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Miyares: Una Bitácora cubana (XCI)

 

1 – Las elecciones del pasado 26 de marzo: el gran fracaso

‘Las conclusiones son claras: el sistema implantado en Cuba está agotado. La salida de la crisis no está en aliarse con Rusia.’

Frases contundentemente ciertas de Dimas Castellanos, en Diario de Cuba.

Lo primero que habría que reafirmar -ya una obviedad- es que en Cuba no se realizan elecciones competitivas, porque los ciudadanos no pueden “elegir” sino “ratificar” a los postulados previamente por el único partido existente legalmente, el omnipresente históricamente (aunque su influencia va en decadencia) partido comunista. Ya ni siquiera les vale la intensa propaganda oficial desplegada. Buscaban revertir la creciente tendencia abstencionista, y no lo lograron.

Como recuerda Castellanos, en “las elecciones municipales de 2003, 3.250.129 cubanos, el 38,90% del electorado, manifestaron su descontento absteniéndose o anulando las boletas”.

Por supuesto, nadie piensa que las elecciones en Cuba sean transparentes, o que ofrezcan resultados confiables. Seguimos con Castellanos:

“Llama la atención que el día en que se celebraron los «comicios», la CEN, en el parte emitido a las 11:00AM, informó que habían asistido 3.382.792 de electores, el 41,66% del total; una cifra bajísima si se tiene en cuenta la insistencia de las autoridades llamando a votar en horas tempranas, en un día no laborable, en que además, tanto los partidarios del Gobierno como los opositores que anulan sus boletas suelen hacerlo en las primeras horas. Después, en todo el país las redes mostraron los colegios desiertos. Sin embargo, para sorpresa, a las 5:00PM, se informó que ya habían asistido 5.711.608 (70,34%). Y al día siguiente, la participación se había elevado hasta 6.164.876 (75,92%) del padrón electoral.

De haber sido ciertas esas cifras, no se justifica que, sin que sucediera algún fenómeno atmosférico, la CEN decidiera que los colegios electorales permanecieran abiertos durante una hora más de lo establecido”.

Mientras tanto, observadores y activistas de plataformas independientes (Observadores de Derechos Electorales, Comisión Cubana de Defensa Electoral y Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales) fueron amenazados, impedidos de abandonar sus hogares o sencillamente detenidos.

El resultado final anunciado es sencillamente no creíble. Bastan las imágenes de los centros de votación vacíos a lo largo del día.

Otro dato significativo: Cuba es el único país donde se postula el número exacto de candidatos a los puestos a llenar. Y todos son “electos”.

Conclusión: como prácticamente toda iniciativa, acto o acción ejecutada por el régimen, estas elecciones fueron un rotundo fracaso.

Y en palabras del periodista:

“Las conclusiones son claras: el sistema implantado en Cuba está agotado. La salida de la crisis no está en aliarse con Rusia, en elecciones manipuladas, en nuevos paquetes de medidas, ni en que los funcionarios y candidatos realicen recorridos por todo el país; sino en la restitución de las libertades políticas y económicas.

Lo que ha demostrado el 26 de marzo, una vez más, es que resulta imposible conservar el poder sin cambiar. Ante tal encrucijada y en ausencia de la cuota mínima necesaria de voluntad política para desandar el camino equivocado, el Gobierno ha puesto la brújula en dirección al modelo oligárquico que existe en Rusia, una decisión condenada a un nuevo fracaso, pues resulta imposible salir de la crisis transfigurando el modelo que la generó en lugar de sustituirlo por otro totalmente ajeno a nuestra historia y cultura.

El creciente número de cubanos que han decidido no asistir a votar, responde a la incapacidad del régimen de satisfacer las necesidades más elementales y al hundimiento en una pobreza creciente y generalizada. A ello que se une el fatídico llamado que hiciera Miguel Díaz-Canel el 11J de 2021, a enfrentar unos cubanos contra otros; un hecho que ahondó la distancia entre pueblo y Gobierno y marcó definitivamente un antes y un después. (…)

De lo que se trata es de cumplir con aquella promesa realizada el 8 de enero de 1959, cuando Fidel Castro aseguró que se iba a convocar a elecciones en el más breve plazo de tiempo posible. Promesa que hoy, 64 años después, permanece en lista de espera”.

