Ni CUP ni CUC, el dólar manda en Cuba
El cambio oficial que rige sobre la moneda estadounidense resulta muy desfavorable. En las casas de cambio, cada dólar se cotiza en 0,87 centavos de CUC. (14ymedio)
El custodio lo mira y descarta que sea un policía encubierto. «¿Vienes a cambiar dólares? Te los pago a 90 centavos», le dice al cliente mientras da la espalda a la cámara de seguridad de la Casa de Cambio (Cadeca). En la ventanilla, ese mismo dólar se cambia a 0,87 CUC.
La posesión de divisas estuvo fuertemente penalizada durante décadas. Hasta su autorización, en 1993, tener una moneda extranjera en el bolsillo podía suponer una condena de hasta cuatro años de prisión.
La nueva política monetaria cambió drásticamente la realidad económica del país y los billetes con el rostro de Lincoln, Franklin y Washington ganaron protagonismo en las operaciones financieras de cada día. El «paraíso socialista» funcionaba con «el dinero del imperio», ironizaban algunos.
Una década después de aquella decisión las autoridades decretaron que las transacciones comerciales en la Isla no podrían efectuarse en dólares, sino solo en pesos cubanos (CUP) y pesos convertibles (CUC), estos últimos conocidos popularmente como chavitos.
Sin embargo, «la moneda del enemigo» se mantiene como referencia importante en el mercado informal.
La nueva clase emergente guarda sus ahorros en dólares mientras espera por una incierta unificación monetaria
Los empresarios, los artistas que venden sus obras en el mercado internacional y los cubanos que viajan al extranjero son algunos de los que prefieren los billetes verdes. La nueva clase emergente guarda sus ahorros en dólares mientras espera por una incierta unificación monetaria.
El cambio oficial que rige sobre la moneda estadounidense resulta muy desfavorable. En las casas de cambio, cada dólar se cotiza en 0,87 centavos de CUC, un precio que no ha sufrido variaciones por años y que afecta especialmente a quienes reciben ayuda económica de sus familiares en el extranjero, una cifra nada despreciable para la economía nacional.
El envío de remesas a Cuba alcanzó una cifra récord de 3.354,12 millones de dólares en 2015, según la consultora The Havana Consulting Group (THCG) . El deshielo diplomático entre ambos países y las flexibilizaciones introducidas por la administración de Barack Obama potenciaron los envíos de dinero y con ellos el repunte del mercado informal de divisas.
En marzo de 2016, días antes de la visita del presidente estadounidense a la Isla, el Gobierno cubano anunció el fin del gravamen del 10% que mantenía sobre la moneda estadounidense, una decisión que ilusionó a gran parte de la población.
Días antes de la visita del presidente estadounidense a la Isla, el Gobierno cubano anunció el fin del gravamen del 10% que mantenía sobre la moneda estadounidense
Sin embargo, pasado un año desde aquel anuncio, la medida no se ha puesto en práctica. Las autoridades de la Isla justifican el retraso asegurando que aún no pueden hacer operaciones comerciales en el extranjero con la moneda norteamericana a consecuencia del embargo.
En los bancos y negocios turísticos prolifera el negocio -en paralelo de las redes oficiales- de la compra y venta del dinero del Tío Sam. Muchos empleados estatales son el puente entre los extranjeros y el mercado sumergido donde se vende la moneda del «imperio».
Los aeropuertos, a pesar de la estricta vigilancia, resultan el sitio ideal para este comercio. Los turistas llegan, las filas para cambiar dinero son largas y alrededor merodean individuos que susurran y llevan una abultada billetera.
Los propios custodios de las casas de cambio y los bancos hacen de enlace con el mercado negro. Ganan una comisión y mantienen un flujo constante de dólares hacia las redes ilegales.
El dólar también es el rey en las operaciones monetarias de quienes quieren sacar dinero del país. La moneda resulta especialmente apetecida por las mulas que hacen viajes a países de la región, como Panamá, Estados Unidos y México, para importar productos como calzado y ropa.
«Esto es un negocio redondo«, cuenta Henry, un emprendedor informal que se dedica a cambiar dólares. «El cliente gana más que si lo cambia en Cadeca y nosotros obtenemos cantidades de divisas que no puedes ir a comprar a un banco», asegura.
La venta de monedas extranjeras en la red bancaria del país está autorizada pero es un proceso complicado. «Hoy solo tengo en la caja 120 dólares por lo que no puedo venderle más», explicaba este martes una cajera de un Banco Metropolitano en la calle Ayestarán, en La Habana, a un cliente necesitado de comprar divisas.
En algunas oficinas bancarias le piden al usuario que muestre un boleto de avión que justifique su necesidad de adquirir divisas para un viaje. «He caminado por varios bancos y me dicen que no me pueden vender dólares ni euros porque no tienen», se quejaba el pasado viernes un residente del municipio Playa en La Habana que buscaba dólares para un viaje a Cancún.
En los sitios digitales de clasificados abundan las ofertas de compraventa de dólares. La mayoría de los anunciantes prefieren cantidades que superen los 1.000 USD y en billetes de 50 o 100
En los sitios digitales de clasificados abundan las ofertas de compraventa de dólares. La mayoría de los anunciantes prefieren cantidades que superen los 1.000 USD y en billetes de 50 o 100. «Vendo a 0,96 centavos cada dólar» explica uno de estos improvisados banqueros en un anuncio, dice brindar «seriedad y confiabilidad».
«Tengo una casa de cinco habitaciones y terraza en la ciudad de Cienfuegos, quiero 50.000, la mitad en pesos convertibles y la otra mitad en dólares», asegura otro clasificado en el popular portal Revolico. La práctica cada vez se extiende más.
«No quiero mi dinero en estos papelitos de colores (pesos convertibles)«, explica a 14ymedio, un músico que se presenta en locales con un público mayoritariamente extranjero, como Dos Gardenias y La Casa de la Música de Miramar. Las propinas de los clientes las recibe «casi siempre en euros y dólares» y lo que obtiene en CUC lo cambia por «dinero de verdad».
Su objetivo es ahorrar lo suficiente para «pasar una tres semanas de vacaciones en Moscú y traer cosas para la casa y ropa para los niños». Unas piezas de repuesto para su auto Lada y un aire acondicionado de una tonelada de capacidad completan los sueños que quiere lograr con los billetes verdes que guarda bajo el colchón de su cama.
El músico teme que «mañana mismo anuncien la unificación monetaria y termine perdiendo dinero» en caso de tenerlo en las monedas nacionales. «La reserva federal estadounidense está ahí, tiene varios siglos de existencia y me da más confianza que el Banco Central de Cuba».