Moisés Naím predice una tormenta económica sobre toda América Latina
Las malas noticias sobre la economía latinoamericana no paran de llegar.
Por eso, la región entera está empezando a experimentar un nerviosismo ante sus perspectivas económicas que no se veía en varios años.
El venezolano Moisés Naím es una de las voces más conocidas y polémicas en el análisis internacional de la región. Exministro de Industria y Comercio y director del Banco Central de su país al final de la década de 1980, se hizo conocido globalmente por sus 14 años como director de Foreign Policy, una prestigiosa revista de análisis internacional.
Antichavista conocido y simpatizante de las políticas de mercado, hoy intensifica sus críticas al manejo reciente de la economía latinoamericana.
En la última década, muchos gobiernos de centroizquierda de la región se apartaron de las recetas “neoliberales” defendidas por Naím, y con un estado mucho más activista, financiado por los buenos precios de las materias primas, especialmente las exportadas a China, obtuvieron crecimiento económico con dramáticas reducciones de la pobreza.
Pero ahora la situación parece tomar un rumbo contrario. BBC Mundo tuvo una entrevista telefónica con Naím para conocer qué piensa de los nubarrones que se ciernen sobre la economía de América Latina.
– Con la caída en los precios del petróleo y demás materias primas, la desaceleración en China y una posible alza de tasas de interés en Estados Unidos: ¿enfrenta la economía de América Latina la tormenta perfecta?
Lo creo, y creo que América Latina va a tener un periodo en los próximos años en que va a ser peor del que hubo a raíz de la crisis financiera mundial de 2009.
– ¿A qué países de la región les va a ir peor?
Concretamente Venezuela y Brasil serán los más impactados. Pero de una manera u otra todos los países van a sufrir el impacto de esta convergencia de factores.
– ¿Va llegar Venezuela a la hiperinflación?
La definición de hiperinflación es inflación de tres dígitos durante dos trimestres seguidos. En estos momentos la inflación es altísima. Pero mucho más grave que la inflación en Venezuela es el desabastecimiento. Es no conseguir productos básicos y medicinas. Cuando no consigues productos básicos o medicinas, el precio es infinito. Mucho más grave que tener precios altos es tener productos que no se consiguen a ningún precio.
– El caso brasileño está también muy presente en la discusión internacional por la reciente rebaja en la calificación de su deuda por la agencia Standard and Poors. ¿Cómo explica que Brasil haya pasado tan rápidamente de ser un país que todo el mundo presentaba como ejemplo de potencia emergente, a enfrentar una situación de crisis?
Fue un populismo menos estridente que el de (fallecido presidente venezolano) Hugo Chávez, pero ciertamente un crecimiento económico fundamentado en el gasto público, en el crédito fácil y en la expansión monetaria.
Todo esto basado en los ingresos producto en las exportaciones de commodities y el acceso fácil a los mercados financieros internacionales que estaban pasando por un momento de abundancia de liquidez. Una vez ambas cosas desaparecen, la política que los había mantenido andando se hizo insostenible.
– Durante la última gran crisis económica latinoamericana, en los años 80, se habló de una década perdida por sus enormes costos sociales, en contraste con los años recientes, donde millones de latinoamericanos han salido de la pobreza y han ingresado a la clase media, en muchos casos gracias a las políticas de gobiernos de centroizquierda. ¿Están en peligro estos avances sociales con la crisis en ciernes? ¿Puede ocurrir un retroceso tan grande como el de los años 80?
No en general. En algunos países esas nuevas clases medias ya se consolidaron. Pero veo con mucha preocupación lo que puede pasar en Argentina, Brasil y por supuesto en Venezuela. Está claro que en Venezuela muchos de los progresos que hubo en los últimos diez años están siendo perdidos a gran velocidad.
– ¿Quién tuvo la culpa de esta crisis que está llegando en América Latina? ¿Es el resultado de un deterioro de las condiciones internacionales? ¿O es de los políticos?
No hay duda que es de quienes estuvieron a cargo. Es difícil pensar que Hugo Chávez y Nicolás Maduro no son responsables de la situación económica que hay en Venezuela. Ellos tuvieron la capacidad y el poder absoluto durante mucho tiempo e hicieron con ese poder lo que quisieron sin ningún tipo de pesos y contrapesos.
Lo que se ve hoy en Venezuela fue hecho en el Palacio (presidencial) de Miraflores. Lo que estamos viendo en Brasil fue hecho por (el expresidente Luiz Inacio) Lula da Silva y (la presidenta) Dilma Rousseff. Y lo que estamos viendo en Argentina fue hecho por la familia Kirchner. Sobre eso no debería haber gran controversia.
– Muchos vieron en su momento a China como un salvador de América Latina. Ahora tiene problemas. ¿Hicieron estos países un error estratégico al apostarle a China?
No. Uno le vende a quien le compre. China seguirá siendo protagonista y va a ser un comprador importante. La demografía dicta eso. Pero ciertamente es un país que ya no va a crecer a las tasas anteriores y va a demandar menos productos de América Latina.
– ¿Qué tan grave va a llegar a ser esta crisis comparada con anteriores?
Todavía es muy temprano para saberlo. China lleva tiempo siendo la principal locomotora de la economía mundial. Lo que no sabemos es si esa locomotora desaceleró o se descarriló. Eso lo vamos a descubrir en los próximos meses.
– ¿Qué se puede hacer para aminorar el costo de la crisis que usted ve venir?
No hay sorpresas, ni revelaciones, ni hay magia. Hay que hacer el trabajo cotidiano de reducir el gasto público que no tiene impacto social, el que solo contribuye a la burocracia.
América Latina tiene una desesperada necesidad de aumentar su productividad laboral y empresarial, que es una de las más bajas del mundo.
Las tasas de ahorro también están entre las más bajas del mundo. Hay que hacer la tarea, una tarea que se sabía que había que hacer, que no ha dejado de ser urgente pero que con la bonanza de los commodities y el dinero fácil se perdió el impulso y la prioridad en las reformas que todo el mundo sabe que son indispensables.