Historia

María José Solano: El duque, la pólvora y el betún

España olvida las fechas y batallas, pero cuida la moda

Berwick 1707 Zapatos Clásicos - Negro - Negro | 4491HO184BLACK

BERWICK 1707

 

Hay pueblos en España que viven tan tranquilos, sin sospechar que un día fueron el epicentro del drama europeo. Almansa, por ejemplo: igual que hoy fabrica zapatos, en 1707 fabricó una victoria que cambió el curso de la Historia.

Aquel 25 de abril, bajo un sol manchego de esos que derriten hasta la dignidad, media Europa decidió darse de palos por la sucesión española. De un lado, los partidarios del archiduque Carlos (ingleses, portugueses, catalanes y valencianos con ganas de lío). Del otro, los Borbones de Felipe V, con franceses y castellanos dispuestos a convencerles a cañonazos de que el futuro era borbónico y centralista. Y al mando de los Borbones, un señor fascinante: James Fitz-James, duque de Berwick, bastardo anglo-francés, hijo ilegítimo de Jacobo II y sobrino del mismísimo Marlborough. Vamos, una novela de Dumas corregida por Shakespeare y uniformada por Luis XIV. El tipo tenía el descaro de los que nacen fuera del matrimonio pero dentro del talento: puso en fila a sus hombres, ajustó el reloj de la artillería y barrió del mapa a sus paisanos ingleses con una eficacia que haría sonreír al mismísimo Napoleón. El resultado: la vieja Corona de Aragón a tomar viento y España convertida en un Estado centralizado. Felipe V feliz, el levante no tanto. Y luego, silencio. Almansa volvió a dormir la siesta de los siglos mientras el polvo cubría los cañones, los héroes y las banderas. Hasta que, trescientos años después, el duque de Berwick volvió… en forma de zapatos.

Porque ahora, en ese mismo pueblo manchego donde antes se ajustaban batallas, se ajustan suelas: Berwick 1707, calzado de lujo con nombre de bastardo ilustre. Zapatos cosidos con el método Goodyear –que suena a táctica militar– y con el mismo rigor con que el duque formaba a sus tropas.

Es casi poético: el hombre que derrotó a los ingleses renace como zapato inglés hecho en España. La historia, que tiene guasa, pasea hoy este ‘british style’ por Milán, Londres y París sobre suelas fabricadas en un lugar de La Mancha de cuyo nombre sí puedo acordarme.

Porque en España olvidamos las fechas, las batallas y los nombres, pero eso sí, cuidamos la moda. Y así seguimos: caminando sobre nuestros muertos con betún gabacho en los dedos y amnesia en la cabeza.

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