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Marine Le Pen niega la culpabilidad francesa en la persecución de judíos

Marine Le Pen, la candidata presidencial del partido de extrema derecha Frente Nacional, en un acto en Lille, Francia, el mes pasado. Crédito Sylvain Lefevre / Getty Images

PARIS – Un comentario casual sobre las acciones anti-judías de Francia en tiempos de guerra, hecho por  Marine Le Pen, líder del ultraderechista Frente Nacional, amenazó el pasado lunes con descarrilar su prolongado esfuerzo dirigido a «des-demonizar» a su partido en momentos en que emergía como una fuerte contendiente en las elecciones presidenciales de este mes.

La observación fue hecha el domingo durante una entrevista en la que se refirió a la redada más notoria de judíos en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando casi 13.000 fueron detenidos en París por la policía francesa el 16 y 17 de julio de 1942, en lo que se conoce como la “Redada de Vel d’Hiv”.

“Francia no fue responsable de Vel d’Hiv,” dijo. “Si hubo responsabilidad, es de los que estaban en el poder en el momento, no de Francia. Francia ha sido maltratada, en la mente de las personas, desde hace años “.

Las palabras de la señora Le Pen crearon una pequeña erupción en una campaña ya de por sí agitada, generando fuertes críticas por parte de políticos de derecha, izquierda y centro y por grupos judíos, que  las consideraron como un eco de las raíces antisemitas de su partido.

Además, la observación contradice más de 20 años de política de Estado, que ha sido reconocer la responsabilidad francesa en una redada en la que miles de hombres, mujeres y niños fueron sacados de sus hogares por oficiales de la policía francesa, recluidos en un campo de deportes hacinado y pestilente en París – el Velódromo de Invierno, que fuera destruido – y eventualmente deportados, rumbo a sus muertes en campos de concentración.

Las palabras de la señora Le Pen impactan en más de cuatro décadas de investigación histórica sobre la entusiasta colaboración que el gobierno francés durante la guerra, que tuvo como sede la ciudad termal de Vichy. Fue el jefe de la policía del gobierno francés, René Bousquet – un favorito del jefe de gobierno de la época – quien organizó el rodeo, impresionando con su energía a sus homólogos alemanes.

“Vichy no tenía un cuchillo en su garganta,” escribió el historiador Philippe Burrin acerca de la redada de Vel d’Hiv en su libro de referencia, “La France à l’Heure Allemande” ( “Francia Bajo los alemanes”).

“Sin la ayuda de la policía” – los policías franceses – “la SS estaba paralizada”, escribió Burrin. “Las autoridades francesas mostraron gran disposición en deshacerse de los judíos extranjeros”,  refiriéndose a la oferta oficial a los nazis, al menos en esa ocasión, de entregar judíos que no fueran ciudadanos franceses.

El comentario de Le Pen fue criticado como un “grave error” por su principal oponente electoral, el ex ministro de Economía Emmanuel Macron, y como “negacionismo” por un líder de la derecha, Christian Estrosi, el presidente de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. El gobierno israelí también tuvo duras palabras, al igual que organizaciones judías francesas.

La campaña de la señora Le Pen se ha orientado hacia una forma extrema de nacionalismo, y ella -como hizo el domingo- a menudo critica a los historiadores y a todos aquellos que abordan los aspectos más desagradables del pasado de Francia. “Hemos enseñado a nuestros hijos que tienen todas las razones del mundo para criticar nuestro país,  ver únicamente sus aspectos históricos más oscuros,” dijo. “Quiero que estén orgullosos de ser franceses».

Los candidatos principales de la derecha han emitido sentimientos similares sobre el respeto a la  “narrativa nacional” francesa. 

Pero lo ocurrido en Vel d’Hiv y la forma en que Francia ha discutido el tratamiento de sus judíos durante la guerra no han sido incluidos en este tipo de revisionismo histórico. Como el historiador estadounidense Robert Paxton ha señalado, Francia fue el único país en Europa Occidental  que utilizó su propia fuerza policial para realizar redadas en territorios no ocupados por los alemanes.

