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Militantes de lo imposible

La extrema izquierda portuguesa ha elegido divorciarse del gobierno social-demócrata, en vez de prorrogar una senda de estabilidad que duraba ya seis años

La extrema izquierda portuguesa ha elegido divorciarse del gobierno social-demócrata, en vez de prorrogar una senda de estabilidad que duraba ya seis años. Desde la radicalidad, prefieren precipitar unas elecciones, a pesar de un terreno de juego muy fragmentado, que posiblemente hará entrar en el parlamento con fuerza a la extrema derecha. Son militantes de lo imposible, en expresión de Pessoa.

En un análisis superficial, se podrían trazar muchos paralelismos con el juego del poder en España. Pero la política en Lisboa tiene lugar en un contexto muy diferente y con matices propios, que a veces se nos escapan. No prestamos suficiente atención a nuestro mejor vecino, a pesar del exitoso reencuentro histórico que ha tenido lugar durante los últimos treinta y cinco años gracias a la integración europea.

En primer lugar, hay un árbitro de la situación, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, enormemente respetado, con la potestad de convocar elecciones e indirectamente fomentar la renovación en el liderazgo de los partidos.

El primer ministro socialista, Antonio Costa, ha gobernado sin mayoría durante mucho más tiempo del esperado. Ha conseguido el respaldo de la extrema izquierda mientras pactaba medidas económicas imprescindibles con los partidos a su derecha, una larga ‘geringonça’, la palabra popularizada para describir su estilo chapucero y pactista. El país recibirá en 2022 una fuerte inyección de dinero europeo y en la izquierda hay posturas encontradas sobre cómo invertirlo.

En medio de las dificultades, desde la crisis del euro a la pandemia, Portugal ha mantenido su considerable poder blando o de atracción tanto de inversores como de residentes extranjeros. Los últimos dos años han puesto a prueba el anticuado sistema de salud luso, pero el agujero económico es menor que el de España y el turismo se está recuperando.

En el centro-derecha, el eurodiputado Paulo Rangel disputa a Rui Rio la presidencia del PSD, a la vista de su estancamiento en las encuestas. Es posible que las elecciones de principios de 2022 lleven a una cierta parálisis política y no haya un ganador capaz de mejorar los años de equilibrismo de Antonio Costa.

 

 

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