Marcelino Miyares / UNA BITACORA CUBANA (XXXII)
1 – En las democracias liberales es común darle al gobierno una “luna de miel” de aproximadamente cien días. Es un hecho normal y comprensible. Hay que darle a la nueva administración tiempo para que los nuevos equipos de gobierno tomen las riendas institucionales respectivas, que las promesas electorales arranquen en serio, que las prioridades ejecutivas sean claramente establecidas, que el nuevo parlamento se instale y la relación dialéctica entre los diversos poderes sea visible a toda la sociedad; que los medios de comunicación, necesariamente plurales, inicien su tarea de fiscalizar y seguir la acción gubernamental.
En Cuba, obviamente, ello no es así. Y no lo ha sido desde hace más de medio siglo.
En Cuba los jefes de gobierno supremos en más de medio siglo han tenido un solo apellido: Castro. No hay real división de poderes; en el parlamento está representado un solo partido político; la administración de justicia responde a las órdenes del ejecutivo, los medios de comunicación son pocos, monocolores y solo dicen lo que el mandarinato en el poder decida publicar.
Por primera vez, sin embargo, hay un apellido distinto a Castro queriendo vender la imagen de que él, en verdad, es el director del circo: Miguel Díaz-Canel. Pero él mismo, desde su primer discurso post-elección, ha dado a entender que Raúl Castro, mientras la biología lo permita, seguirá dirigiendo los destinos de la Isla. Con Castro vivo y actuante jefe del partido, Díaz-Canel, aunque nominalmente es el presidente, no ejercerá un poder real. Así lo confirmó en su discurso inaugural en la Asamblea Nacional: ”Raúl Castro Ruz, como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, tomará las decisiones más importantes para el presente y el futuro de la nación”. Incluyendo el hecho de que preside la comisión de reforma constitucional.
2 – Ernesto Pérez Chang, en Cubanet, escribe una nota, “Cambios sí, pero a golpe de efecto”, en la cual nos detalla cuál está siendo la estrategia publicitaria para vender la imagen de Díaz-Canel a una ciudadanía que ya pasa de todo lo que tenga que ver con el gobierno, porque está demasiado ocupada resolviendo los graves problemas de su vida diaria, derivados de un sistema político fallido, preocupado solo en su permanencia en el poder, y que prioriza los eternos mensajes ideológicos sobre el bien común. A través de una agresiva presencia mediática se busca legitimar en el poder a quien no lo fue por una decisión popular realmente democrática, un presidente que es más de lo mismo, o sea lo peor, una especie de gerente del siglo XXI para que prevalezcan los horrores que vienen del siglo XX.
Uno de los trucos es el de hacer creer que se está persiguiendo la corrupción. Veamos partes de la nota:
“Veo un reportaje periodístico sobre el mal funcionamiento de un mercado agropecuario de La Habana donde “felizmente” interviene la Fiscalía para que unos cuantos infelices terminen tras las rejas (…)
La estrategia informativa, extremadamente manipuladora, busca proyectar una imagen de Miguel Díaz-Canel que genere simpatía entre aquellos que aún creen que el robo y la corrupción institucionalizados por el tiempo y visibles en nuestro entorno más inmediato son la matriz del infierno económico cubano y no la consecuencia de un sistema político fallido, desequilibrado, que prioriza la ideología sobre el bienestar común.
Por otra, desviar la atención hacia temas en apariencias problemáticos y urgentes que permitan continuar con la política de silencio total frente a otras cuestiones que ni siquiera son tratadas de modo subliminal cuando se habla de economía cubana.
Serían los casos, por citar solo tres ejemplos, de cómo y bajo qué términos se renegoció la deuda con el Club de París así como con otros acreedores; o cómo funciona y cuán transparente es el sistema de comercialización de los servicios médicos en el exterior o, para terminar de alborotar el gallinero, cuánto ocupan del presupuesto del Estado los gastos por concepto de salarios y privilegios especiales tan solo en ese grupo conformado por altos y medianos “dirigentes” políticos, cuadros profesionales del Partido Comunista, así como “personalidades” y “figuras históricas”, sin olvidar los familiares y amigos lejanos y cercanos de todo ese conjunto. (…)
Lo que está siendo servido por la prensa oficialista como acciones que darán al traste con la corrupción o el robo, no es más que sonido y furia en tanto solo ha propiciado que se arroje a los calabozos una caterva de bandidos de poca monta cuyo peor pecado ha sido estar atados en el lado más débil de la soga partida (…)
Llama la atención que, a pesar de existir a nivel institucional un mecanismo de sanción “colateral”, por la parte que les tocaría, aún no han caído ministros, viceministros ni altos funcionarios del esquema económico-político cubano. (…)
Sin embargo, para algunas facciones algo asustadas dentro del propio gobierno, las operaciones “anticorrupción” en breve tiempo irán ascendiendo de nivel hasta terminar en una purga que, sin demasiado revuelo televisivo y, sin llegar a proporciones como aquella de 2009 realizada por Raúl Castro, le permita a Díaz-Canel sentirse más cómodo al airear un ambiente enrarecido.
