Nacidas en el Lejano Oriente, triunfadoras en Hollywood (2)
Si deseas ver la primera parte de esta nota, puedes hacer clic aquí:
Ahora, la segunda parte, con actrices nacidas en Japón, China, Vietnam y Corea del Sur:
JAPÓN:
OLIVIA DE HAVILLAND
La mayor de dos hermanas y actrices grandiosas (Joan Fontaine es la otra) es también la de muerte más reciente; de hecho habíamos mencionado su cumpleaños 104 con motivo de su aparición en una nota previa hace pocas semanas, “El cine en el diván” (escrita con el pana Julio Sosa Pietri).
Allí adelantamos alguna información sobre quien obviamente muchos medios llamaron justicieramente en sus obituarios “la última gran dama del cine clásico”. Pero para explicar en verdad quién fue Olivia de Havilland, su impacto no solo en la pantalla, sino asimismo fuera de ella, quizá sea necesario comenzar con la siguiente anécdota:
Corre 1935, y Olivia (nacida Olivia Mary de Havilland el 1 de julio de 1916 en Tokyo, Japón, de padres británicos), una chica inglesa de apenas 19 años, está en el día inicial de filmación de su primera película importante, “Captain Blood”. Para el coprotagonista, aunque varios años mayor que ella, es también su primer rol significativo. ¿Su nombre? Errol Flynn. Ambos estaban regresando sus bandejas de comida a la cantina, ya que ella había decidido –mezcla de modestia y timidez- sentarse sola a comer. Pero ahora, con unos minutos antes de grabar, se sentaron en la rampa de entrada al escenario. Las primeras palabras de Flynn fueron: “¿Qué esperas lograr de todo esto?” Ella, con tono y acento claramente ingleses, respondió: “Me gustaría que me respetaran por un trabajo difícil pero bien hecho”. Una peculiar forma de matizar una respuesta obvia y común en el medio: “éxito”. Demuestra eso sí, que la chica estaba preparada para enfrentar retos duros en frentes diversos. Preguntada muchos años después sobre su carrera, ella no solo mencionará su papel en “Lo que el viento se llevó”, o sus dos premios Oscar (por “To Each His Own”, 1947, y “La Heredera” , en 1950); ella tiene además el inmenso mérito de haber encabezado los esfuerzos que rompieron las reglas que convertían a los actores en literales esclavos al servicio de los deseos y caprichos de los grandes estudios. En su caso, Warner Bros.
Olivia era pequeña y muy hermosa, así que estaba condenada a repetir papeles de “chica ingenua”, encargada de seducir a su galán y llevarlo al lecho matrimonial –luego de asegurar el anillo en el dedo correspondiente-. A mediados de los treinta Warner Bros. tenía una gran actriz dramática, Bette Davis, y dos “ingenues”, una rubia y una morena. Olivia era esta última.
Ella quiso desde sus comienzos interpretar mujeres complejas, profundas, introspectivas incluso; deseaba explorar sus rangos actorales, ver hasta dónde podía llegar. Mientras, el estudio la ubicaba en papeles como en “Las aventuras de Robin Hood” (1938), en la cual ella era una muy modosita Lady Marian a la espera de su héroe (de nuevo interpretado por Errol Flynn). Por ello, hablará incluso con la esposa de Jack Warner (el jefe máximo del estudio), le rogará e implorará para que la ayude a obtener en “Lo que el viento se llevó” el papel que a ella le interesaba –no el de Scarlett O’Hara-, el de Melanie Hamilton, que le calzó perfectamente (y que le dio su primera nominación al Oscar). Otra anécdota: ensayando para el papel, y sintiendo que no lo lograba, se encuentra con James Cagney, a quien le pide consejo; el veterano actor replica: “Todo lo que digas, dilo con total convicción”. Unas palabras que ella nunca olvidó, y las llevó a la práctica siempre. Veamos un video-tributo a Olivia, en su papel de Melanie en «Lo que el viento se llevó»:
Pero el estudio le siguió ofreciendo roles intrascendentes, que ella rechazaba. Se producía entonces un ritual: ella se negaba, el estudio la suspendía –o sea le cortaba el salario-, y los días no trabajados se añadían al tiempo que le restaba al contrato. Cansada, demandó a la Warner Bros., y en resultado histórico ella gana el caso. A partir de 1945, y gracias a “La Ley Havilland”, los actores solo podían ser contratados por un tiempo de filmación específico; la esclavitud comenzó a ceder. Olivia en «The Snake Pit».
