Eso de que «el cliente siempre tiene la razón» es el engaña bobo más grande que se han inventado los vendedores para timar a los incautos pendejos, es decir, nosotros. En todas partes del mundo, las empresas se buscan la manera de generar ganancia. Los bancos, las farmacéuticas, los alimentos, ni hablar de los seguros, todos nos meten las manos en el bolsillo, sin escrúpulo alguno. Todas las cláusulas, las letras chiquitas, todos los pop-up’s que brincan con contratos, son cuchillo pa’ nuestra garganta. Por eso las empresas de ingeniería tienen más abogados que ingenieros.
Hay una gran empresa de telefonía, que no viene al caso nombrarla ya que creo todas hacen lo mismo,que para poder venderles, tienes que pagarles un porcentaje importante, como afiliación a una empresa relacionada, para que esta haga la gestión de pago de las facturas. Pues esta empresa de «ayuda al cliente», lo que hace es entorpecer los procesos y así tomarse mucho más tiempo en el pago de sus obligaciones. Pero como la empresa es gigante, pues hay que someterse pa’ poder vender, sin olvidar darles las gracias.
Lo de la industria farmacéutica, ralla en lo delincuencial. Juegan con la salud de las personas, sin asco alguno. El colesterol, ese asesino que nos lleva a ataques cardiacos, tenía tragando estatinas en los años 90’s a 13 millones de gringos. Pues en 2001, luego de un estudio privado, patrocinado por quien vende la pastillita, el número de pollos tragando pepas subió a 36 millones y en el 2004 llegó a 40 millones. !Bingo! El negocito prosperó gracias a las juiciosas investigaciones de un grupo de influyentes médicos que luego de otra investigación, esta vez no de ellos si no del gobierno, se supo que ocho de los nueve cobraban dineros a las compañías que combatían el colesterol.
Si creíamos que los bancos son usureros, un margen del 42% en las farmacéuticas es algo injustificable, juegan con la salud de la gente. Unos porque los ponen a tomar pepas que no necesitan y otros porque los ponen a pagar sobrecostos injustificados. ¿Y que hacer? Si el medico ordena, usted pague.
Otra industria altamente tóxica, en detrimento del consumidor, tanto por lo que nos ponen a comer, como por la plata que nos saca, son los alimentos. Hay diez empresas dueñas de las miles de marcas de bellas etiquetas que prometen salud eterna. En los anos 80’s se inventaron la comida ‘light’, eso en respuesta a la teoría que las grasas nos matan (Casi que de la mano del colesterol), lo que no es mentira. Pero como le sacan la grasa a la comida, esta no sabe a nada, por lo que hay que meterle edulcorantes, azúcar. Así que no nos matan del corazón, sino de la diabetes, aunque aún siguen disparados los infartos. Ahora sacaron el cuento de las grasas buenas y malas, así ya le bajan la vara a las grasas y miran el azúcar, sacando mil sustitutos, que luego sabremos que anormalidad nos traerán. Nos asustan, nos arrean y nos ponen a comer cosas a sabiendas que resuelven una y nos friegan en otras. Todo es a su conveniencia y todas las malas que se les endilgan, ellos las vuelven a su favor y terminan en bellas etiquetas que te venden ideas de bellos modelos a los que usted nunca se va a parecer.
La industria de alimentos nos engorda, la farmacéutica nos envenenan con píldoras adelgazantes y las funerarias nos entierran, y en el ínterin las aseguradoras nos cobran los riesgos de unas y otras. Todo esta hecho para exprimirnos y botarnos.
Como estas, podría nombrar mil industrias más, todo el que tiene un mínimo de poder, da con él. El pueblo, el cliente, el consumidor, no existen pa’ quien está haciendo plata, solo lo usa, cada vez que alguno dice preocuparse por usted, preocúpese, lo van a joder.
Los bancos, en todas partes, pero creo que en Colombia son el colmo, son una máquina de cobrar dinero. Le cobran por sacar, por meter, por el cajero automático, por preguntar el saldo, por pasar enfrente; las tasas de interés hipotecario en Colombia están alrededor del 12%, mientras en USA pueden arrancar en 3, 4 o 5%, según el riesgo de cada persona; las chequeras son carísimas, entiendo que una chequera de 100 cheques, puede estar en el orden de $5,140 pesos/cheque, mientras en Miami un cheque, de una chequera de 100, puede estar, al cambio, alrededor de $750 pesos colombianos/cheque. Ni hablar de los servicios en línea y las cuotas de manejo. Y el cliente no puede ni chistar, se vuelve como los bonos del colegio, son voluntarios, si usted quiere los paga y entra, si no, pues no entra, punto. ¿Cómo se vive por fuera del sistema bancario? Además los engorrosos trámites son muy cercanos a la estupidez. Me tocó mandar un poder para una transacción en Colombia; luego de largos cruces de correos y llamadas, finalmente me mandan el documento, que tiene que ser aprobado por el banco, su abogado, el que va a recibir el dinero y hasta el portero, a su conveniencia y con todo el riesgo para mí. Manejo 40 minutos para llevarlo y al llegar me lo rechazan, es que claro, ¿cómo no se me ocurrió antes? La firma no puede ser en tinta azul ¿Y si no se puede en azul, como por qué no me lo advirtieron? ¿Estúpido el que montó la regla o el que no avisó? No, estúpido yo que uso sus servicios y me toca aceptar todo lo que a cada genio se le dé la gana, hasta el color de mi bolígrafo.
Si incluyo en todos estos abusos al sector púbico y todos los héroes que se sientan en cada puesto con un poco de poder, pues tendría que escribir una enciclopedia, las cuales ya están mandadas a recoger. Creo en la empresa privada, pero no en la que abusa, de manera delictuosa, de su posición de poder. El usuario vive una tragedia en manos de todos, y aún nos sonreímos cuando vemos a Ronald McDonald’s o nos creemos el cuento de “la chispa de la vida” de Coca Cola.