Veremos entonces si lo que la prensa oficialista quiere vendernos como “cambios” no pasará de ser simple golpe de efectos”.
Miriam Celaya, en 14ymedio, toca también esta “operación maquillaje” al ungido por Castro, en una nota titulada “Díaz-Canel, nueva imagen y viejo dogma”, y que puede condensarse en esta afirmación contundente:
“Si la legitimidad y capacidad de dirigir una nación se midiera por la presencia en los medios de prensa, el nuevo presidente cubano se llevaría la palma”.
Unos extractos de la nota:
En las últimas semanas la presencia de Díaz-Canel en los medios oficiales se ha vuelto frecuente hasta la saturación, en franco contraste con la opacidad que mantuvo durante sus años de entrenamiento como delfín del expresidente, Raúl Castro, con excepción –si acaso– de los días previos a su elección por los diputados de la Asamblea Nacional, cuando comenzó a aparecer más regularmente en medio de los viejos jerarcas de la generación histórica como preludio de su futuro cargo al frente del Gobierno.
Diríase que el mandatario de facto no solo ha heredado a dedo el trono de los Castro, sino también el don de ubicuidad del líder histórico, aquel que durante sus 47 años de reinado omnímodo parecía estar en todas partes al mismo tiempo. (…)
Esto explicaría hasta cierto punto la forzada importancia que le dispensan los medios oficiales a este joven presidente de frío talante y expresión impenetrable, cuyo férreo apego al guión de sus predecesores le confiere una inevitable aura de pelele sujeto a la voluntad de sus superiores. Huérfano como es de autoridad, de prestigio, de verdadera capacidad de decisión, de carisma y de poder de comunicación, al poder real le urge fabricarle a su muñeco un liderazgo de utilería, a partir de cultivar esa imagen de guía enérgico, laborioso, humano, familiar, comprometido con la dirección del país y muy en contacto con el pueblo (…)
A la vez, se evidencia un especial interés en programar la imagen de un presidente moderno, desenfadado, conocedor de lo que se mueve en las redes sociales y en los medios internacionales, activo participante de la vida económica, social y cultural del país, muy distante del acartonamiento y rigidez de la gerontocracia verde olivo que fue durante décadas la cara visible del poder.
Todo sugiere una voluntad implícita de rejuvenecer la imagen del poder, que, sin embargo, contrasta con la prevalencia del viejo discurso de la ortodoxia revolucionaria fidelista. Vino nuevo en odres viejos. Así, paradójicamente, coexiste una renovación de la forma con un apuntalamiento del viejo dogma. Apenas un cambio de apariencia, un liderazgo simbólico que traslapa la supervivencia de un liderazgo autocrático que, bajo las apariencias de evolución, sigue mostrando sus costuras. (…)
¿Un presidente moderno, reformista, juvenil, accesible? En lo que a mí respecta seguirá siendo lo mismo que sus mentores hasta tanto no demuestre con hechos muy claros lo contrario.
Tiene razón Miriam. Por ahora lo único que se nota son cambios “gatopardianos”, superficiales, en la forma y no en el fondo, nuevas imágenes para que lo viejo siga igual.
3 – Por ello, es momento de preguntarnos si es posible hablar hoy de una “transición”, en especial cuando está realizando sus labores la comisión de reforma constitucional. En Cubanet, Antonio Rodiles y Erik Jenische, escriben sus pareceres en un artículo titulado “El Espejismo de una transición en Cuba”.
¿Puede hablarse de transición cuando “la familia Castro es el poder y sigue firmemente controlando sobre todo el ejército”?
Nos recuerdan asimismo los autores que Raúl ha mantenido su puesto como secretario general del Partido Comunista de Cuba (PCC) y jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas (FAR). Mientras tanto, su hijo, Alejandro Castro Espín, está en el centro de una nueva estructura de poder que Raúl cuidadosamente puso en práctica en los últimos años, en la cual primero está la élite militar y en segundo nivel el Partido Comunista.