 

Sobre este tema es también conveniente destacar que Transparencia Electoral ha hecho públicas doce preguntas al Consejo Electoral Nacional, luego que su presidenta, Alina Balseiro, cuando informara del “exitoso resultado”, repitió en varias ocasiones que “a nosotros nos pueden auditar, nos pueden revisar”.

Transparencia le toma la palabra a Balseiro y solicitó poder hacer la auditoría (se sabía, por supuesto, que el régimen se negaría, como hizo en las municipales de 2022).

Las doce preguntas son las siguientes:

1. ¿Cuáles son los criterios usados por la Comisión Nacional de Candidaturas para la selección de 470 candidatos de un universo de más de 19 mil que se habían anunciado inicialmente?

2. ¿Cuáles son los criterios de selección de los funcionarios electorales?

3. ¿Cuáles son los criterios para la selección de las autoridades de mesa, qué tipo de capacitación recibieron y cómo fueron evaluadas?

4. ¿Cuál es el criterio para la selección de centros de votación? ¿Cómo garantizan la accesibilidad?

5. ¿Cuáles son las medidas de seguridad en la labor de despliegue del material electoral? ¿Las boletas tienen alguna identificación? ¿Cómo se aseguran de que no sean apócrifas? ¿Qué organismo está encargado de rendir cuentas sobre el operativo de despliegue?

6. ¿Cómo se confecciona el padrón electoral y cómo se depura?

7. ¿Cómo aseguran que una persona no vote en dos o más centros de votación? ¿Cuál es el procedimiento para cruzar los listados de votación? ¿Cómo se realiza la consolidación?

8. ¿Cuáles son los protocolos para el traslado de la urna una vez finalizada la elección? ¿Cómo se garantiza la cadena de custodia del material en caso de que sea necesario un reconteo de una mesa?

9. ¿Cuáles son las causales para reabrir una urna?

10. ¿Qué recursos pueden interponer los ciudadanos que observen el escrutinio en caso de que no estén de acuerdo con lo reflejado en el acta de escrutinio y ante cuáles instancias?

11. ¿Dónde están las actas de escrutinio? ¿Por qué no están publicadas y abiertas al público en formato digital?

12. ¿Cuál es el sistema de transmisión y consolidación de los datos? ¿Quién lo audita?

Estas son solo algunas cuestiones que pudieran ser analizadas en una auditoría integral que si bien no revertiría el talante antidemocrático de la elección, sí pueda dar cuenta de su solidez técnica.

Lamentablemente la página web del CEN no está en funcionamiento al momento de la publicación de este comunicado, por lo que Transparencia Electoral comunica vía Twitter la propuesta”.

 

 

2– El colapso cubano sin nombre ni apellido

Sin lugar a dudas, “The Guardian” es uno de los periódicos más serios del Reino Unido. Fue fundado en 1821 en Manchester como un semanario (The Manchester Guardian”). En 1855 se coonvirtió en diario; en 1959 se le quitó del nombre “Manchester”, buscando reflejar su presencia nacional, y en 1964 mudaron la sede a Londres.

El periódico ha sido alabado por la calidad de sus investigaciones, sus secciones culturales, y su página de opinión internacional.

Asimismo, es un periódico de posturas progresistas. Ciertamente es mucho menos conservador, por decir algo, que sus dos tradicionales competidores londinenses, “The Daily Telegraph” y “The Times”.

Ha sido alabado, sin embargo, por mantener una independencia partidista. The Guardian fue llamado alguna vez “la conciencia no conformista de Gran Bretaña”.

Por ello, merece destacarse una nota reciente de Alejandro Ríos en Cubanet, donde se señala que «The Guardian acaba de rendirse ante la evidencia devastadora y ha publicado un ensayo fotográfico deslumbrante en su miseria titulado El colapso cubano.”

Para Ríos, “cada foto cuenta una historia aberrante de seres humanos ―por lo general personas negras―, en escenarios infernales. Lamentablemente, la desventura sigue siendo fotogénica”.

“El ensayo atribuye la debacle a la inflación, el embargo y la mala administración del régimen. Se concentra en la crisis de la vivienda, los derrumbes consuetudinarios y sus consecuencias, así como en los llamados “albergues”, un paliativo a la escasez total de lugares donde vivir.

