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Monday, Monday: Jacques Brel (y «Ne me quitte pas»)

13956811640343Para «Monday, Monday» es un gran honor -y una deuda a cubrir- presentar un sincero homenaje al más grande cantautor en la historia de la música popular: Jacques Brel. 

Pueden hacerse todas las listas posibles con los grandes compositores de música popular; una entre tantas, por ejemplo, incluiría a Agustín Lara, Bob Dylan, George Gershwin, Charles Trenet, Lennon-McCartney, Paul Simon, George Harrison, Joni Mitchell, Burt Bacharach-Hal David, Antonio Carlos Jobim-Vinicius de Moraes, Irving Berlin, Domenico Modugno, Roberto Cantoral, y así por grupos, décadas, estilos, países.  

¿Y cantantes? Recientemente le hicimos un homenaje a Frank Sinatra (previamente, a grandes intérpretes como Billie Holliday B.B. King, Mina,  los baladistas de los sesenta en Italia y en el mundo anglosajón, o los jóvenes cantantes de hoy, como Zaz, o Nikki Yanofsky). Pero quien mejor combina unas dotes geniales tanto como compositor como intérprete, es Jacques Brel, nacido en Bruselas, un 8 de abril de 1929.  A continuación, «Quand on n’a que l’amour«. 

La versión de «Quand on n’a que l’amour«, de  Céline Dion, en concierto en el Olimpia de París, es legendaria:

Su aventura musical comienza en 1953, a los 24 años. Ya casado y con tres hijas, busca su fortuna y su destino en la Rive Gauche parisiense. El gerente del cabaret  Les Trois Baudetes, situado en Pigalle, le ayudó en la producción de su primer disco. En 1957, su canción «Quand on n’a que l’amour» impresionó al público y, de allí en adelante no hizo sino producir un éxito tras otro. ¿Las canciones más importantes de este periodo? «La valse à mille temps«, «Ne me quitte pas«, ««La chanson des vieux amants»,«Les Bourgeois» y «Amsterdam«. El 17 de mayo de 1967 dará su último concierto en un pequeño cine de Roubaix. Ahora, Brel cantando «Amsterdam». 

Mort Shuman adaptó algunas de sus canciones y las tradujo al inglés para un espectáculo llamado «Jacques Brel is Alive and Well and Living in Paris» (1967). En esta época se dedicó a componer una ópera, L’homme de la Mancha, que se estrenó en el Teatro Real de la Monnaie de Bruselas (1968). Oigamos «La chanson des vieux amants»:


 

Al estar enfermo de gravedad, decidió dejarlo todo para viajar en su barco, el Askoï. Su exilio voluntario en las islas Marquesas, en pleno océano Pacífico, no le impide la composición de un último álbum con doce canciones cuya salida al mercado en 1977 origina la venta de más de un millón de ejemplares en pocas semanas. Donó el 90% de las ganancias a organizaciones para la investigación del cáncer. ‘Ne me quitte pas’, ha sido considerada la mejor canción en francés del siglo XX. Luego, muchos afirman -y yo estoy de acuerdo- que es la más extraordinaria canción de amor de la historia. Es una de las expresiones máximas de alguien que más que un simple autor, fue fundamentalmente un poeta. Un poeta que tuvo asimismo el don de componer hermosas melodías para acompañar sus poemas. Y es que, como acertadamente afirma Ricardo Bada en nota que publico abajo, «en principio todo poema fue canción». Brel interpretando «Ne me quitte pas»

 

La versión de Céline Dion (ojo, la traducción española es mediocre):

 

La hermosa versión de Edith Piaf:

 

Uno de los regalos más preciados que he recibido, de parte de una amiga belga, fue un libro de poemas de Brel. Allí se incluía el universo maravilloso de todas sus canciones. Recuerdo asimismo haber leído hace más de treinta años,  en un ejemplar de la revista Paris Match, una encuesta en el mundo francófono sobre quiénes eran los mejores intérpretes de la canción en francés de la historia: ¿Claros ganadores? Edith Piaf, entre las damas, Y Jacques Brel entre los caballeros. 

Su estilo en escena era como muchas de sus canciones: apasionado pero tierno, dramático pero sencillo, teatral pero emotivo.

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Zizou

Toda gran canción tiene su historia y vida propias: ¿Cuáles fueron las de «Ne me quitte pas«?  En ella Brel busca expiar su tormentosa relación con «Zizou» (Suzanne Gabriello, una comediante y cantante). Jacques Brel la  amará y se entregará vehemente a ella durante todo un lustro. Cinco años repletos de encuentros y desencuentros con la chica.

Ne me quitte pas sufrió varias transformaciones antes de que Brel la grabara definitivamente. Es  Simone Langlois la que canta y graba antes que nadie ‘Ne me quitte pas’.

