Mateo Salvini, del Gobierno al banquillo en tan sólo un año
Los frentes judiciales por sus políticas migratorias podrían sepultar su carrera, en caso de que sea condenado definitivamente.
Hubo un tiempo no demasiado remoto en el que Matteo Salvini parecía imparable. Hace solo un año el líder de la ultraderecha italiana reclamaba «plenos poderes» desde el Gobierno, mientras que ahora encara varios frentes que amenazan con frenarle.
En 2018 la fortuna sonreía al político. El 1 de junio de aquel año juraba como ministro del Interior y vicepresidente del primer Gobierno de Giuseppe Conte, fruto de su inesperada alianza con los antisistema del Movimiento 5 Estrellas, y todo parecía a favor.
Desde el Ejecutivo Salvini reforzó su popularidad y el viento de las encuestas y los triunfos electorales le impulsaron a tal altura que decidió emprender una ofensiva contra sus propios aliados.
Su objetivo era precipitar nuevas elecciones para no compartir el poder pero eso no ocurrió. Tras dinamitar su coalición con el Cinco Estrellas hace ahora un año, el 8 de agosto, esta formación se alió con el Partido Demócrata y Salvini quedó excluido del Ejecutivo.
Desde entonces el jefe de la Liga vio cómo su pedestal empezaba a quebrarse por las causas judiciales a su política migratoria, por la simpatía que genera su acérrimo rival Conte o por el avance de su aliada en la ultraderecha, Giorgia Meloni.
El caso «Open Arms»
El Senado italiano, la cámara a la que pertenece, ha autorizado la apertura de un juicio en su contra por bloquear al barco de la ONG española Open Arms con 150 inmigrantes a bordo durante 20 días en agosto de 2019, cuando era ministro del Interior.
Su decisión se enmarcaba en su férrea política migratoria contra las naves humanitarias y ahora podría ser juzgado por el delito de «secuestro de personas». Tras la retirada de su inmunidad, todo dependerá de si finalmente se abre o se archiva la causa.
Pero no es el único caso. El ultraderechista afronta otro proceso por un hecho similar, por bloquear en julio de 2019 un barco de la Guardia Costera italiana con 131 inmigrantes a bordo.
Estos frentes judiciales por sus políticas ministeriales no son baladí, sino que podrían detener, si no sepultar, su carrera, en caso de que sea condenado definitivamente.
La Ley Severino del 2012 prohíbe presentarse como candidato a quienes hayan sido condenados a más de dos años de prisión.
Es la misma norma que causó la expulsión de Silvio Berlusconi en 2013 del Senado. Por eso el magnate, socio de Salvini, expresó su sospecha de que se trata de «un uso político de la justicia».
«Precisamente porque fui la máxima víctima, comprendo bien lo que está pasando Matteo Salvini», comentó Berlusconi en sus redes.
Un primer ministro al alza
Pero las desdichas del líder ultraderechista no se quedan ahí.
En los últimos tiempos ha visto como el primer ministro, aquel al que pretendió derribar con su propio «harakiri» político, dejaba de ser un abogado anodino para convertirse en la figura más popular del momento, en parte por la gestión de la pandemia.
Las encuestas sitúan a Giuseppe Conte como el político mejor valorado del país, es decir, como un potencial rival de Salvini.
Tal es así que se quedó solo criticando el acuerdo que el primer ministro trajo de Bruselas tras cuatro días negociando el histórico Fondo de Recuperación, en el que Italia es el país más beneficiado.
Giorgia Meloni, aliada pero rival
Desde que tomara las riendas de la Liga en 2013, con un partido casi marginal, Salvini emprendió una fulgurante carrera que le llevó a ser el más votado, con un 32% en las europeas de 2019. No obstante eso no era suficiente para llegar al poder.
Por eso tejió una alianza con Berlusconi y con la histriónica líder de Hermanos de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni. En la coalición siempre llevó la voz cantante pero en los últimos tiempos las encuestas muestran que mientras él baja, ella sube.
Un estudio de Ixè otorga a Salvini un 13% de intención de voto, diez puntos menos, mientras que Meloni lo duplica hasta el 23%. De seguir esta tendencia, ¿logrará Salvini mantener el liderazgo de la derecha italiana?
Polémico retiro vacacional
Con todos estos frentes abiertos, Salvini ha vuelto de vacaciones a un lugar que quedará para siempre marcado en su historial: el resort de Milano Marittima, en la espléndida costa del Adriático.
En su discoteca, el Papeete, el año pasado el entonces ministro y vicepresidente sonrojaba a Italia dejándose ver en bañador bebiendo y bailando junto a bailarinas ligeras de ropa. Eran otros tiempos y el mundo se veía diferente desde la cumbre.
Este año sus vacaciones no serán tan desenfrenadas, también por las medidas de seguridad contra el virus, y podrá meditar sobre cómo recuperar el terreno perdido y cómo capear otros problemas, como la investigación al Gobierno de Lombardía, gobernada por su partido.
Pero en cualquier caso él no piensa arrojar la toalla. Tras conocer su probable enjuiciamiento avisó de que volvería al poder para hacer lo mismo. «Quienes me mandan a juicio me hacen un regalo», advirtió, en toda una declaración de intenciones, con la mente puesta en las elecciones regionales de septiembre.