Sigue la nota:
La idea de que una transición democrática está en marcha en Cuba se desmiente por dos hechos bien documentados: Una mayor represión contra los disidentes y grupos en la sociedad civil, y el retroceso del régimen en las tímidas transformaciones de la política económica que Raúl Castro implementó cuando llegó al poder en 2006. (…) Es claro que el régimen cubano no pretende cambiar la naturaleza fundamental de su sistema político estalinista. De hecho, la dictadura ha aumentado su represión contra los disidentes y la sociedad civil.
El número de detenciones arbitrarias por razones políticas llegó a 9940 en 2016, excediendo el de cualquier año anterior desde 2010, y las detenciones desde entonces se han mantenido altas.(…). El número de presos políticos se ha duplicado a más de 120 en los últimos años. (…)
La consolidación del poder en manos de la familia Castro no parece ser el principal tema de preocupación para la mayoría de los observadores del tema Cuba. En cambio, se enfocan en la promesa del programa económico adoptado por el PCC en 2011, dirigido a crear un sector de pequeñas empresas que podría generar empleo y mejorar los servicios. Desafortunadamente, esas políticas han sido demasiado tímidas para provocar un cambio significativo en la economía cubana, y el régimen ahora está retrocediendo en algunas de ellas. (…)
Como la columna de The Economist señala acertadamente, “el gobierno quiere una economía de mercado sin capitalistas ni negocios que prosperen y crezcan”.
El régimen continúa ejerciendo un control absoluto sobre el mercado laboral, reteniendo —o confiscando— alrededor del 95 por ciento de las ganancias en divisas de todos los cubanos que trabajan en la economía formal del dólar. Estas ganancias se invierten en la maquinaria represiva del Estado y en los cofres personales de la elite comunista (…)
Además, la concentración de poder económico en manos de las FAR se ha acelerado desde 2014. Las FAR poseen al menos 57 empresas y la mitad de las empresas minoristas en Cuba, junto con flotas de automóviles, estaciones de servicio y supermercados, todas las cuales son claves en sectores de la economía. También controlan al menos el 40 por ciento del capital extranjero en el país a través de su holding, el Grupo de Administración Empresarial Sociedad Anónima (GAESA). Esto significa que los inversionistas extranjeros en Cuba deben establecer relaciones directas con GAESA regida por su CEO, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro.
La falta de derechos humanos y democracia es la esencia del sistema político y económico totalitario de Cuba (…)
No es realista esperar que el régimen cubano abrace la democracia y el estado de derecho en el corto plazo. Una verdadera transición en Cuba debe implicar la liberación inmediata de los presos políticos, la restitución de todos los derechos y libertades fundamentales, el desmantelamiento completo de la dictadura y la celebración de elecciones libres, multipartidistas y competitivas, en otras palabras, la construcción de una democracia funcional”.
4 – Mencionábamos que, en medio de la ola propagandística a favor de Díaz-Canel, se realizan los trabajos de una prometida reforma constitucional. “Diario de Cuba” aborda el tema, con el sugerente título siguiente: “Reforman la Constitución cubana para agregarle más contradicciones”. Está claro que no hay que hacerse ilusiones. La nomenclatura intentará realizar un nuevo truco de prestidigitación, que será aplaudido por los usuales amigos y mercenarios cercanos al régimen, pero que no cambiará las esencias totalitarias que predominan por más de medio siglo. Concluyamos está bitácora con esta nota:
Socialismo “irrevocable”, pero con “reconocimiento del papel del mercado” y la propiedad privada. Estado “socialista de derecho, democrático”, pero con el Partido Comunista “como fuerza dirigente superior”. Defensa de la “democratización del ciberespacio”, pero con condena al uso que el Gobierno considere “subversivo”…
La prensa oficial presentó este fin de semana un avance del anteproyecto de reforma constitucional que se prepara bajo la dirección de Raúl Castro. La publicación ha ido precedida de un período de opacidad en el que los cubanos no han tenido información sobre el contenido de las discusiones, los argumentos, acuerdos o desacuerdos entre los integrantes de la comisión encargada. La Asamblea Nacional discutirá y aprobara el anteproyecto el 21, 22 y 23 de Julio y como afirma Carlos Alberto Montaner en su columna del domingo 22 de Julio en El Nuevo Herald “nadie espera que el dócil parlamento compuesto por 605 asambleistas asombrosamnte afinados, genere la menor disonancia”.
En añadidura, el adelanto publicado deja numerosas dudas por las contradicciones que contiene. Aquí detallamos algunas:
—El anteproyecto define al Estado cubano como “socialista de derecho, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos”, que tiene entre sus objetivos esenciales el “disfrute de la libertad política”.
Sin embargo, esa declaración de aspiración democrática se contradice con la imposición del unipartidismo y, la frase martiana —“con todos y para el bien de todos”—, con la exclusión de las posibles opciones políticas.
