Democracia y Política

Meloni celebra un año de gobierno con el consenso intacto

La primera ministra se ha caracterizado por su pragmatismo, fidelidad atlántica y buena imagen internacional

Giorgia Meloni durante su discurso ante Naciones Unidas EFE

 

Muchos italianos reconocen hoy, incluso en la izquierda: «Temía que fuera peor», cuando se les pregunta su opinión sobre el Gobierno de Giorgia Meloni, que justamente hoy hace un año que ganó las elecciones generales, formando el gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial. Sus adversarios en la campaña electoral pronosticaron una catástrofe si llegaba al Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, y la acusaron de «neofascista» e «iliberal». Esas etiquetas han desaparecido o las aplica cierta izquierda. El balance que hacen la mayoría de los medios de su primer año de mandato es positivo. Cuentan los números.

Giorgia Meloni ha mantenido intacto el consenso, incluso su partido ha incrementado el apoyo. Las encuestas conceden a Hermanos de Italia entre el 28 y 30 % en intención de voto, frente al 26% conquistado en las elecciones del pasado año. La experta en sondeos, Alessandra Ghisleri, directora de Euromedia Research afirma que «aún continúa la luna de miel entre la mayoría gubernamental y los italianos».

Hoy volverían a ganar las elecciones claramente, según Ghisleri: «El centro derecha es estable en sus números, siempre está entre el 45 y 46%. La diferencia es muy amplia con el centro izquierda, muy dividido, que ronda el 25%. Son números que la propia Ghisleri considera excelentes para el Gobierno Meloni, sobre todo si se tiene en cuenta la inflación y la emergencia migratoria. Los desembarcos en Lampedusa preocupan al 75% de los italianos», según Euromedia.

La mayor sorpresa de Giorgia Meloni ha estado en política exterior. Ha seguido la línea de su antecesor, Mario Draghi. Se ha caracterizado por su pragmatismo, con fidelidad atlántica y europea, junto a un firme apoyo a Ucrania. Su buena imagen internacional la explica así el exprimer ministro y senador vitalicio, Mario Monti: «Contra las predicciones generalizadas, ganó rápidamente credibilidad en Europa y en los mercados. Para adquirir esa credibilidad, el Gobierno y los partidos de la mayoría no dudaron en abjurar de un plumazo de las posiciones que durante la última década los habían llevado, en diversos grados, a ser considerados euroescépticos, soberanistas y reacios con la responsabilidad presupuestaria».

 

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UN AÑO DE LA VICTORIA ELECTORAL

 

Con un perfecto inglés y un lenguaje directo ha establecido buena relación con la mayoría de los líderes internacionales. Meloni, muy partidaria de Donald Trump, mantiene hoy una óptima relación con el presidente estadounidense Biden. Ha construido también buenas relaciones con Bruselas, gracias al respeto de las indicaciones contables y de los límites presupuestarios, estrechando su amistad con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Además, Meloni ha logrado que Italia estuviera activa en Asia y sobre todo en África, con varios viajes y reuniones con líderes africanos para tratar de bloquear los flujos migratorios en su origen.

A veces ha mantenido una cierta ambigüedad, que el politólogo Giovanni Orsina, considera que «es intrínseca a la construcción europea»: «Meloni encontró a Viktor Orbán en Budapest el 14 de septiembre y a Ursula von der Leyen en Lampedusa el 17, evitando verse perjudicada por la contradicción, más bien intentando convertirla en un punto de fuerza: este es el desafío al que se enfrenta en este momento, y lo encontrará Giorgia Meloni por muchos meses más», afirma Orsina, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Luiss de Roma.

Política migratoria

En la política interior, Meloni ha mantenido en general la coherencia, ha moderado sus posiciones y, como ocurre cuando se pasa de la oposición al gobierno, ha olvidado algunas promesas.

En otras ha reconocido cierto fracaso: dijo que acabaría con la «invasión» de inmigrantes, y este año puede acabar con récord de llegadas. En el horizonte aparecen algunas nubes e incertidumbres, que el ministro de Defensa, Guido Crosetto, fundador junto a Meloni de Hermanos de Italia, resume así: «Los problemas del Gobierno en este momento son la inmigración, la inflación y la economía. En estas cuestiones importantes no podemos actuar solos. El aumento de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo crea problemas para aquellos países con una deuda muy elevada». Es el caso de Italia. El ‘Financial Times’ advirtió la semana pasada: «La luna de miel ha terminado».

Giorgia Meloni ha sido criticada por haberse rodeado en su partido y en el Gobierno de gente muy fiel, aunque algunos no hayan demostrado gran competencia. «La fidelidad no sirve al país», ha advertido el reputado historiador Ernesto Galli della Loggia. Desde el punto de vista ideológico, Meloni se ve condicionada por el extremismo de su vicepresidente, Matteo Salvini, líder de la Liga, en campaña electoral permanente para robarle votos. La primera ministra no ha logrado aún despegar para formar un gran partido conservador moderno, viéndose todavía enredada en un excesivo esquema identitario. En este sentido, el Ernesto Galli della Loggia, advierte a Meloni en un comentario editorial en el ‘Corriere della Sera’: «Una vez que se convirtió en primera ministra, Meloni debió tener claro que sólo abriéndose al centro podrá adquirir la fuerza para consolidar el liderazgo. Pero lejos de adoptar este camino, siguió el opuesto. A partir de la composición del Gobierno».

 

 

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