
Los resultados alcanzados por la industria turística cubana en el primer semestre del 2025 han sido catastróficos. La industria se ha desplomado un 61,67% en comparación con el 2019, año previo a la pandemia.
Este resultado, junto al quiebre de la matriz energética, son dos de los fracasos más grandes que ha tenido el Gobierno de continuidad de Miguel Díaz-Canel. El desplome acelerado que han tenido sus principales mercados emisores ha puesto a la Habana al borde el colapso. La caída del mercado canadiense (41,.03%) —principal mercado emisor de turistas a Cuba—, el declive del segmento de cubanos residentes en el exterior (60,56%) y el desplome de los cinco principales emisores europeos (Alemania (77,96%); Francia (79,83%); España (67,08%); Italia (78,61%) y Reino Unido (90,68%), muestran cuan profunda es esta debacle.
Aeropuertos a oscuras y en mal estado, con baños sin agua, sin papel sanitario, con una higiene deficiente, sin aire acondicionado y con un pésimo servicio al cliente y una escasa oferta comercial, ciudades en ruinas, hoteles casi sin turistas y con un pésimo servicio, son la imagen que hoy muestra una industria donde se han hecho las principales inversiones del país en los últimos diez años, por encima de otros sectores estratégicos que necesitaban una inyección de capital para su revitalización.
Lo que fuera definido como la locomotora de la economía se ha convertido en el fracaso más grande que ha tenido la revolución después del de la Zafra de los Diez Millones de la industria azucarera en 1970, que catapultó al célebre comandante en jefe como un pésimo estratega económico.
Con el resto de las industrias prácticamente destruidas y el desplome del turismo, el país prácticamente se ha quedado sin ingresos. El declive que ha tenido la industria en la etapa post pandemia, junto a otros desaciertos económicos, ha llevado al país al borde de la quiebra total. Las estrategias puestas en marcha para revitalizar la industria turística han sido un fracaso. El propio Gobierno reconoce las fallas internas del sistema, que ha generado el embotellamiento de los llamados encadenamientos productivos asociados a la industria, los cuales sufren las deudas impagas, los mecanismos de conciliación fallidos y una política de precios que no estimula el sector productivo que tiene en el limbo financiero a más de 55 formas de vinculación con el turismo por la falta de pagos y la propia incertidumbre financiera.
La ola prometida de turistas rusos es una fantasía
El turismo ruso es una novela de ficción, se ha desplomado un 15% en comparación con 2019. El plan de atraer miles de turistas rusos ha fracasado, los que viajan a la Isla no repiten y se van decepcionados. Las decepciones de los turistas rusos se viralizan en las redes sociales. Algunos se quejan de que se sienten como billeteras andantes, pues sienten la sensación de que todo el mundo le quiera sacar plata, desde las mucamas del hotel, los taxistas y los vendedores que se encuentran en la calle.
La estrategia de priorizar el turismo ruso a costa de apoyar a Rusia en su genocida invasión a Ucrania le está pasando factura a la economía del país. Los planes de inversiones rusas se han quedado en el limbo como alguna vez se quedaron las inversiones chinas en hoteles y en campos de golf. Toda una novela de ficción que todavía espera por su puesta en escena.
Los estrategas que apostaron por esta estrategia no contaron con la dinámica de los mercados ni con el bolsillo de los propios rusos. Un viaje de ida y vuelta le cuesta a un turista ruso alrededor de 900 dólares si es comprado con anticipación. Sin embargo, si el turista ruso decide viajar a otros destinos más codiciados por ellos y más atractivos, los costos de boletos aéreos son mucho más económicos. Por ejemplo, si viajan a Estambul el costo es de 130 dólares ida y vuelta. Si viajan a Dubái el costo es aproximadamente de 270 dólares. Si viajan a El Cairo el costo del pasaje ronda los 400 dólares.
Las aerolíneas de bajo costo rusas no vuelan a Cuba, mientras que la caída del tráfico turístico significa que los vuelos que se dirigen a la Isla suelen estar medio vacíos y, por consiguiente, las aerolíneas se ven obligadas a subir los precios para evitar pérdidas.
Declive de los ingresos
La industria turística cubana ha tenido un profundo declive de sus ingresos en los últimos seis años. No solo las sanciones han tenido impacto en la industria. Otros factores externos e internos han sido demoledores también. La pandemia y la mala planificación de las inversiones en el sector han sido factores de peso importantes en esta debacle. Además, hay que sumar el deterioro en la oferta, la caída de la calidad de los servicios, la salida del país de miles de empleados calificados y de decenas de agencias de viajes y turoperadores, así como una disminución considerable de líneas aéreas internacionales volando al país. Los datos estadísticos de arribo de turistas al país así lo demuestran. Al cierre de 2019 el país recibió 4.276.478 turistas, mientras que en 2024 la cifra de arribos alcanzó 2.203.182 turistas, para un declive del 48,5%.