Gracias a ello, somos testigos gozosos de una producción fílmica muy significativa: a las películas oscarizadas mencionadas, hay que agregar, por ejemplo, “The Dark Mirror” (1946) , “The Snake Pit” (El pozo de serpientes, 1948), “Mi prima Raquel” (1952). En 1941, con “Hold Back the Dawn” obtendría su segunda nominación al Oscar (también perdió, nada menos que con su hermana Joan Fontaine, en “Suspicion”, de Alfred Hitchcock). Fue nominada un total de cinco veces, con dos victorias –su hermana Joan, tres, con una sola estatuilla-.
Para la crítica es un hecho aceptado que las actrices más destacadas de los cuarenta fueron Bette Davis y Olivia de Havilland.
Se negó a casarse con sus colegas cinematográficos, prefiriendo tener con algunos de ellos breves aventuras (eso sí, recordemos que con Errol Flynn filmó ocho películas). Solo se casó con escritores, de los que se también se divorció. Luego de casarse con el francés Pierre Galante, del cual se divorció en 1979, se fue a vivir a París, donde residió hasta su reciente muerte.
Pero California –adonde se había mudado muy joven, luego del divorcio de sus padres- estuvo siempre presente en sus recuerdos. Leemos en el obituario de The Economist que ella confesó, en una entrevista a Vanity Fair, que si no podía reencarnar como sí misma –un rol que le satisfacía enormemente- le encantaría ser un árbol muy californiano, una secuoya. “Fuerte, de raíces profundas, benevolente, alto, y sin obstáculo alguno que le impida alcanzar, esplendorosamente, el sol, la luna y las estrellas”.
Lo único que le faltó a Olivia de Havilland fue la altura física; lo demás, vaya si lo logró, y con creces.
JOAN FONTAINE
A Joan de Bouvoir de Havilland, nacida en Tokyo, en octubre de 1917, y tan catira (rubia) como morena su hermana Olivia, la recuerdo por primera vez, siendo niño, como una muy anglosajona Lady Rowena, en Ivanhoe (Richard Thorpe, 1952) con Robert Taylor, George Sanders y Elizabeth Taylor en el papel de la judía Rebecca (para mí, es el filme donde Taylor, entonces de 20 años, luce más hermosa). Veamos una escena del filme donde aparecen ambas, Rebecca, la judía, y Rowena, la sajona:
El nombre “Rebecca”, por cierto, estará ligado a Joan para siempre. Veamos por qué:
En 1939 el productor David O Selznick (el mismo de “Lo que el viento se llevó”), había tomado la decisión de “importar” a un director de bien ganada fama en Gran Bretaña, Alfred Hitchcock. Y el primer guion que se presenta es la adaptación de un best-seller de una escritora de moda, Daphne Du Maurier (llevada al cine tanto con frecuencia como con éxito: de su pluma surgen las novelas que dieron pie a “Los pájaros”, 1963, también de Hitchcock, “Don’t Look Now (1973), “Mi prima Raquel” (1952), “La posada de Jamaica” (1939), “Frenchman’s Creek (1944) o “The Scapegoat” –El chivo expiatorio, 1959-).
