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Merkel no hace campaña para ser la líder del orden liberal mundial

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Atenuando expectativas – Al candidatearse para un cuarto periodo Angela Merkel está protegiendo su  legado.

Frauke Petry es el personaje político más emocionado por el anuncio de Angela Merkel el 20 de noviembre de que será candidata el próximo otoño para un cuarto mandato como canciller alemana. La líder del partido populista y anti-inimigración Alternativa Para Alemania (AfD) considera que es el último regalo de la campaña: la oportunidad de competir contra la canciller que causó el «caos migratorio».

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De hecho, la señora Merkel sigue siendo clara favorita. Su apoyo disminuyó durante la crisis de los refugiados del pasado otoño, pero se ha recuperado a un 55%, por encima del 42% en agosto. Las encuestas recientes sugieren que la única coalición plausible contra ella, una combinación de izquierda formada por los socialdemócratas, los Verdes y (Ver el cuadro) el ex comunista Partido de la Izquierda no va a conseguir la mayoría. Merkel, quien asumió el cargo en 2005, probablemente se mantendrá hasta el 2021, superando a Helmut Kohl para convertirse en el canciller alemán con mayor duración en el cargo (sin contar aOtto von Bismarck).

Antes de convertirse en canciller, Merkel dijo a un fotógrafo que quería hacer una salida oportuna de la política, para evitar convertirse en «una ruina medio muerta». Ahora ha decidido que debe lanzarse de nuevo. A falta de un obvio sucesor conservador, ella puede ser la única capaz de proteger su legado de políticas centristas en un tiempo de insurgencias populistas.

La elección de Donald Trump como el próximo presidente de Estados Unidos puede haber influido en su decisión. Hoy está en duda el papel de Estados Unidos como garante del orden liberal de la posguerra, y algunos ven a la señora Merkel como el último líder con la estatura suficiente para defender los valores de Occidente contra personajes como el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Como si aprobara estas esperanzas, Barack Obama, visitando Berlín dos días antes del anuncio de la señora Merkel, dijo que si él pudiese votar lo haría por ella.

La canciller llama a tales percepciones «grotescas y casi absurdas«. Se dice que ella piensa que tener expectativas exageradas es algo peligroso para su campaña. El AfD, que en las encuestas alcanza un 13%, sigue siendo menos popular que sus homólogos en Francia o los Países Bajos. Pero el manto de defensor de la globalización cosmopolita haría de la señora Merkel todavía más un «pararrayos provocador» para los populistas. 

Así que su campaña hará hincapié en cuestiones domésticas: seguridad, una línea más dura en los símbolos culturales (tal vez oponiéndose al uso del velo que cubre todo el rostro) y normas más estrictas para los inmigrantes. En el frente económico, va a prometer recortes de impuestos y una mayor inversión en la digitalización. También se aprovechará de la ambivalencia en la única parte que podría arrebatarle la cancillería: los socialdemócratas (SPD), que todavía no han escogido un candidato. Sigmar Gabriel, jefe del partido, ha establecido un calendario según el cual el partido primero se pondrá de acuerdo sobre su programa y luego escogerá «los nombres de los candidatos» a finales de enero. Él es el candidato natural a canciller, pero es menos popular que la señora Merkel, y su anuncio la semana pasada de que su mujer está embarazada se tomó como una señal de que quizá no se presente.

Otro socialdemócrata, Martin Schulz, luce un poco mejor. Actualmente es el presidente del Parlamento Europeo, pero renunciará el próximo año con el fin de competir para el Bundestag (Parlamento Federal). Podría mudarse a Berlín a principios de febrero, y convertirse en ministro de Asuntos Exteriores cuando Frank-Walter Steinmeier, actual ministro, asuma la presidencia del país, un cargo en gran parte ceremonial. A partir de allí Schulz podría lanzar su campaña contra la señora Merkel. Otro posible candidato, Olaf Scholz, el alcalde de Hamburgo, también está a la espera.