Revela nuevas circunstancias que expresan la indiferencia de la dictadura hacia los necesitados así como la prioridad de sus intereses financieros. Los terrenos de propiedades derruidas son aprovechados para construir hoteles de lujo”.

Merece también destacarse que “en un descargo de responsabilidad que acompaña los artículos aparecidos en el periódico, afirma Betsy Reed, la editora de The Guardian, que cuando reportan un tema como el cambio climático no tienen miedo de nombrar al responsable.

Destaca Ríos:

“En el caso que nos atañe ―“El colapso cubano”―, parecen haber olvidado un solo nombre ―castrismo― para resumir toda la culpabilidad del engendro histórico que suma 64 años de agonía para el pueblo cubano”.

A continuación el enlace al trabajo:

EL COLAPSO CUBANO

 

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3– Aveledo: Retrato de familia

Hay una vieja foto que sirvió de portada para un libro llamado “Retrato de familia con Fidel”. Su autor fue Carlos Franqui (1921-2010). Franqui fue director de Revolución, el periódico clandestino del Movimiento 26 de Julio y desde 1959 diario oficial cubano. El intelectual cubano también había dirigido Radio Rebelde, la emisora clandestina de los alzados contra la dictadura de Batista. En 1968, su condena a la invasión soviética a Checoeslovaquia marcó su ruptura con el régimen cubano, del cual ya se había distanciado.

Todo ello y más nos recuerda Ramón Guillermo Aveledo, destacado político e intelectual venezolano, en una reciente nota en el diario El Impulso. Sigamos con extractos de su artículo:

“La portada de su libro, publicado por la casa Seix Barral de Barcelona en 1981 tiene dos fotografías, o mejor dicho, dos versiones de una misma fotografía. Corresponden a la inauguración de Radio Rebelde. En una aparece Franqui a lado del Comandante Fidel Castro, en la otra no. Había sido borrado.

Se trata de una vieja técnica en los sistemas del socialismo real. Así como se reescribe la historia, se suprime de ella a los actores que resulten incómodos a la versión oficial. Borrarlos de fotografías o pinturas es el método más sencillo. Que en realidad hayan estado allí, no importa. Al fin y al cabo, para estos sistemas la realidad es lo de menos. (…)

El totalitarismo es por definición monopólico, no le basta con ser hegemónico. El control absoluto de los medios de comunicación en esos regímenes facilita la tarea de los maquilladores de la historia, sea en libros, películas, fotografías u obras de arte. La única versión existente es la oficial.

Hoy en día el panorama es otro. Si bien es cierto que las nuevas tecnologías facilitan las modificaciones e incluso las falsificaciones gracias a la Inteligencia Artificial, son tantas las vías para comunicarse que el trabajo de los borradores oficiales se pone cuesta arriba. Censurar los medios o lograr su autocensura ayuda, desde luego, pero quedan la ubicuas, infinitas redes sociales. Todo el mundo lleva en el bolsillo un celular que es cámara de fotografía, de video y grabadora. En un acto público, por más que el ingreso sea restringido estrictamente a medios oficiales, es muy difícil que no aparezca una foto o un video. Y más si los poderosos son proclives a exhibirse, “pantalleros” como se decía antes, alguno hablanchento ensoberbecido por la impunidad. Las fotos, videos o audios con ellos proliferan y regresan vengativos.

¡Qué angustia para los censores de hoy! Los que hasta ayer eran próceres y caen en desgracia, son como manchas rebeldes que no se quitan por más que le des. Editas el video y salen otros videos. Borras la foto y aparecen otras fotos. Ya no vale de nada quemar los negativos. Te cercioras de que los audios desparezcan y siguen sonando. ¡Qué stress!

 

Confirman a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo

 

4-¿Por qué Cuba no debe ser excluida de la lista de los EEUU de países terroristas?

Pregunta que se hace, y que responde, Roberto Álvarez Quiñones, en Diario de Cuba. Y es oportuna la nota, porque como él destaca, vuelven los intentos y maniobras internacionales de apoyo a la dictadura sobre ese tema -el castrismo siempre ha tenido más amigos de los que se merece-. Y es que la izquierda de cualquier tipo nunca ha dejado de sentir debilidad por el castrismo, su liturgia, su simbolismo, sin importar que la realidad sea totalmente opuesta a la propaganda de la tiranía. Porque no importa que el gobierno cubano haya practicado el terrorismo, proteja y ayude a todos los enemigos de la democracia liberal.