Se tenía claro asimismo que el papel masculino principal sería para otro británico, Laurence Olivier, una leyenda viva de la actuación en los escenarios teatrales londinenses. Pero en el rol femenino la cosa no estaba sencilla. Había por doquier fans de la novela para quienes era un asunto muy grave escoger a la intérprete de la mujer ingenua y tímida que se casa con el viudo Max de Winter para vivir en la ancestral mansión de Manderley. Recuérdese que toda lectora se identificaba con el personaje; cada una de las decenas de miles de mujeres que adoraban la novela sentía que ella era “Mrs. De Winter”. Ninguna de las actrices contendientes parecía ser la adecuada; ya habían sido rechazadas Anne Baxter y Loretta Young. Incluso había rodado Vivien Leigh, quien tenía la no despreciable ventaja de ser en la vida real la pareja de Olivier, y tan británica como él (lo único realmente hollywoodense del filme fueron los reales y el sitio de filmación, en California; la historia, el ambiente, los actores, el director, todos eran de origen británico). Veamos el screen test de Vivien Leigh con Laurence Olivier -y comparen luego con el de Joan Fontaine-:
Entonces O Selznick –para que no se diga que un productor siempre se equivoca- sugiere a una joven actriz de 21 años, que ante la incertidumbre creciente sobre si quedaba o no, día a día se sentía tan vulnerable, o más, que el rol que debía interpretar. Un papel formidable: pocas veces un ser humano debe expresar tal nivel de inseguridad en sí mismo, en su juicio, en sus decisiones, y sin embargo serle simpático al público. La chica logró el rol, y la primera de sus tres nominaciones al Oscar. Aquí la tenemos en su screen test; sencillamente imbatible:
Con Laurence Olivier en «Rebecca»:
En los 30 y 40 hubo un género fílmico que podríamos llamar de “mujeres amenazadas”; no por el peligro de un ataque físico, sino algo más sutil, menos obvio, mujeres inseguras, que desconfían de sus habilidades sociales. “Rebecca” y Joan Fontaine calzan perfectamente, al igual que la siguiente película de ella –y de Hitchcock-, “Suspicion” (1941), en la cual ella está al borde de una crisis nerviosa al creer que su marido (Cary Grant) la quiere asesinar. Esta vez sí gana el Oscar.
Aquí tienes «Suspicion», la película completa, con subtítulos en español:
Es obvio que entre las actrices, rubias o no, de Hitchcock, Fontaine es de las más exitosas: dos filmes, dos nominaciones al Oscar, una victoria. De hecho, es el único actor o actriz en los filmes de Hitchcock en ganar la estatuilla. Junto a Alexis Smith, en «The Constant Nymph»:
Vendrá otra nominación (“The Constant Nymph”, 1943, su película favorita), y otra adaptación de una novela de Daphne Du Maurier (“Frenchman’s Creek”, 1944). Dará un vuelco actoral con “Ivy” (Sam Wood, 1947), donde hace el papel de una envenenadora. De seguidas, una gran película -algún crítico dirá que es su mejor filme: “Carta de una mujer desconocida” -Max Ophüls, 1948-, basada en una novela de Stefan Zweig-.
Si no fuera suficiente, ese mismo año, en otro salto de trampolín actoral, trabaja para Billy Wilder en una comedia romántica y muy musical, “El vals del Emperador” -sí, el de Strauss, con un Bing Crosby que hace del primer vendedor gringo de gramófonos que visita el Imperio Austro-húngaro, tratando de convencer (junto con el perrito correspondiente) al Emperador que adquiera y promueva entre sus súbditos el novedoso aparato-.
Los cincuenta no le son muy favorecedores, aunque trabaja con Nicholas Ray y Fritz Lang; su último gran rol fue en “Tender is the Night” (Henry King, 1962, basada en la novela de F. Scott FItzgerald).
Si bien le tocó interpretar papeles de mujeres inseguras, en la vida real fue piloto de aviación, experta jinete, y practicó submarinismo de aguas profundas. Se casó y divorció en cuatro ocasiones (superando en esta cuenta a la siempre rival, su hermana).
Su apellido artístico lo tomó de su padrastro, George Fontaine. Su hermana Olivia y ella son las primeras hermanas en ser nominadas al Oscar, y en serlo el mismo año.
Son muy conocidas las diferencias y pleitos que sostuvo con su hermana. Pasaron décadas sin hablarse. Un dato curioso, para dar algo que pensar a los lectores interesados o conocedores de los temas psicológicos: Cuando Olivia tenía nueve años, hizo un testamento, en el cual decía: “Yo le lego a mi hermana menor Joan toda mi belleza, dado que ella no posee ninguna”.
LIV ULLMAN
¡Sorpresa! ¿o no? La muy escandinava Liv Ullman, de padres noruegos, nació en Tokyo, el 16 de diciembre de 1938. Su padre era un ingeniero que le gustaba aceptar trabajos aquí y allá, por tanto Liv pasó su infancia en Japón, Canadá, Estados Unidos (Nueva York) y Noruega.