Entre los que esperan que los socialdemócratas escojan a Schulz está, por supuesto, la Sra Petry. «Como ningún otro alemán,» dice ella, Schulz «representa el fracaso de la UE.» Juntos, añade, la señora Merkel y el señor Schulz «encarnan la decadencia de Alemania.» Una cosa está clara: la campaña ya empezó.

Traducción: Marcos Villasmil

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NOTA ORIGINAL:

The Economist

Dampening expectations

By running for a fourth term, Angela Merkel is protecting her legacy

Germany’s chancellor is not campaigning for leader of the global liberal order

THE politician most thrilled by Angela Merkel’s announcement on November 20th that she will run for a fourth term as German chancellor next autumn was Frauke Petry. The leader of the populist, anti-immigrant Alternative for Germany (AfD) termed it the ultimate campaign gift: the chance to run against the very chancellor who caused the “migrant chaos”.

In fact, Mrs Merkel remains the odds-on favourite. Her support sagged during last autumn’s refugee crisis but has recovered to 55%, up from 42% in August. Recent polls suggest that the only plausible coalition against her—a left-wing combination of the Social Democrats, the Greens and the ex-communist Left party—will not win a majority (see chart). Mrs Merkel, who took office in 2005, will probably stay through 2021, overtaking Helmut Kohl to become the longest-serving German chancellor (not counting Otto von Bismarck).

Before she became chancellor, Mrs Merkel told a photographer that she wanted to make a timely exit from politics, to avoid becoming “a half-dead wreck” in office. Now she has decided she must run again. Lacking an obvious conservative successor, she may be the only one able to protect her legacy of centrist politics at a time of populist insurgencies.

The election of Donald Trump as America’s next president may have made up her mind. America’s role as guarantor of the liberal post-war order is in doubt, and some see Mrs Merkel as the last leader of stature to defend the West’s values against the likes of Russia’s president, Vladimir Putin, and Turkey’s Recep Tayyip Erdogan. As though endorsing these hopes, Barack Obama, visiting Berlin two days before Mrs Merkel’s announcement, said that if he had a vote, he would cast it for her.

The chancellor calls such perceptions “grotesque and almost absurd”. She is said to view exaggerated expectations as dangerous for her campaign. The AfD, polling at 13%, is still less popular than its counterparts in France or the Netherlands. But the mantle of defender of cosmopolitan globalism would make Mrs Merkel even more of a “lightning rod and provocation” for populists, says one insider. 

So her campaign will emphasise domestic issues: security, a harder line on cultural symbols (perhaps opposing the wearing of full-face veils) and tougher rules for migrants. On the economic front, she will promise tax cuts and more investment in digitalisation. She will also exploit ambivalence in the only party that could seize the chancellery from her: the Social Democrats (SPD), who have not yet decided on a candidate. Sigmar Gabriel, the SPD’s boss, has laid down a timetable according to which the party will first agree on its programme and then sort out “personnel” in late January. He is the default candidate, but less popular than Mrs Merkel, and his announcement last week that his wife is pregnant was taken as a sign that he may not run.

Another Social Democrat, Martin Schulz, does slightly better. He is currently president of the European Parliament. But he plans to step down next year and run for the Bundestag. He might move to Berlin as early as February, to become foreign minister when Frank-Walter Steinmeier, who now runs that ministry, takes the presidency, a largely ceremonial office. From there Mr Schulz could launch his run against Mrs Merkel. Another potential candidate, Olaf Scholz, the mayor of Hamburg, is also waiting in the wings.

Among those hoping that the Social Democrats pick Mr Schulz is, of course, Mrs Petry. “Like no other German,” she says, Mr Schulz “stands for the failure of the EU.” Together, she adds, Mrs Merkel and Mr Schulz “embody the decline of Germany.” Consider the campaign launched.

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