Como destaca el analista, a sus “defensores” y amigos en el exterior no les importa que:

“El partido político castrista gobernante en Cuba es el mismo de hace 70 años, que nació ya sembrando terror por toda la Isla, y que al asaltar el poder lo convirtió en terrorismo de Estado. Y continuó con su vocación incendiaria, ya no solo en Cuba, sino allende los mares, incluso en EEUU.

El creciente ruido internacional para que el régimen de La Habana sea excluido de la lista de países terroristas del Gobierno de EEUU (en compañía de Corea del Norte, Irán y Siria) lo impulsa la izquierda, con cada vez más influencia política y control de los medios de comunicación, universidades, instituciones académicas, sociales, etc. Tal y como lo soñó Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista de Italia.

Sí, esa izquierda es gramscista. Ha llegado al poder en procesos electorales «burgueses», y no a tiros como propugnaban Marx y Lenin. Pero por razones político-ideológicas no admite el carácter terrorista del castrismo, y encima le rinde pleitesía. (…)

En EEUU, donde la inteligencia castrista se mueve cómodamente, senadores, congresistas, empresarios, granjeros, académicos, artistas, activistas sociales y medios de prensa, reiteradamente piden lo mismo.

Y hay en todo esto un argumento muy hábil: si hace muchas décadas el régimen castrista cometió «excesos revolucionarios de violencia», eso es ya cosa del pasado, es historia antigua.

Falso. Nada de eso. Ese partido político único que hoy gobierna Cuba es el mismísimo creado por Fidel Castro en 1953, al que nombró Movimiento 26 de Julio (M-26-7). (…)

En estos 70 años transcurridos ese partido monopólico ha estado todo el tiempo mangoneado a capricho por dos hermanos. Uno de ellos murió de viejo a los 90 años, y el otro sigue al mando, ahora desde las sombras con el paripé de un «retiro» en el que nadie cree, con sus casi 92 años (los cumplirá en junio próximo). (…)

El partido castrista en 1961 pasó a llamarse Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI); en 1963, Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC) y, finalmente, Partido Comunista de Cuba, desde 1975. (…)

Ha asesinado a 7.899 cubanos opositores políticos. Fusilados, o asesinados extrajudicialmente, o que han muerto por causas atribuibles a la dictadura, según el último informe de 2019 de Archivo Cuba. O sea, el partido que hoy gobierna Cuba ha matado a 4.834 personas más que Pinochet, quien mató a 3.065 opositores, según cifras oficiales.

Hoy el castrismo está detrás de las incendiarias protestas en Latinoamérica para desestabilizar gobiernos democráticos, como ocurre ahora en Ecuador, donde el presidente electo está a punto de ser destituido para facilitar que el corrupto Rafael Correa vuelva al poder. Y antes incendiaron las calles en Chile, Colombia, Perú y Bolivia.

Cuba ha sido, y es, refugio de terroristas de todas partes, incluyendo a los máximos jefes del ELN de Colombia, la narcoguerrillera terrorista que sigue asesinando y sembrando el terror en la nación, ahora presidida por el otrora terrorista Gustavo Petro. (…)

Conclusión: Lo que por justicia elemental se debe pedir en todo el mundo es que el castrismo no salga nunca de esa lista de terroristas, y que Raúl Castro y sus cómplices sean juzgados en la Corte Internacional de Justicia de la ONU por crímenes contra la humanidad.

Basta ya de congraciarse con la peor tiranía en la historia de América.

 

La tasa de cambio del peso cubano contra el dólar será de 24 por 1

 

5- El problema no es con el dólar, es con los americanos, y no es de Cuba, es del castrismo

‘La historia comenzó mucho antes del 59. El primer brote sicótico documentado del que tengamos referencia data de 1940, cuando un Fidel Castro de 14 años…’

La obligada mención a las tribulaciones permanentes de la economía castrista nos la hace Rafaela Cruz, en Diario de Cuba. Inteligentemente, como acostumbra, ella se hace preguntas obvias ante las medidas más recientes, que por supuesto, nadie en el régimen se ocupa/preocupa en responder. Veamos sus consideraciones:

“Me quiere… no me quiere… me quiere… y así, desojando margaritas, continúa la relación amor-odio del castrismo con el dólar, algo que podría explicarse mejor que desde la economía, desde la sicología, pues la toxicidad de la relación de la Revolución con la moneda yanqui tiene hondas raíces freudianas.

