Mauricio Macri busca relanzar su Gabinete para un segundo mandato
Instruyó a tres hombres de su confianza a pensar el nuevo formato de su equipo, trazar las políticas públicas de gestión y detectar profesionales que quieran dar el salto al Estado.
Mauricio Macri es optimista. Aún cuando las encuestas muestran un escenario incierto, no duda de sus posibilidades y busca que su equipo se enfoque en la gestión. El Presidente sabe que si es reelecto no puede perder tiempo y en los primeros 100 días deberá encarar reformas clave, por lo que necesita tener todo listo para relanzar el funcionamiento de su Gabinete. Por eso, instruyó a tres hombres de su mayor confianza para que comiencen a evaluar distintas opciones.
Se trata de dos dirigentes que se fueron a mediados del año pasado: el ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana; y el ex ministro de Producción, Francisco “Pancho” Cabrera. Y uno que, por el contrario, ganó influencia tras ese recambio: Andrés Ibarra, número dos del jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Una curiosidad al respecto: Quintana, Cabrera e Ibarra están lejos de ser mejores amigos y, por el contrario, supieron tener diferencias durante la gestión. Quienes conocen a Macri, cuentan que lo de involucrar en iniciativas complementarias a dirigentes que se miran con recelo es un método al que apela para incentivar la competencia y obtener lo mejor de cada uno.
A Ibarra se le encargó de analizar un nuevo formato a la estructura del Gabinete para hacerlo más eficiente y que permita avanzar en una desburocratización y simplificación del Estado. En ese sentido, en el Gobierno remarcan que durante la gestión hubo progresos concretos («Cuando llegamos no había expediente electrónico y hoy ningún trámite se realiza con papel»), pero admiten que todavía hay mucho por hacer.
Para el nuevo esquema, ya se piensa en un ente que funcione como rueda de auxilio de la Jefatura de Gabinete para desligarla de las funciones administrativas de la gestión, como los nombramientos, y que se ocupe íntegramente de su rol político.
Con ese fin, se piensa en la creación de un “Centro de Gestión”, que entre otras cosas tenga a su cargo el tablero de control de cada ministerio, que tras la salida del binomio de vices que conformaban Mario Quintana y Gustavo Lopetegui quedó acéfalo. Aunque no se habla de nombres propios, el diagrama de una nueva estructura también podría implicar retoques ministeriales.
En el Gobierno apuntan a una necesidad lógica de oxigenar la gestión, pero aclaran de que todo dependerá del saldo que dejen las elecciones: ¿Por qué cambiar un equipo que gana holgado?, plantean, al recordar que históricamente Macri se resistió a desplazar funcionarios, salvo cuestiones excepcionales.
Lo que sí fue una obsesión de Macri desde que asumió fue la reducción de los cargos políticos. En marzo de 2018, dispuso la eliminación de 974 cargos políticos, un recorte del 25% del plantel. Y en septiembre pasado redujo a más de la mitad la cantidad de ministerios y fusionó secretarías y otras dependencias. La idea es continuar esa reducción y nadie descarta recambio de nombres.
Junto a Peña, acaso el único con lugar asegurado según dicen en Balcarce 50, hay dos o tres ministros con calificación sobresaliente por parte de Macri, como Guillermo Dietrich (Transporte) y Patricia Bullrich (Seguridad), que no correrían peligro.
Rogelio Frigerio (Interior), quien en tándem con el precandidato a vice, Miguel Pichetto, tendrá que buscar los consensos en el Congreso para avanzar en las reformas clave, también seguiría pero hasta en octubre de 2020, si es que Argentina logra la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo.
Un caso especial es el del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne: apuntado desde distintos sectores, resistió en el peor momento y ahora tiene intención de seguir. “No quiere ser el (Jorge) Remes Lenicov. Quiere sembrar lo que cosechó”, indican en el Gobierno.
Tras convencer él mismo a su amigo Dante Sica de que lo reemplace, en Producción, Cabrera recaló en el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) pero se instaló en una oficina de la Casa Rosada. Y desde hace un mes trabaja en detectar los proyectos más importantes de cada área de la gestión que por distintos motivos no se pudieron concretar y trazar los objetivos de cara a un segundo mandato. Algo similar a lo que ya hizo desde la Fundación Pensar hasta diciembre de 2015.
Por el momento, Cabrera se reúne con los ministros para recopilar esa información. “Pero Pancho no está reclutando personal”, aclaran en su entorno. Aunque admiten que es inevitable que por su conocimiento del sector privado haga aportes.
Esa misión, la de sondear profesionales, es la que tiene Mario Quintana, quien volvió a frecuentar la Quinta de Olivos y, antes de que su inclusión en la lista como senador suplente, ya venía trabajando en temas de Desarrollo Social. Precisamente, el secretario de Integración Socio Urbana de ese ministerio, Sebastián Welisiejko, es uno de los tantos funcionarios que Quintana acercó desde el sector privado. Pero ahora, dicen, es una tarea por demás complicada: entre que los sueldos en el Estado pueden ser hasta un tercio más bajos que en el sector privado y el nivel de exposición que conlleva un cargo público, que generó varias renuncias en el actual Gobierno; no abundan los ejecutivos que quieren dar el salto.