Muere a los 94 años el escritor checo Milan Kundera
El autor de 'La insoportable levedad del ser' emigró a Francia en 1975 tras criticar la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968
Milan Kundera (Brno, Checoslovaquia, 1929) falleció la mañana del miércoles en su domicilio parisino. Fue uno de los primeros y más grandes disidentes contra el comunismo este europeo. En su obra se confunden la historia de su patria natal y de Europa, las metamorfosis de la novela y la música de nuestra civilización, la ambición de construir fabulas y relatos capaces de refutar la historia.
Novelista, poeta, dramaturgo, ‘humorista’ (tendencia Kafka), Kundera nació en el seno de una familia ilustrada, muy culta y acomodada. Su padre, pianista y musicólogo, le descubrió el arte de la composición, iniciándolo al estudio del piano. De su madre aprendió el arte de recibir y comportarse, en una sociedad que debía precipitarse en el infierno que coincidió con la ascensión del nazismo y continuó con la ocupación comunista de su patria.
El joven Kundera estudió estética y literatura en la Universidad de Praga. No dudó en afiliarse al Partido Comunista checo, donde sus bromas políticas lo convirtieron en algo parecido a un ‘hereje’ con relativa rapidez.
Su sentido del humor, entre el absurdo y la ironía, le permitió hacer cohabitar, en sus primeras obras, un vago respeto por el canon socialista y una prosa entre poética y humorística (humor negro azabache). El genio personal de Kundera se hizo definitivamente público y universal durante la Primavera de Praga (enero / agosto de 1968), muy diferente, a su modo de ver, del Mayo francés de la época.
A juicio de Kundera, la Primavera checa era un proceso cultural muy profundo, que aspiraba a reconstruir la matriz cultural y espiritual de Europa, víctima del totalitarismo comunista. En Praga, llegó a escribir, se iniciaba la «descomposición de un régimen». Amigo del director de cine Milos Forman y del político Vaclav Havel, entre otros de los grandes disidentes que fueron grandes actores de una inmensa transformación democrática, cultural.
Régimen comunista
La restauración militar del poder comunista, el mes de agosto de 1968, convirtió a Kundera en un personaje peligroso para el nuevo régimen. Sus libros fueron prohibidos, perdió su trabajo como profesor en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos. Sobrevivió. Siguió escribiendo, con una ironía feroz. Hasta que consiguió abandonar su patria, en coche, con su esposa, Véra Hrabankova, para refugiarse en Francia, en Rennes, donde nunca llegaron a integrarse, instalados en unos suburbios de «altas torres infernales».
Dos años más tarde, Kundera consiguió un puesto en la muy parisina y elitista École des hautes études en sciences sociales (EHESS), donde enseñaba Raymond Aron, a unos metros de la antigua cárcel donde estuvo encerrado César González Ruano por tráficos crapulosos, a un kilómetro corto de la sede de Gallimard, su editor. Comenzaban los años de gloria y reconocimiento universal.
Ya famoso, Kundera continuó sufriendo la persecución comunista, lanzando contra él una legendaria campaña de difamaciones. La élite literaria mundial, de Philip Roth a Salman Rushdie, entre los más grandes, salieron en su defensa. Sus obras fueron traducidas a ochenta lenguas.
Nacionalizado francés
Kundera decidió nacionalizarse francés el 1981, coincidiendo con la llamada al poder de François Mitterrand, el primer presidente socialista de Francia desde el Frente Popular (1936-38). Privado de su nacionalidad por el régimen comunista, perseguido como apátrida, nacionalizado francés, Kundera terminó escribiendo en francés, con un raro y feliz virtuosismo.
Entre 1967 y 1980 había escrito en checo una decena de novelas, entre las más famosas, como ‘La insoportable levedad del ser‘ y ‘La inmortalidad’. Entre 1995 y 2013 publicó cuatro novelas en francés, de una ironía volteriana la mayoría, como es el caso de ‘La fiesta de la insignificancia’.
La decena de obras teatrales de Kundera ha estado poco representada. Entre sus ensayos literarios, en checo y francés, varias obras mayores, como ‘El arte de la novela‘ (1986) y ‘Un encuentro’ (2009), un relato autobiográfico indispensable para comprender su vida y su obra.
Reconocido mundialmente, Kundera decidió no regresar definitivamente a Praga, ‘refugiado’ en su domicilio parisino, donde vivía muy alejado de la vida social, desde hace muchos años. Por el contrario, el novelista y su esposa solían pasear, solos, no siempre de la mano, por la periferia del distrito VII de París, una geografía que se confunde, por momentos, con la geografía parisina de una gran escritora española, catalana, Mercè Rodoreda.