Meloni refuerza el peso de Italia en África con el beneplácito de la UE
El Gobierno Meloni pretende contener la inmigración y mostrar que Europa está presente en una zona que Putin desea controlar
Níger, uno de los países más pobres del mundo, pero de gran importancia geoestratégica, se está convirtiendo en un caso ejemplar de guerra de influencias. Tras la expulsión de Francia y la próxima salida de Estados Unidos, Italia es el único país occidental con un contingente en Níger y aspira a convertirse en líder de los intereses europeos en esa nación del Sahel, gobernada por una junta militar tras el golpe de Estado, del 26 de julio 2023, que destituyó al presidente Mohamed Bazoum, elegido democráticamente. La junta militar de Níger, que encabeza el general Abdourahamane Tchiani, revocó el pasado 16 de marzo, con efecto inmediato, el acuerdo que autorizaba la presencia de dos bases, con 1.100 soldados y civiles norteamericanos.
Se trata de una decisión que marca nada menos que el regreso de la guerra fría en África, según escribió el diario ‘Le Monde’ en un reciente editorial. Washington se está tomando su tiempo y busca con la junta militar una estrategia de salida.
En este país clave del Sahel, fundamental en las rutas de emigración, hay alrededor de 250 soldados italianos en una base militar en Niamey, la capital, formando parte de la misión MISIN, autorizada por el Parlamento en el 2018, para aumentar las capacidades destinadas a combatir el fenómeno del tráfico ilegal y las amenazas a la seguridad. La presencia de los soldados italianos en Níger es fundamental en el marco del ‘Plan Mattei’ lanzado por Giorgia Meloni a finales de enero en la cumbre Italia-África, con la presencia de 46 países, en su mayoría representados por sus jefes de Estado o primeros ministros, prometiendo 5.500 millones de euros entre créditos, operaciones de donación y garantías para proyectos. Entre sus objetivos está el de contener los flujos migratorios.
El Gobierno de Giorgia Meloni ha enviado en el mes de marzo dos misiones diplomáticas de alto nivel, la última el pasado jueves. Con ello, Meloni demuestra no solo el interés de Italia en África para contener la inmigración, sino también para indicar que Europa todavía está presente en una zona en la que el presidente ruso Putin pretende implantar su hegemonía, un riesgo también para China que aterrizó hace tiempo en Níger, convirtiéndose en el segundo mayor inversor extranjero en el país africano, después de la antigua potencia colonial Francia. La situación de Níger y las pretensiones de Putin en el Sahel añaden una nueva pesadilla a Pekín, que en los últimos años vio con preocupación la sucesión de golpes de estado en Burkina Faso, Guinea, Mali, Chad y Sudán, países donde China tiene grandes intereses económicos, especialmente en las industrias minera y petrolera, a través de la llamada «nueva Ruta de la Seda».
Gran importancia geoestratégica
Es fácil comprender por qué Níger se ha convertido en un país de gran importancia geoestratégica. Sin salida al mar y con poca tierra cultivable, con sus 26 millones de habitantes, y una economía que se basa en un 80% en la agricultura y la ganadería de subsistencia, ambas afectadas por las consecuencias del cambio climático, Níger es importante no sólo por el uranio, los fosfatos, el oro y el petróleo, sino también porque se considera un puesto estratégico para la lucha contra el terrorismo yihadista en la precaria región del Sahel. Níger junto a Mali y Burkina Faso, penetrados por la influencia de Rusia, además de los proyectos de China, son los tres países del Sahel que cubren la zona del principal paso de inmigrantes hacia el Mediterráneo, y con los que Europa y Occidente ya no pueden dialogar, sobre todo con Mali y Burkina Faso, dos Estados que se han entregado a Moscú. De ahí la importancia del papel de Italia, con el envío de dos misiones, para contrastar la hegemonía de Putin. No se trata de una iniciativa aislada de Giorgia Meloni, sino que cuenta con el respaldo europeo, siendo decisivo en particular el apoyo de Alemania y Bélgica, presidente de turno de la UE.
Temas centrales: inmigración y seguridad
La junta militar de Níger recibió oficialmente el pasado jueves, 28 de marzo, una misión italiana encabezada por el general Giovanni Caravelli, director de la Agencia de Información y Seguridad Exterior (AISE), el servicio secreto italiano en el extranjero. El encuentro fue documentado por la televisión nigeriana Rtn, mostrando al jefe de la Inteligencia militar italiana acompañado de dos funcionarios, mientras era recibido por Abdourahamane Tchiani, el general que conduce el país tras el golpe de estado, y por el jefe de los servicios de seguridad interior. Según el comunicado difundido por la junta militar, Caravelli habría llevado a Níger «un mensaje de solidaridad de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien confirmó la voluntad de fortalecer la cooperación entre los dos países».
Las mismas fuentes nigerinas subrayaron que «Italia es el único país que ha continuado la cooperación con Níger con normalidad y sin interrupciones después de los acontecimientos del 26 de julio« (en referencia al golpe de estado, que, por cierto, fue condenado por todos los países europeos y la UE). El general Abdourahamane Tchiani »elogió la profesionalidad y la competencia de los expertos italianos durante sus misiones en las fuerzas armadas nigerinas«, continúa la nota de la junta militar. Concluye afirmando que «Italia se compromete a apoyar a Níger tanto en términos de equipamiento como de capacidad, para afrontar mejor los desafíos de seguridad«.
Para el Gobierno Meloni, que pretendía mantener reservada esta visita, la forma y el contenido del comunicado de la junta militar parecieron algo excesivo, desde el punto de vista diplomático, sobre todo la referencia al «mensaje de solidaridad» de la primera ministra italiana. De hecho, fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores y de Inteligencia afirmaron al diario ‘La Stampa’ que no era cierto lo indicado en el comunicado de la junta militar: «No hemos traído la solidaridad de la primera ministra Giorgia Meloni». Las fuentes explicaron al diario turinés que el tema principal de la reunión fue el flujo de inmigrantes que se dirigen a Libia desde Níger, país clave también en las rutas utilizadas por los traficantes de drogas y armas.
La visita del general Caravelli a la capital Niamey sigue a la visita, a mitad de marzo, del embajador Riccardo Guariglia, número dos del ministerio de Asuntos Exteriores, acompañado por el general Francesco Paolo Figliuolo, jefe del Alto Mando Operativo del Ejército, militar de confianza de Giorgia Meloni. Ambos se reunieron con Bakari Yaou Sangaré y Salifou Modi, ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, respectivamente.
Los ministros nigerinos han prometido a las delegaciones italianas «no acoger a soldados rusos». Está por ver cuánto dura la promesa. De momento, Italia reactivará el entrenamiento de paracaidistas y fuerzas especiales nigerinas. En definitiva, la dos misiones italianas a Nimey confirman que el país transalpino está dispuesto a mantener la cooperación bilateral con Níger, como afirmó hace unos días Antonio Tajani, vicepresidente del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores, hablando en el Senado: «Una retirada del Sahel haría que la región fuera más hostil y ciertamente no más favorable a nuestros intereses estratégicos». Con pragmatismo, el ministro Tajani ha explicado a sus colegas de la Unión Europea que «un Sahel sin la UE significa la penetración político-militar de Rusia y la económica de China».