Atraída por la actuación, debutó en el teatro a mediados de los cincuenta, debutando en el cine en 1957. Pero su salto a la fama y consolidación posterior es durante su trabajo con Ingmar Bergman en diez de sus filmes: “Persona” (1966), “Vergüenza” (1968), “La hora del lobo” (1968), “La pasión de Ana” (1969), “Gritos y susurros” (1972), “Escenas de un matrimonio” (1973), “El huevo de la serpiente” (1977), “Sonata de Otoño” (1978), “Cara a Cara” (1979), “Saraband” (2003). Como si no fuera suficiente, tuvieron una hija. Junto a Ingrid Bergman en «Sonata de Otoño» (favor hacer clic en «watch this video on youtube«:
No solo ha sido una gran actriz –una de las más grandes intérpretes europeas, sin duda, del siglo XX-, sino que además es escritora y directora de cine. Con Erland Josephson, en «Escenas de un matrimonio»:
Como sucede a veces, a los diecisiete años marchó a Londres para estudiar arte dramático en la Weber-Douglas School. Estuvo en la capital británica durante ocho meses, pero al terminar el curso fue suspendida en un examen de un teatro de Oslo, donde consideraron que carecía de talento. ¿Qué pensarían, en años posteriores, quienes la suspendieron?
Es uno de los contados intérpretes en ser nominado al Oscar a Mejor Actor, en más de una ocasión, aunque las actuaciones eran en filmes de Lengua no inglesa. En su caso, por “Cara a Cara” y “Los emigrantes” (1971). Ahora, un clip de «Gritos y susurros»: De nuevo hacer clic en «watch this video on Youtube«.
También ha triunfado en el teatro, siendo nominada dos veces al Tony; en 1975 por “Casa de Muñecas”, de Ibsen, y en 1977, por “Anna Christie”, de Eugene O’Neill.
En este momento alguien acucioso se preguntará: “Ok, muchos grandes filmes suecos, mucho Bergman, etc., pero ¿y Hollywood?”. Pues bien, no es que haya hecho muchas películas allí, pero mencionemos al menos las siguientes: “The Night Visitor” (Laszlo Benedek, 1971, un thriller con Max Von Sydow y Trevor Howard), “A Bridge Too Far” (Richard Attenborough, 1977, con Sean Connery, Michael Caine y Ryan O’Neal), “Mindwalk” (Bernt Capra, 1990, con Sam Waterston y John Heard).
Una actriz auténticamente genial, no por nada se le llama la última musa de Bergman.
MIYOSHI UMEKI
Comencemos por reconocer que este nombre no debe ser muy conocido (ninguna de las personas a las que les pregunté, en una mini-encuesta, recordaban quién era ella). Y, sin embargo, era una actriz temida por sus pares por su habilidad en el robo de escenas, nada menos. Nacida en Japón en 1929, y fallecida en Missouri, EEUU, en 2007, Miyoshi tiene además un logro nada menor, al contrario: es el primer, y único, actor o actriz asiáticos no solo de nacimiento en ganar un Oscar (Sayonara, 1957). Asimismo, fue candidata al Oscar teatral, el Tony, al triunfar asimismo en Broadway, y a un Globo de Oro. Como diría una amiga: o sea.
Con fama en su país natal, aterriza en territorio gringo en 1955, de 26 años, y hace cine, tv, discos, teatro, y en todos lo hace muy bien.
Un dato a ustedes, lectores mayorcitos: de 1969 a 1972 ella fue la señora asiática encargada del cuidado del hijo del protagonista (Bill Bixby, el primer actor en interpretar al muy verde Hulk) en la serie “The Courtship of Eddie’s Father”.
Ahora, con Marlon Brando en «Sayonara»:
El ya mencionado filme “Sayonara” (Joshua Logan, 1957), protagonizado por Marlon Brando, se basa en una novela muy popular de James Michener. El asunto es muy simple: Brando es un mayor norteamericano, empecinado enemigo de los matrimonios de militares gringos con chicas japonesas, hasta que, claro, se enamora de una nativa. Todo un gran éxito, no solo Umeki ganó el Oscar a Mejor Actriz de Reparto; en el renglón varonil lo ganó Red Buttons.
Luego de un interregno de cuatro años Umeki se va a Broadway donde triunfa en el musical “Flower Drum Song”, donde hace de una novia por correo china. En 1961 repite el rol en la adaptación cinematográfica (más detalles en “Nancy Kwan”, abajo).
