán los US$4.000 millones en 2016.

Concluye el destacado economista:

En el balance, los factores adversos sobrepasan con creces a los favorables y 2017 será muy tenso. A fin de enmendar el legado de Fidel, a Raúl le queda poco más de un año para acelerar y profundizar sus reformas estructurales. Si Trump revierte las medidas de Obama y no avanzan las reformas, la crisis se agravará en Cuba.”

 

Un hecho que asimismo merece destacarse es el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia, que a fines de 2016 alcanzan a 535.000 personas. Es la mayor cifra desde 2010, según informa la agencia de noticias EFE, publicada la nota en 14ymedio.

Los datos fueron suministrados por el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, y publicados en el semanario Trabajadores. Vale la pena destacar que

“El 31% de los trabajadores autónomos es joven, el 32% mujeres, el 16% pertenece además al sector estatal y el 11% corresponde a jubilados que se han acogido a esta modalidad de actividad laboral que tomó un mayor impulso a partir de las reformas económicas emprendidas por el Gobierno.”

 

De acuerdo a los nuevos datos, alrededor de 367.485 personas que trabajan por cuenta propia están afiliadas al régimen especial de Seguridad Social.

Las actividades más representadas siguen siendo, como en balances anteriores, la elaboración y venta de alimentos, con unas 59.700 personas; el transporte de carga y pasajeros, con 54.350; el alquiler de viviendas, habitaciones y espacios, con 34.000, y las telecomunicaciones, que agrupan a 24.440 empleados. (…)

Las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, abarcan el 66% del total de los trabajadores autónomos de la Isla.”

 

En una nota publicada en Cubaencuentro (“Cuba, economía y desarrollo”), Jorge Dávila Miguel comienza por recordar un viejo chiste de la Guerra Fría, que lamentablemente sigue siendo pertinente en pleno siglo XXI:

Un ruso, un americano y un cubano debatían cual era el país más poderoso del mundo. El ruso gritaba que con dos bombas atómicas acababan con Estados Unidos; el americano que con una granada neutrónica arrasarían con la URSS. El cubano, en silencio, sacaba unas cuentas. Los otros lo miraban intrigados. “A nosotros no nos hacen falta bombas —dijo—, les mandamos dos economistas cubanos en paracaídas y acabamos con ustedes”.

Destaca el articulista que en Cuba los economistas

“Habían devenido una casta profesional inútil, opacada por el ideal de un hombre nuevo y el voluntarismo político”.

En la historia de América Latina y el Caribe no existen conceptos que hayan hecho tanto daño como ha sucedido en Cuba con los dos fulanos temas del “hombre nuevo” –el hombre burocratizado, robotizado y esclavo del Estado- y el “voluntarismo político” –excusa que busca justificar cualquier proyecto descabellado del autócrata. A ellos se les puede unir la “planificación de la economía”, o la siempre muy poco pujante “ofensiva revolucionaria”.

En palabras de Dávila Miguel: “La senda materialista para crear el Cielo en la Tierra”.

Todos ellos son “pequeños nudos a resolver que dependen del real nudo gordiano que han teñido las relaciones político-económicas entre el Gobierno y la población cubana. El conflictivo nudo entre los derechos del Estado y los derechos del individuo.”

 

2) El final de su nota nos sirve para enlazar con el segundo tema señalado al inicio de esta Bitácora:

“Y si Trump revierte la política de Obama hacia la Isla, qué le vamos a hacer. Otro presidente de la conga. Aunque también, tal vez, podamos aprender de las consecutivas esperanzas blancas de los últimos cincuenta y ocho años: la URSS, el campo socialista, el ALBA, la Revolución Bolivariana con buen precio del petróleo y últimamente los americanos. Levanten el embargo y entonces puedo construir el socialismo. Sean mis amigos y solo entonces puedo fortalecer mi economía. Eso, de estar reaccionando siempre a lo que hace o no hace Washington, ¿no es también una especie de plattismo? Con perdón de los talibanes”.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, afirmó recientemente que el nuevo gobierno norteamericano “priorizará los derechos humanos en la “revisión completa” que está haciendo de la política de ese país hacia Cuba”.

No se destacaron mayores concreciones en esta primera mención de la tormentosa relación cubano-norteamericana. De hecho, lo que se hizo es confirmar lo afirmado por el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, en su audiencia ante el Senado. Debe recordarse que pocos días antes, en sus palabras ante la muerte de Fidel Castro, Trump lo calificó de “brutal dictador”, prometiendo que su administración hará “todo lo posible para asegurar que el pueblo de Cuba pueda iniciar finalmente su camino hacia la prosperidad y libertad”.

Finalmente Trump, luego de una cena con Marco Rubio, indicó que “tuvimos una discusión muy buena sobre Cuba porque tenemos ideas muy similares”.

 

Algunos analistas, como Pedro Campos, atinan en afirmar que un momento significativo para saber por dónde va la cosa será luego de la primera reunión entre Trump y el neo-Zar ruso Vladimir Putin.

 

En nuestra opinión, de todas las promesas que hizo Trump en la campaña y que esta cumpliendo, la que no va a poder cumplir es el cambio de política hacia Cuba por una sencilla razón: el restablecimiento de relaciones US-Cuba responde al interés de los EE.UU. para ejercer su liderazgo latinoamericano, para poder implementar una política internacional latinoamericana reduciendo la influencia del eje Cuba-Venezuela-Nicaragua-Ecuador-Bolivia. Este eje nunca se hubiese desarrollado sin el “aislamiento de Cuba” que en la practica resultó ser el “aislamiento de USA”. Los EE.UU. tenían que terminar con la imagen de ”David vs Goliath” para retomar su liderazgo natural en Latinoamérica. Por esta razón es que desde la presidencia de Carter hasta Obama todos los presidentes de USA intentaron restablecer relaciones con Cuba que Fidel exitosamente rechazó. Las correlaciones de fuerzas internacionales y regionales hicieron posible que la administración de Obama rompiera el hielo y lograse el restablecimiento de relaciones. Una marcha atrás tendría un costo político que Trump, el pragmático, no creemos esté dispuesto a pagar.

Por otra parte, una de las consecuencias del cambio de política USA-Cuba ha sido y es lo que Obama al final de su discurso en La Habana nos dijo a todos los cubanos: “el problema cubano sólo los cubanos lo pueden/deben resolver”. Quiere esto decir que hay un cambio de paradigma de lucha: de una lucha en la que durante 56 años (desde playa Girón) ha existido una dependencia política y económica en los EE.UU. como co-responsables de resolver el problema cubano, a un paradigma en el que solo nosotros los cubanos dentro y fuera de Cuba hemos de resolver el problema de nuestra patria/nación.

El restablecimiento de relaciones USA-Cuba a nuestro juicio nos ayuda/facilita el proceso de búsqueda de soluciones nacionales inclusivas. Esto es, ver a una patria grande en la que haya espacio para todos los cubanos, dentro y fuera de Cuba. En este nuevo paradigma lo que hagan o dejen de hacer el presidente de turno en la Casa Blanca y los congresistas cubano-americanos será menos importante porque lo único que importa es lo que nosotros los cubanos queramos y seamos capaces de hacer por el interés de Cuba.

En todo caso, la experiencia indica que, en política, el paso de las palabras a los hechos puede estar lleno de baches, accidentes, retrocesos e incluso desvíos. La política es el arte de lo posible…y todo es posible cuando luchamos con visión/razón/pasión/dedicación.

 

Marcelino Miyares, Miami, 23 de febrero de 2017

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