La historia comenzó mucho antes del 59. El primer brote sicótico documentado del que tengamos referencia data de 1940, cuando un Fidel Castro de 14 años, mintiéndole descaradamente al presidente de EEUU afirmando tener solo 12 años —típica manipulación emocional—, pidió dinero «porque nunca vi un billete verde estadounidense de diez dólares y me gustaría tener uno». A cambio, redactando con una caligrafía infantiloide distintiva de personalidades narcisistas, se ofrecía como guía vendepatria: «si usted quiere acero para hacer sus barcos yo le enseñaré las minas más grandes de acero de la Tierra».

Luego, a lo largo de su insufrible y verborreica carrera como dictador, se debatió patéticamente con sentimientos, ocultos pero discernibles, de amor-admiración y odio-envidia que matizaron la tempestuosa relación de «su» isla con el gigante del Norte, muy similar a la del hijo rebelde con un padre al que culpa por sus propios complejos y fracasos, pero de quien anhela afirmación emocional y, principalmente, atención.

Sin ese encuadre sicológico es incomprensible el enrevesado tira y afloja histórico del castrismo con el billete verde, del cual estamos viviendo su capítulo más reciente con la sorpresiva decisión de dar marcha atrás a la prohibición de que bancos y demás instituciones financieras cubanas aceptaran dólares en efectivo.

Por supuesto, en esta, como en todas las ambivalencias afectivas, destaca una incoherencia que a veces raya lo esquizoide, pues para un observador externo lo que se aprecian son bandazos conductuales difícilmente explicables, justificados con argumentos carentes de sentido.

Por ejemplo, si la Resolución 176/2021 argüía que los bancos no aceptarían dólares en efectivo pues por culpa del «bloqueo» no podían mover internacionalmente el cash, con lo que tenían el «problema» de que las arcas del Banco Central estaban atestadas de dólares, ¿no se esperaría ahora que, al derogar tal resolución, se explicara cómo se superó esa dificultad?

Pues no, justifican que aquello ya no es necesario porque se ha «superado la pandemia Covid-19, con el inicio de la reanimación del turismo, la reanudación de la presencia de visitantes extranjeros y la recuperación paulatina de la actividad productiva y de servicios». Nada que ver con los problemas que arguyeron para aquella prohibición de hace casi dos años. Y, hasta donde sabemos, el «bloqueo» sigue ahí… Al menos para lo que a ellos le interesa. (…)

No se puede decir que esta medida devalúa más el peso o dolariza más la economía. Eso está pasando, sí, pero más que por manejos monetarios, es porque la economía cubana es cada vez más un reflujo de las remesas contra la importación vía mercado negro, a lo que con ímpetu se está sumando un sector privado que importa —y por lo tanto demanda dólares— muchísimo más de lo que logra vender fuera de la Isla.

Por más que los herederos de Fidel intenten ir contracorriente, ideológicamente envenenados por los traumas de aquel, como expresivamente describiera el sexto presidente norteamericano John Quincy Adams, Cuba, por su situación geográfica y por su devenir histórico, está predestinada a gravitar alrededor de la política y la economía de EEUU —como México, Panamá, Canadá y otros—, lo cual no constituye deshonor, como mismo no poder volar a causa de la fuerza gravitatoria no es desmérito para la raza humana, sino aceptación racional de circunstancias dadas.

Lamentablemente, mientras la elite dominante en Cuba considere que un acercamiento a EEUU es una amenaza para su posición dominante en la Isla, la economía nacional —a veces expresada en tragicómicas decisiones monetarias— continuará a la deriva, y el peso cubano terminará como mucho teniendo algún valor decorativo, porque para asuntos higiénicos el Granma lo supera.

6.– Quisiera terminar con un titular de hace pocos días de 14ymedio que desnuda, define, muestra en su crueldad y cinismo característicos al régimen castrista:

“Las cuentas de 2022 confirman que Cuba gasta 16 veces más en construir hoteles que en Salud”.

 

Marcelino Miyares, Miami, 23 de abril 2023

 

 

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