En total, solo hizo cinco filmes en Hollywood, pero como puede verse, dejó un sello inolvidable. Hasta el sol de hoy, recordemos, sigue siendo el único actor de origen asiático y criado en esa cultura en ganar el Oscar.
Recibiendo el Oscar, que le entrega Anthony Quinn:
CHINA:
NANCY KWAN
Nativa de Hong Kong (1939, padre arquitecto de origen cantonés y madre escocesa), para mi generación siempre será recordada por “El mundo de Suzie Wong” (1960). Al igual que Michelle Yeoh estudió ballet clásico en la Royal Ballet School (llegó a actuar en Covent Garden, en El lago de los cisnes y La bella durmiente), siendo descubierta por el productor Ray Stark, quien le dio el papel de una prostituta de Hong Kong, Suzie Wong, que seduce y cautiva a William Holden. En la publicidad, se usaron frases como «la Brigitte Bardot china».
Confirmará su nuevo status con la ya mencionada “Flower Drum Song” (1961), comedia musical que tuvo nada menos que cinco nominaciones a los Oscar; una adaptación de uno de los tantos éxitos en Broadway de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II (autores entre otros, de “The Sound of Music”, Oklahoma!, “South Pacific”, “El Rey y yo”, y “Carousel”).
Años después se mudará a Hong Kong, donde creó su propia compañía productora, filmando docenas de comerciales para toda Asia, y hará varios filmes. Luego regresa a los Estados Unidos, donde trabajará hasta su retiro, en varias series de Tv.
Es un hecho que jugó un papel esencial en la aceptación hollywoodense de actores asiáticos en roles principales. Hasta su llegada, los papeles asiáticos eran interpretados por actores blancos a quienes se maquillaba para que simularan lo mejor posible los rasgos faciales “achinados” (recordemos a Charlie Chan y Fu Manchu, ambos interpretados en docenas de filmes por ¡el sueco! Warner Oland).
ZHANG ZIYI
Zhang Ziyi (chino: 章子怡; pinyin: Zhāng Zǐyí); nacida en Pekín en febrero de 1979, es una hermosísima actriz y modelo china varias veces premiada y acreedora a una nominación al Globo de Oro y a dos BAFTA, con éxitos artísticos y de taquilla tanto en el cine chino como internacional. Cumple sobradamente con los requisitos para estar con toda justicia en esta selección.
Ha trabajado con grandes directores, tanto asiáticos como occidentales, como Zhang Yimou, Wong Kar-Wai, Seijun Suzuki y Rob Marshall. Zhang es mejor conocida por sus actuaciones en las películas «Rush Hour 2” (2001), “Héroe “ (2002), “La casa de las dagas voladoras” (2004), “2046” (2004), “Memorias de una geisha” (2005), “El banquete” (2006), y “The Cloverfield Paradox” (2018). Ya hemos visto, en la nota anterior, algunas escenas de ella con Michelle Yeoh; veamos ahora una maravillosa escena de «La casa de las dagas voladoras»:
Pero su película más conocida es sin duda alguna el ya mencionado filme dirigido por Ang Lee “Crouching Tiger, Hidden Dragon” (2000), ganador de cuatro Oscar, incluyendo el de Mejor Filme en lengua no inglesa. La escena a continuación es «la pelea en el bosque de bambú»:
Me parece un gran acierto de ella el que hubiera podido trabajar en dos ocasiones («2046», «The Grandmaster«), con uno de mis directores favoritos de la actualidad, Wong Kar-Wai. Ella ha confesado que al principio le intimidaba. De entrada, en «2046» ella confrontó el problema de que toda la filmación era en cantonés, que ella no domina mucho; sin embargo, esa fructífera colaboración actriz-director en ambas películas le ha permitido ganar a Zhang 12 premios internacionales de actuación. Ella ha dicho que está totalmente a la orden para trabajar en cualquier proyecto futuro del director chino. Ahora, la vemos en un collage de escenas de «2046» junto a Tony Leung Chiu-Wai (actor que aparece en casi todos los filmes de Wong Kar-Wai); la música es del japonés Shigeru Umebayashi (quien también ha trabajado con Kar-Wai en su muy celebrada «In the Mood for Love«, 2000):
Como otras actrices mencionadas, sus comienzos son en la danza. Su primera oportunidad como actriz llega durante sus estudios en la Escuela Central de Drama de Beijing cuando es seleccionada por el cineasta Zhang Yimou para su filme ‘El camino a casa’ (2000). Una hermosa película, la favorita de la actriz, para ella una experiencia irrepetible, que la hizo convencerse de que sí podía tener futuro en el cine. Una decisión fundamental fue tomar las cosas en serio; en sus palabras: “ser una estrella es fácil, ser un actor respetado, no. Se requieren años de aprendizaje y de esfuerzo”. Ella agrega: “se necesita, además, una virtud asiática, la paciencia”.