Desde que el presidente Jacques Chirac afirmara en un discurso pronunciado en 1995, en conmemoración de la redada de Vel d’Hiv, que “Francia, ese día, cometió algo irreparable”, la cuestión de la complicidad francesa y su culpa se ha considerado en gran medida resuelta, al menos oficialmente. “Retractándose de su palabra, entregó a quienes protegía a sus verdugos”, dijo Chirac en el momento.

El domingo por la noche, para calmar la polémica creciente, la Sra Le Pen intentó colocar sus palabras en el contexto de otros que han disociado el gobierno de Vichy de la propia Francia. “Considero que Francia y su República estaban en Londres durante la ocupación, y que el régimen de Vichy no era Francia”, destacó Le Pen en un comunicado de prensa.

Pero en este caso, el veredicto de los historiadores es diferente. El gobierno de Vichy disfrutó inicialmente de un amplio apoyo, sus funcionarios y oficiales provenían en gran parte de la burocracia antes de la guerra, y muchos llegaron a tener excelentes carreras en el gobierno y los negocios después de la guerra. Los países extranjeros, entre ellos Estados Unidos, mantuvieron embajadas en Vichy y tenían relaciones cordiales con dicho gobierno.

Bousquet consiguió una sentencia suspendida en 1949 y tuvo una carrera exitosa en los negocios después. Su papel y sus altas conexiones fueron tardíamente re-expuestos 40 años más tarde, cuando fue acusado de crímenes contra la humanidad. Fue muerto a tiros por una persona trastornada en junio de 1993.

“Aislar Vichy de la población francesa no se sostiene por un segundo,” uno de los principales historiadores conocedores de esa época, Henry Rousso de Francia, señaló el lunes. “Sólo hay que mirar los noticiarios de las multitudes aplaudiendo a Pétain”, recordó, en referencia al líder de Vichy, el mariscal Pétain. “No toda Francia estaba en Vichy. Pero una parte de ella si lo estaba“.

La observación Le Pen fue aún más desconcertante ante el hecho de que ha trabajado sin descanso para disociarse del pasado antisemita de su partido, encarnado por su padre, el fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, que notoriamente llamó al Holocausto un detalle en la historia de la Segunda Guerra Mundial».

Antiguos colaboradores de los nazis durante la guerra luego fueron prominentes dirigentes del Frente Nacional en los años 1970 – incluyendo miembros de la SS francesa y del colaboracionista Milice, e incluso un importante funcionario de la agencia anti-judía francesa, un engranaje menor en el Holocausto-.

A finales de la década de 1980, la negación del Holocausto “se había convertido en una parte fundamental de la ideología del Frente”, ha escrito el historiador Valérie Igounet. Marine Le Pen normalmente se había distanciado de ese aspecto de su partido.

Traducción: Marcos Villasmil


NOTA ORIGINAL:

The New York Times

Marine Le Pen Denies French Guilt for Rounding Up Jews

By Adam Nossiter

PARIS — A casual remark about France’s wartime anti-Jewish actions by Marine Le Pen, the leader of the far-right National Front, threatened on Monday to derail her yearslong effort aimed at “un-demonizing” her party just as she is emerging as a strong contender in this month’s presidential election.

The remark was made on Sunday during an interview in which she referred to the most notorious roundup of Jews in France during World War II, when nearly 13,000 were arrested in Paris by the French police on July 16 and 17, 1942, in what is known as the “Vel d’Hiv roundup.”

“France wasn’t responsible for the Vel d’Hiv,” she said. “If there was responsibility, it is with those who were in power at the time, it is not with France. France has been mistreated, in people’s minds, for years.”

Ms. Le Pen’s words created a small eruption in an already heated campaign, drawing strong criticism by politicians right, left and center and by Jewish groups, who all saw it as an echo of her party’s anti-Semitic roots.

In addition, the remark contradicted over 20 years of state policy, which has been to recognize French responsibility for the roundup, in which thousands of men, women and children were rousted from their homes by French police officers, parked in a stinking overcrowded sports arena in Paris — the Vélodrome d’Hiver, which has since been destroyed — and eventually deported to their deaths in concentration camps.

