¡Muchas gracias, América!

Amigo lector:
Hoy después de años escribiendo esta columna semanal, voy a hacer algo por primera vez: le voy a ceder parcialmente la palabra a otra persona (Christina Witvrouwen), a quien, de paso, no conozco. Aunque quizá sí, porque me la imagino, y bien, luego de leer una publicación suya en la red social Threads.
Christina Witvrouwen es una ciudadana belga que decidió hacerle una carta pública a la pedante y engreída secretaria de prensa de Trump, Karoline Leavitt, luego de que esta respondiera airadamente al eurodiputado francés Raphaël Glucksmann (hijo de André Glucksmann, filósofo y ensayista francés, miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes, fallecido en 2015).
¿Por qué se molestó la apparatchik Leavitt? Porque el eurodiputado sugirió que los EEUU-de-Trump deberían regresar la Estatua de la Libertad a Francia; entonces nuestra burócrata mediática le respondió que “los franceses deberían estar agradecidos porque si no fuera por los americanos hoy estarían hablando alemán”.
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La señorita Leavitt se ha hecho, en menos de dos meses, famosa por su intemperancia, novatería y una asombrosa carencia de capacidad reflexiva.
Leavitt ofreció su primera rueda de prensa en la Casa Blanca el 28 de enero de 2025, durante la cual anunció que periodistas independientes e influencers también podrían asistir a las ruedas de prensa en el futuro, claro, todo sea por la defensa de la libertad de expresión ¿verdad? pero, sin embargo, ¿cuáles estándares serían aplicados para decidir quién puede ser invitado o no? ¿quién califica como ¨periodista independiente, o influencer”? A saber…
Nuestra Barbie MAGA ha demostrado asimismo unos insólitos conocimientos de economía, como puede verse a continuación: Josh Boak, veterano periodista de Associated Press, preguntó a Leavitt si los aranceles del presidente Trump eran una forma de subida de impuestos al pueblo estadounidense.
La respuesta de Leavitt: ‘Los aranceles son un recorte de impuestos para el pueblo estadounidense, y el presidente es un firme defensor de los recortes de impuestos.’
Boak entonces le preguntó a Leavitt si alguna vez había pagado un arancel.
“Los aranceles no se cobran a las empresas extranjeras, se cobran a los importadores”, le explicó el veterano periodista.
Leavitt, más caliente que plancha de chino, respondió: ‘Me parece insultante que intente poner a prueba mis conocimientos de economía y la decisión que ha tomado nuestro presidente. Ahora me arrepiento de haberle permitido preguntar al representante de The Associated Press’.
Así como si nada; claro, si su jefe miente, exhibe su ignorancia, e insulta cuando y como quiere, ¿por qué ella no?
Entra en escena, entonces, nuestra señora belga y su carta a la Leavitt por su tajante respuesta al eurodiputado francés. Repito que no sé quién es ella, pero me encanta cómo escribe y cómo eleva el sarcasmo a una fina forma de ingenio.
Leamos ahora su misiva:
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¡Oh, merci beaucoup America!
Porque aparentemente, sin ti, toda Europa estaría marchando “a paso de ganso” por la historia ahora mismo, según la propia secretaria de prensa de la Casa Blanca, la Barbie Nazi, Karoline Leavitt.
Karoline, aquí Bélgica. Ya sabes, ¿ese pequeño país que probablemente no podrías encontrar en un mapa sin Google Earth y sin la intervención divina? Sí, hola. Solo queríamos darte las gracias por la lección de historia que nadie pidió. ¿Porque sin Estados Unidos todos estaríamos hablando alemán? Cariño, un tercio de Bélgica ya lo hace. Por aquí estamos acostumbrados a las multitareas. Poseemos tres idiomas nacionales, un sarcasmo fluido y suficientes variedades de cerveza para ahogar un imperio. ¿Qué puedes hacer tú? Ah claro, pronunciar mal «croissant.”
Y sobre aparecer en la Segunda Guerra Mundial -enhorabuena por todo eso de salvar a Europa- después de, ya sabes, sentarse en el banquillo durante los primeros años de guerra mientras Europa ardía. Claro, patean la puerta a la undécima hora, traen los fuegos artificiales, y luego actúan como si hubieran sido los anfitriones de toda la fiesta. Clásico.
Aquí hay una pequeña perspectiva desde el lado belga: mientras tus abuelos asaltaban las playas en el 44 (respeto), los nuestros estaban siendo aplastados de nuevo, porque aparentemente, el pasatiempo favorito de Bélgica es ser invadida cada veinte años. Así que sí, lo entendemos. ¿Agradecidos? Sí, claro. ¿Eternamente en deuda? Calma.
Y mientras ustedes se dan palmaditas en la espalda, nosotros estamos aquí perfeccionando el arte de vivir bien. Ya sabes, cerveza de verdad. Nada de esas tonterías acuosas de ustedes. Preparamos cervezas Trappist ales tan fuertes que vienen con una etiqueta de advertencia. ¿Chocolate? El nuestro es tan bueno que tus primos suizos lloran en su fondue. ¿Papas fritas? Nosotros las inventamos. Así es, las papas fritas son belgas. Y se sirven con mayonesa.
Y ya que estamos intercambiando favores históricos, aquí hay un pequeño recordatorio: sin Francia, ustedes seguirían siendo británicos. Sí. ¿Por qué? Si no fuera por las tropas francesas, barcos franceses y un rey francés pagando la cuenta, todavía estarían los americanos prometiendo lealtad a la corona y llamando al fútbol, fútbol. Así que tal vez, solo tal vez, reduzcan los sermones sobre quién debería estar agradecido a quién. Lafayette no cruzó el Atlántico por estas tonterías.
Pero aquí está la cosa: somos aliados. Lo hemos sido durante mucho tiempo. Hombro a hombro en las trincheras, en las playas, en las sesiones informativas de la OTAN, y todo lo demás. Así que tal vez es hora de actuar como aliados: respeto mutuo, historia compartida y todas esas cosas buenas. No sermones condescendientes de alguien que confunde la diplomacia con rutinas de animadora, de “cheerleader”.
Mientras tanto, seguiremos aquí en Bruselas, dirigiendo la Unión Europea, bebiendo cerveza más antigua que tu país, comiendo un chocolate que podría terminar con las guerras, y haciendo malabares con tres idiomas antes de que termines tu Pop-Tart matutino.
Así que sí, Karoline: dank u wel, merci y danke schön por el recordatorio no solicitado. Ahora ve a probar algo de hierba. O al menos intenta saborear una cerveza Chimay. La necesitas.
Gracias,
Christina Witvrouwen