Y ya tiene 20 años cumpliendo su palabra, nada menos.
VIETNAM:
VERONICA NGO
Ngô Thanh Vân (n. 26 de febrero de 1979 en Tra Vinh), también conocida como Veronica Ngo, es una bailarina, cantante, actriz y modelo vietnamita. En 2002 inició su carrera musical en Vietnam, en la que se convertiría en una popular cantante de pop y dance. Tras lanzar en 2005 su álbum My Way, decidió iniciar también su carrera como actriz, apareciendo en películas muy taquilleras en Vietnam, como The Rebel. Trabajaría en un pequeño papel en la varias veces mencionada y elogiada «Crouching Tiger Hidden Dragon«, y en 2017 trabajó en la muy hollywoodense película Star Wars: Episode VIII – The last Jedi. Desde entonces no ha parado, y su último filme es «The Old Guard» (2020), actual éxito de Charlize Theron.
COREA DEL SUR:
DOONA BAE
No podía faltar una chica de esa cinematografía merecidamente de moda, la surcoreana (y no solamente por el monumental éxito de “Parasite”, la obra maestra de Bong Joon Ho).
Aprovechemos para mencionar a otros directores surcoreanos con méritos y logros incluso fuera de sus fronteras: Kim-ki Duk, Im Kwon-taek, So Yong Kim o Park Chan-wook, este último famoso por su “trilogía de la venganza” (Sympathy for Mr Vengeance (2002), Oldboy (2003), and Sympathy for Lady Vengeance (2005).
A nuestra chica, Doona Bae, la vi por primera vez en una serie de Tv verdaderamente original, Sense8 (2015-2018), un coctel subversivo de drama, ciencia ficción y misterio. Los creadores y productores de la serie son las hermanas Lana y Lilly Wachowski –anteriormente hermanos; ambos se declararon transexuales y procedieron a hacer los cambios físicos y jurídicos necesarios-; pienso que solo es necesario agregar que son las creadoras del filme de culto “The Matrix”.
Doona Bae, en Sense8, es la sufrida hija de un alto ejecutivo y capitán de empresas, corrupto sin fronteras éticas, sociales o geográficas. Ella, en cambio, tiene un muy inconveniente sentido de la justicia y -cosa que nunca viene mal- es una suprema experta en artes marciales, lo que le permite auxiliar a sus “pares” en peligro, viajando telepáticamente a México, Alemania, etc., pero no adelantemos spoilers…
Nuestra chica es nacida en Seúl, en 1979, hija de una actriz de teatro. Su primera película, en 1999, es un filme de horror, un remake del conocido filme japonés “The Ring” (que, como bien se sabe, Hollywood canibalizó en varias ocasiones). Con el ya mencionado director de “Parasite”, Bong Jon Hoo, trabajará en “The Host” (2006).
Su llegada a Hollywood por la puerta grande es con “Cloud Atlas” (2012, filme de la ya mencionada Lana Wachowski, protagonizado por Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant, Susan Sarandon, Jim Broadbent). Cada uno de los actores en este muy original filme tiene varios papeles. Doona, seis. En 2015 repetirá filmación con Lana Wachowski en otra película de ciencia ficción y misterio, “Jupiter Ascending”.
En la actualidad ha vuelto a la televisión, como protagonista de una serie de Netflix, muy popular, llamada “Kingdom” (Reino), que un entusiasta crítico ha definido como “la mezcla perfecta de “Juego de Tronos” y “Los muertos vivientes”. O sea para gustos muy originales y exóticos. Como, al parecer, los de nuestra actriz surcoreana, con la que concluimos esta nota.