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María Corina Machado es recibida en Oslo al grito de «valiente, valiente» por cientos de venezolanos

La ganadora del Nobel se asoma al balcón del Grand Hotel para saludar a sus seguidores y después baja a la calle para abrazarlos

                   María Corina Machado desde el balcón del Grand HotelReuters

 

Al grito de «valiente, valiente», así fue recibida la madrugada de este jueves María Corina Machado tras asomarse al balcón del Grand Hotel de Oslo desde el que saludó a los cientos de venezolanos y prensa que se encontraban en el exterior. La hora, intempestiva, no parecía hacer mella entre los presentes, que habían manenizado la espera con cantos e interpretando el himno de Venezuela, símbolo de libertad, cuando Machado hizo acto de presencia.

Después de varios días anunciando la llegada inminente de la líder opositora venezolana a la capital noruega para recoger el premio Nobel de la Paz, esta finalmente se ha producido doce horas después de la ceremonia de entrega. Tampoco pudo llegar al banquete que se celebró en el Grand Hotel en honor de la premiada, pero sí ha podido asomarse al balcón, como es tradición, aunque algo más tarde de lo previsto.

Pero no importaba, María Corina Machado cumplía su promesa de estar en Oslo y también uno de sus deseos más inmediatos: reunirse con su familia. Un reencuentro acariciado varias veces en los últimos días, pero que se ha dilatado ante las dificultades de la líder opositora venezolana para salir de su país, en el que vive en la clandestinidad desde hace dieciséis meses.

 

Tras reunirse durante unos minutos con sus hijos, su madre y sus hermanas, Machado salió al balcón provocando el delirio de los cientos de venezolanos que la esperaban. Eran las dos y media de la madrugada, pero no importaba. Los gritos y cantos de los venezolanos rompían el silencio de la noche fría de Oslo. El efecto sobre Machado fue inmediato. Aislada durante meses del contacto de la gente, la líder opositora bajó a la calle para acercarse y tocar a sus seguidores. Recorrió de punta a punta la valla de seguridad que mantenía a la prensa y a sus simpatizantes -casi adoradores- a cierta distancia. Abrazó, entre lágrimas, a sus conocidos mientras cientos de venezolanos coreaban frases com «¡Venezuela libre!», «Te queremos» y «gracias, gracias».

Durante todo el recorrido las personas se abalanzaban sobre ella para tocarla y la reclamaban: «María, María». Una marea de móviles intentaban captar la imagen de la mujer que aglutina las esperanzas de los venezolanos para recuperar la democracia y la libertad en su país. La que ha hecho brotar de nuevo la ilusión de que un cambio es posible. Entre los asistentes había venezolanos venidos de distintos países solo para estar en la entrega del Nobel de la Paz. Simpatizantes que se agolpaban, esperaban y miraban el balcón una y otra vez para ver aparecer la mujer que esta noche se hizo carne, después de meses de ser una imagen detrás de una pantalla.

 

María Corina Machado besa a su madre a su llegada al Gran Hotel esta madrugada reuters 

Entre los venezolanos que han venido expresamente a Oslo para ver a Machado recoger el Nobel de la Paz se encontraba Denis, de 71 años, nacido en los Caños de Orinoco. Abandonó Venezuela en 2019 «porque estaban persiguiendo a mi esposa, que es periodista, y cuando ella dejó el país, me empezaron a perseguir a mí y me metieron preso porque querían saber dónde estaba ella». Tras pasar por Colombia, Río de Janeiro y México, se afincó en EE.UU., donde tiene la residencia.

Para María Corina solo tiene palabras de elogio. «Una señora que ha dedicado toda su vida, sin su familia, a liberar a Venezuela vale la pena. Ha unido a todos los venezolanos. Es astuta y muy buena mujer». Y le faltan adjetivos para describir lo que ha sentido esta noche al ver aparecer a Machado en el balcón. «Revivió en mí el deseo de volver a Venezuela. Yo quiero regresar», señala a ABC. Recuerda que cuando salió de su país «había perdido el 38% de la masa muscular y pesaba 60 kilos».

Preguntado por la vuelta de María Corina a Venezuela, no le preocupa. «Como salió va a regresar. Seguro. Tengo fe en que eso va a suceder».

Desde Florencia ha llegado Claudia Romero, nacida hace 60 años en Caracas, para ver a la ganadora del Nobel de la Paz. En 1989 viajó a Italia para estudiar, es arquitecta, y se quedó allí. «A los pocos años empezó la degeneración de Venezuela, que yo vi desde la distancia».

Asegura que vino a Oslo convencida de que Machado iba a poder llegar a recoger su premio. «Tenía mucha fe. Ella dijo que iba a venir, sabíamos que iba a venir». Y se le saltan las lágrimas al recordar la aparición de María Corina en el balcón. «He sentido una gran emoción. Ver un país, Venezuela, que se estaba yendo por un barranco y que alguien la está recogiendo y está pegando todos los pedacitos. Y esos pedacitos están quedando muy sólidos, no son frágiles, son muy fuertes. Esa fuerza es con la que nosotros vamos a reconstruir no solo Venezuela, también Cuba y Nicaragua van a ser libres. Vamos a tener un nuevo continente que va a ser un ejemplo de democracia sólida, que por una vez vamos a poder transmitir al resto del mundo».

 

Machado salta la valla de seguridad para acercarse a sus seguidores y a la prensa que la esperan en el exterior del Grand Hotelafp 

Una larga espera

El Grand Hotel, tras el anuncio de la llegada de la líder opositora después de 48 horas de incertidumbre, se convirtió en un hervidero de gente que anhelaba ver a la líder opositora. En el lobby se pudo ver a Cayetana Álvarez de Toledo, miembro del Congreso de los Diputados de España; al expreso político venezolano Leopoldo López y a la congresista republicana de EE.UU. María Elvira Salazar, de origen cubano, que aseguró a ABC que esperaría a Machado todo el tiempo que hiciera falta y que no se retiraría del lugar hasta verla, «ya sean las 2 o las 3 de la madrugada».

Horas antes de la llegada de la galardonada, su familia, que se aloja en el Grand Hotel, se preparaba para el esperado reencuentro. «Estoy emocionadísima. Ya anticipo momentos de llanto, de intentar recuperar el tiempo que nos ha robado el régimen juntas. Toda la familia está aquí esperándola», declaró este miércoles Ana Corina Sosa, hija de Machado, que este miércoles fue la encargada de recoger el Nobel ante la ausencia forzada de su madre.

Salida de la clandestinidad

María Corina Machado habría salido de Venezuela la madrugada del martes, tras más de un año en la clandestinidad. Según dos funcionarios estadounidenses consultados por ABC este miércoles, la dirigente abandonó el país por mar y alcanzó la isla de Curazao, a unas cuarenta millas de la costa, en el primer tramo de un recorrido organizado en estricto secreto, informó David Alandete.

La fiscalía venezolana ha amenazado a Machado con declararla fugitiva si abandonaba el país, pues tiene varias causas pendientes abiertas por la Justicia chavista.

Este jueves, según la agenda de la organización del Nobel, Machado tendrá una cita en el Parlamento con el primer ministro, con el que habría una rueda de prensa conjunta. El presidente del Comité, Jorgen Watne Frydnes, anunció la intención de reagendar el encuentro de la galardonada con la prensa que tuvo que ser cancelado este martes ante su ausencia.

 

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