—En lo relativo a relaciones internacionales, el anteproyecto “defiende la democratización del ciberespacio y condena su uso con fines subversivos y desestabilizadores de naciones soberanas”.
¿Cómo se define qué es subversivo y desestabilizador? Hasta ahora eso ha incluido todo aquello que el Gobierno ha considerado contrario a sus intereses o revelador de sus violaciones de libertades y derechos.
La introducción en la Carta Magna podría apuntar a una administración lo más férrea posible del acceso a internet, a crear legislación para controlar o cerrar los sitios fuera del control oficial y para reprimir la difusión de información que no coincida con la autorizada por el Gobierno.
—En cuanto al sistema económico, la propuesta mantiene “la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y la planificación como componente principal de dirección”. No obstante, añade “el reconocimiento del papel del mercado y de nuevas formas de propiedad, entre ellas la privada”.
¿Cómo puede protegerse la prosperidad individual cuando se privilegia la propiedad estatal y el Gobierno ha dejado claro que no piensa permitir acumulación de riqueza?
—La empresa estatal seguirá siendo “sujeto principal de la economía nacional”, dice el adelanto. Sin embargo, los resultados económicos demuestran, en los campos donde existen otras fórmulas (la agricultura, los pequeños negocios privados de servicios), que son más productivas que las estales.
—Sobre la ciudadanía, el anteproyecto propone “el principio de ciudadanía efectiva, consistente en que ‘los ciudadanos cubanos, en el territorio nacional, se rigen por esa condición y no pueden hacer uso de una ciudadanía extranjera’”. ¿Qué significa ese“principio de ciudadanía efectiva” que no había sido implantado hasta ahora? ¿En qué se traduce para los cubanos con doble nacionalidad dentro del territorio nacional? ¿Implica que los emigrados no podrán renunciar a la ciudadanía y tendrán que seguir pagando un pasaporte cubano para entrar al país?
—Según el avance, el anteproyecto incorpora al contenido del derecho de igualdad “la no discriminación por identidad de género, origen étnico y discapacidad”.
¿La no discriminación por identidad de género contempla el matrimonio igualitario, como pretendía incluir en estas reformas Mariela Castro Espín?
—Se propone la creación de la figura de presidente y vicepresidente de la República (el primero con solo dos mandatos consecutivos de cinco años, sin poder ejercer más la presidencia), así como la de primer ministro, lo que contribuiría a trazar una división entre Gobierno (primer ministro-Consejo de Ministros) y Estado (presidente de la República-Consejo de Estado-Asamblea Nacional del Poder Popular).
Sin embargo, Gobierno y Estado siguen subordinados a un único partido en el ordenamiento constitucional, lo que crea dudas sobre la efectividad de tal división.
—El anteproyecto menciona la incorporación de un “Consejo Electoral Nacional para atender lo relativo a los procesos electorales en el país” y la consideración de ese nuevo organismo y de la ya existente Contraloría General de la República como “órganos estatales de rango constitucional”.
¿Cómo se conjuga la existencia de ese Consejo Electoral Nacional con la prohibición de partidos opositores y campañas políticas? ¿Funcionará a la manera del venezolano, como instrumento incuestionable del régimen?
—El documento propone recoger “garantías a los derechos de petición y participación local”, entre ellos “la posibilidad de convocar consultas populares de asuntos de interés de la localidad, el derecho de la población a proponer análisis de temas en las asambleas y la correcta atención a las solicitudes, planteamientos, quejas y denuncias de los ciudadanos”.
La posibilidad de convocar consultas populares será previsiblemente coartada en la práctica por los intereses de las autoridades. Y ya se ha visto el escaso valor que tuvieron los llamados a criticar problemas que hizo Raúl Castro en los inicios de su mandato.
—En lo referido a la reforma de la Constitución, el adelanto dice que quedarán “precisados los sujetos autorizados a promoverla”, pero “se mantienen las cláusulas de intangibilidad concerniente a la irrevocabilidad del socialismo y el sistema político, social y económico”.
Esta especie de “blindaje” para el futuro intenta coartar de antemano posibles reformas.
Para la próxima Bitácora, el 23 de Agosto, los cubanos cautivos en la Isla tendrán una nueva constitución que servirá de modelo para la impuesta/antidemocrática Asamblea Constituyente venezolana. Cómo Cuba ha podido intervenir política y militarmente a Venezuela, y ahora constitucionalmente, y que el resto de América lo esté permitiendo, será uno de los temas de la próxima Bitácora, la número XXXIII.
Saludos cordiales
Marcelino Miyares – Miami, 23 de julio de 2018.