Ms. Le Pen’s words also flew in the face of over four decades of historical research into the eager collaboration of the wartime French government, which had been installed in the spa town of Vichy. It was the French government’s police chief, René Bousquet — a favorite of the head of the government at the time — who organized the roundup, impressing his German counterparts with his energy.

“Vichy did not have a knife to its throat,” the historian Philippe Burrin wrote of the Vel d’Hiv roundup in his landmark book, “La France à l’Heure Allemande,” (“France Under the Germans”).

“Without the help of the police” — the French police — “the SS was paralyzed,” Mr. Burrin wrote. “The French authorities were entirely disposed to get rid of foreign Jews,” he wrote, referring to the officials’ offer to the Nazis, on that occasion at least, to hand over Jews who were not French citizens.

Ms. Le Pen’s remark on Sunday was criticized as a “grave mistake” by her principal election opponent, the former economy minister Emmanuel Macron, and as “negationism” by a leader on the right, Christian Estrosi, the president of the Provence-Alpes-Côte d’Azur region. The Israeli government also had harsh words, as did French Jewish organizations.

Ms. Le Pen’s campaign has been oriented around an extreme form of nationalism, and she often criticizes historians and others who bring up the uglier aspects of France’s past, as she did on Sunday. “We’ve taught our children that they have all the reasons in the world to criticize it, to only see its darkest historical aspects,” she said. “I want them to be proud of being French.”

Mainstream candidates on the right have uttered similar sentiments about respecting France’s “national narrative.”

But the Vel d’Hiv and France’s wartime treatment of its Jews have generally been off-limits to this sort of historical revisionism. As the American historian Robert Paxton has pointed out, France was unique in Western Europe in that it was the only country to use its own police force for roundups in territory not occupied by the Germans.

Ever since President Jacques Chirac declared in a speech in 1995 commemorating the Vel d’Hiv roundup that “France, on that day, committed the irreparable,” the question of French complicity and guilt has appeared largely settled, officially at least. “Going back on its word, it delivered those whom it was protecting to their executioners,” Mr. Chirac said at the time.

On Sunday night, to quiet the growing polemic, Ms. Le Pen tried to place her words in the context of others who have disassociated the Vichy government from France itself. “I consider that France and its Republic were in London during the occupation, and that the Vichy regime wasn’t France,” Ms. Le Pen said in a news release.

There again, the historians’ verdict is different. The Vichy government initially enjoyed wide support, its functionaries and officials came largely from the prewar bureaucracy, and many went on to have excellent careers in government and business after the war. Foreign countries, including the United States, maintained embassies at Vichy and had cordial relations with it.

Mr. Bousquet received a suspended sentence in 1949 and had a successful career in business afterward. His role and high connections were only belatedly re-exposed 40 years later, when he was charged with crimes against humanity. He was shot dead by a deranged person in June 1993.

“To isolate Vichy from the French population, that doesn’t hold up for one second,” one of France’s leading historians of the period, Henry Rousso, said on Monday. “You only have to look at the newsreels of the crowds applauding Pétain,” Mr. Rousso said, referring to the wartime Vichy leader, Marshal Pétain. “Not all of France was at Vichy. But a part of it was.”

Ms. Le Pen’s remark was all the more puzzling in that she has worked strenuously to dissociate herself from her party’s anti-Semitic past, embodied by her father, the party founder, Jean-Marie Le Pen, who notoriously called the Holocaust a detail in the history of the Second World War.”

Ex-wartime Nazi collaborators were prominent in the early leadership of the National Front in the 1970s — including members of the French SS and collaborationist Milice, and even a leading official of the French wartime anti-Jewish agency, a minor cog in the Holocaust.

By the end of the 1980s, Holocaust denial “had become a wholesale part of the Front’s ideology,” the historian Valérie Igounet has written. Ms. Le Pen has typically distanced herself from that aspect of her party.

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