Por otra parte, la crisis multisistémica que vive el país ha contribuido a dañar la imagen de Cuba como destino turístico. Los apagones de más de 20 horas diarias, el deterioro físico de las viviendas y las calles, la falta de transporte, las dificultades en el abasto de agua, la crisis sanitaria que se observa por la acumulación de basura en las calles de las ciudades, el deterioro de los servicios de salud, el aumento de la delincuencia y la inseguridad en las calles han hecho que decenas de turoperadores hayan borrado a Cuba como destino turístico en su cartera de ofertas a los turistas.
Como resultado del impacto de estos factores la industria turística cubana presenta un bajo índice de ocupación hotelera del 25%. La que fuera bautizada como la locomotora de la economía cubana presenta un brutal estancamiento que nos hace recordar el descalabro que ha tenido la industria azucarera cubana, ya hoy prácticamente inexistente. Todo apunta que la industria del ocio en la Isla va por el mismo camino. Los ingresos han caído considerablemente en los últimos seis años. De 3.185 millones de dólares en 2019 han caído a 1.068 millones en 2024, lo cual representa un declive de un 66,45%.
Las estadísticas oficiales cubanas muestran que los principales mercados emisores de turistas a Cuba han caído estrepitosamente. Su declive ha mantenido una tendencia creciente y sostenida, lo cual augura años muy difíciles para la industria turística cubana. Salir del empantanamiento en el que se encuentra en la etapa post pandemia va a ser muy difícil en las actuales condiciones.
Los números son irrebatibles. Canadá como país emisor de turistas hacia Cuba decreció un 23,14% en 2024 en comparación con 2019. En los primeros seis meses de 2025 el declive del mercado canadiense ya alcanza un 41,02% en comparación con igual periodo de 2019. Esto significa un aumento de 18,05% en comparación con 2024. Esto sin duda es un aceleramiento del declive del principal mercado emisor de turistas a Cuba.
El segundo mercado emisor de turistas a Cuba, los cubanos residentes en el exterior, es el segmento de mercado que más dinero deja en las arcas del sector. Este segmento declinó 52,82% en 2024 en comparación con 2019. En los primeros seis meses de 2025 el declive ha sido de 60,55% en comparación con igual periodo de 2019, esto significa un aumento del declive en 7.73%. Este resultado muestra que la tendencia al declive no se ha detenido, sino que se ha incrementado.
El segmento de los cinco principales emisores europeos (Alemania, Francia, Italia, España y Reino Unido) decreció un 66,30% en 2024 en comparación con 2019. En los primeros seis meses del 2025 el declive alcanzó un 77,45%, en comparación con igual periodo de 2019. Esto representa un aumento del declive en 11,15%. Este resultado muestra que la tendencia al declive sigue aumentando.
Los resultados de los primeros seis meses del año muestran claramente que la industria turística cubana está viviendo el peor momento de su historia. El profundo declive de sus tres principales segmentos de mercado emisores (Canadá, 41,02%; cubanos residentes en el exterior, 60,55%; y los cinco principales mercados europeos, 79,66%) reflejan la decadencia de la industria en la Isla y auguran un gran problema financiero para el país para los próximos años, pues no se avizora una recuperación de la industria en el corto plazo, sino todo lo contrario.
Conclusiones
El desplome de la industria turística parece seguir los pasos del camino al fracaso que ha tenido la industria azucarera. La fuerte crisis interna por la que atraviesa el país, y la mala gestión de la industria son lastres muy pesados que han deteriorado fuertemente la imagen de Cuba como destino turístico. Ninguna turoperadora de respeto va a promover un destino que es un verdadero infierno. Nadie va a pagar miles de dólares fruto de un sacrificado ahorro para ir a tirarlos a un país donde nada funciona y, lejos de ir a buscar un rato apacible junto a sus familiares para desconectar de la rutina diaria, dirigirse al encuentro de las experiencias más sórdidas y caras que haya podido imaginar jamás.
Las malas experiencias de turistas canadienses, rusos y de otras nacionalidades, incluso de los propios cubanoamericanos cuando visitan la Isla se han hecho virales en las redes sociales. Igualmente, el deterioro interno del país ya no es atractivo ni para los inversionistas. Así es muy difícil competir y tener éxito en esta industria. Sobre todo, cuando en otros destinos de la región los turistas pueden encontrar ofertas muchos mejores que la que ofrece el mercado turístico cubano, con una calidad de servicio muy superior y una mejor relación calidad-precio.
El mal manejo de la industria y de la economía cubana en general han hecho que el mercado turístico cubano se haya convertido en la Cenicienta del Caribe. Pasarán muchos años para que el destino turístico Cuba vuelva a convertirse en un destino atractivo. Como van las cosas, llegar a los dos millones de turistas este año parece una meta inalcanzable, una cifra que generaría muy pocos ingresos. Para un Gobierno cuya sobrevivencia política pende de un frágil hilo que puede romperse en cualquier momento, el descalabro de la industria turística cubana es una muy mala noticia.