El 11 de septiembre de 1959 Jacques Brel graba su versión definitiva deNe me quitte pas. El tema se encuentra en el cuarto álbum del cantante belga, llamado ‘Le valse a Mille Temps’, quizá su mejor álbum, aparecido en el sello Philips. 

Un año más tarde, el 13 de abril, Brel graba su versión de ‘Ne me quitte pas’ en el idioma flamenco, un guiño nacionalista a su país natal. ‘Ne me quitte pas’ se transforma en ‘Laat me niet Alleen’. Trece años después de su nacimiento, el 20 de junio de 1972, Jacques Brel graba una nueva versión para el álbum del mismo nombre, Ne me quitte pas.

Edith Piaf opinó que la canción era un himno que mostraba como nunca antes nadie había hecho hasta dónde puede humillarse un hombre por el amor a una mujer. En realidad, es la pena que paga Brel por su terrible relación con ‘Zizou’, con quien rompe cuando ella le dice que está embarazada. Se produce entonces una ruptura trágica, porque la amaba como nunca amó a nadie más. Pero Brel decide regresar con su esposa y sus hijas. 

Jacques Brel falleció muy joven (49 años) el 9 de octubre de 1978, de cáncer de pulmón en el hospital franco-musulmán de Bobigny, cerca de París. Murió de embolia pulmonar, su pena por ser un fumador incontrolado. Como última voluntad, Brel pidió ser enterrado en las islas Marquesas. No quiso verse enterrado ni en Bruselas ni en París. Conocía donde estaba enterrado su pintor favorito, Paul Gauguin. Sus restos descansan apaciblemente en la Polinesia francesa, en el Cementerio del Calvario, en Atuona, al sur de la isla Hiva Oa de las legendarias islas Marquesas. A pocos metros, está Gauguin. 

Por último, el querido amigo Ricardo Bada, a quien le comenté que preparaba esta nota-homenaje, tuvo la amabilidad de enviarme una nota suya, de 2003, sobre Brel. La comparto con ustedes:

La Nación, San José de Costa Rica, 5.10.2003

Requiem gozoso por Jacques Brel (9.10.1978)

 

por Ricardo Bada

 

El 16 de octubre de 1978, el cardenal camarlengo anunció desde el balcón principal del Vaticano que la iglesia católica tenía un nuevo Papa, y pronunció su nombre empleando la fonética polaca correcta: «Woitigua». Un italiano de los miles que llenaban la plaza de San Pedro murmuró estupefacto: «Madonna, é un africano!» Esta reacción espontánea le hubiese hecho reír a Jacques Brel, pero Brel había muerto exactamente una semana antes. El lacónico parte médico del Hospital Franco-Musulmán de París establecía con fecha 9.10.1978:

 

“El cantante Jacques Brel ha muerto a las 4:30 de una embolia pulmonar. Tenía 49 años”.

 

Sólo un año atrás había regresado a París, encastillándose para grabar en el apartamento de la discreta Juliette Gréco, y volvió a conquistarnos el corazón con su último disco, el de las canciones compuestas en su retiro voluntario de las islas Marquesas, en el lejano Pacífico:

 

«Hablan de la muerte como tú hablas de un fruto / Miran el mar como tú miras un pozo /

Las mujeres son lascivas bajo el temido sol / Y si no hay invierno tampoco es esto el verano /

La lluvia es traversera golpea gota a gota / Algunos viejos caballos blancos que tararean Gauguin

/ Y por falta de brisa el tiempo se inmoviliza / En las Marquesas».

 

La perla del disco, sin embargo, sigue siendo para los breladictos la elegía Jaurès: «Preguntaos bella juventud / El tiempo de la sombra de un recuerdo / El tiempo del soplo de un suspiro /

 

Por qué mataron a Jaurès / Por qué mataron a Jaurès». A Jaurès, al líder socialista que se opuso con todas sus fuerzas a la masacre que fue la guerra del 14. ¿Recuerdas, Dulcehé, aquél día que peregrinamos hasta el 146 de la rue Montmartre, al Café du Croissant, a cuya puerta se encontraba sentado Jaurès, leyendo, cuando el vil Raoul Villain le disparó a quemarropa?

 

¡Jacques Brel! Para quienes sucumbimos muy pronto a la fascinación de sus interpretaciones, su muerte fue como la de un pariente querido, un primo lejano y fabuloso que con su voz nos contaba la historia secreta de nuestra propia juventud («Íbamos a beber nuestros veinte años / Jojo se creía Voltaire / Y Pierre Casanova / Y yo que era el más orgulloso / Me creía yo mismo / Y cuando hacia la medianoche pasaban los notarios / Que salían del Hotel de los Tres Faisanes / Les enseñábamos el culo y nuestra buena educación»). Sí, Brel nos contaba nuestras propias secretas vergüenzas de novios plantados por la novia («Esta tarde esperaba a Madeleine / Pero he tirado mis lilas / Como todas las semanas / Se fregó lo de ir al cine / Me quedo con mis “Te quiero” / Madeleine no vendrá»). Sí, Brel nos contaba nuestra fiera ternura para con los amigos («A seis pies bajo tierra Jojo cantas todavía / A seis pies bajo tierra Jojo esperas todavía / A seis pies bajo tierra Jojo hermaneas todavía / A seis pies bajo tierra Jojo no has muerto / A seis pies bajo tierra Jojo todavía te amo»).

 

Brel cantando «Les Bourgeois» (Los burgueses):

 

 

En suma, Brel era nuestro, como no lo ha sido ningún otro cantante, con la posible excepción de su amigo Georges Brassens, sólo que a Brassens lo amábamos como a un tío, no como a un primo, veíamos en él un cierto reflejo de nuestro padre agnóstico y soñador, no al compinche alegre y melancólico, divertido y desgarrado, anticlerical y casi místico: porque ése era Brel.

 

En una entrevista con José Luis Atienza Merino, el biógrafo español de su padre, France Brel le confesó: «Se sentía muy español. Le gustaba imaginarse descendiente de algún bravo soldado de los Tercios de Flandes. Quería ser Don Quijote». Y lo fue, sobre las tablas, interpretando de un modo inolvidable al caballero de la Triste Figura, en el musical El hombre de La Mancha. Como también fue la voz del narrador en una versión de Pedro y el lobo, de Prokofiev, que se cuenta entre los discos más codiciosamente buscados –¡auténticas joyas esos Barclay 80.406!–por todos los melómanos del mundo.

 

Aún recuerdo la cara de desconcierto, y el consiguiente desdén, de muchos interlocutores que al preguntarme cuáles eran los poetas franceses actuales que más me gustaban, oían de mis labios esta respuesta: «Primero un flamenco, Jacques Brel, y a su lado Georges Brassens». Ninguno de aquellos sabios parecía haberse enterado de que la venerable Academie Française (harto más sabia en su decisión) ya le había discernido su premio de poesía a Brassens en 1967. En lo que a Brel se refiere, cualquiera que lea y oiga Le plat pays, o ese prodigio bilingüe que es Marieke, o ese impresionante treno que es Ne me quitte pas, se da cuenta enseguida de que está leyendo y oyendo algunas de las cumbres de la poesía francesa del siglo XX. Y redescubre otra cosa: que la poesía, en un principio, fue canción.

Brel interpretando «Le Plat Pays» (El País Llano):

 

Hace 25 años que murió Jacques Brel. La alegre paradoja es que sigue tan vivo como siemprey como Carlos Gardel, cada día canta mejor.

 

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A la fecha, hay más de mil versiones de «Ne me quitte Pas«. Rod McKuen hizo una adaptación al inglés, «If you go away«. Otros títulos posibles, en diversos idiomas en los que ha sido versionada, son «Don’t leave me», «Bitte, geh nicht fort», «Lasko prokleta», «Non andare via», «Não me deixes mais», «Se Você Partir», «Al tilchi mikan», «Ne ostavljaj me», «No me dejes», «No em deixis mai». 

 

La cantan, por ejemplo, Frank Sinatra, Madonna, Scott Walker, Tom Jones, Dusty Springfield, Barbra Streisand, Nina Simone, David Bowie, Sting, Shirley Bassey. En francés, está la excelente de Juliette Greco; también la han interpretado Céline Dion, Charles Aznavour, Barbara, Marie Laforet, Sylvie Vartan, Ives Montand, Mireille Mathieu, Gilbert Becaud. Cantantes brasileños como Altemar Dutra, o Maysa Matarazzo. En español, Mari Trini, Julio Iglesias, Lucho Gatica, Nacha Guevara, Fito Páez, Angélica María. En italiano, Gigliola Cinquetti, Patty Pravo, Gino Paoli, Ornella Vanoni. Existe, ya presentada en un «Monday, Monday» previo, la excelente versión en salsa del colombiano Yuri Buenaventura. Oigamos, en primer lugar, la versión inglesa de Frank Sinatra

 

 Gigliola Cinquetti, con la versión italiana: «Non andare via« (letra italiana de Gino Paoli):

 

 

 

Entre los cantantes brasileños, hay consenso en que Maysa Matarazzo (de las grandes cantantes de música popular de su país, siempre recordada; muere joven en un accidente automovilístico) hace una notable versión en el original francés: 

 

Y aunque ya la subimos en una entrega anterior, oigamos de nuevo la versión salsosa del colombiano radicado en Francia, Yuri Buenaventura:

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