Nicaragua, último fracaso de la «revolución bolivariana»
La represión de las protestas contra Daniel Ortega, que se ha cobrado más de 60 muertos, subraya la crisis de la izquierda populista en América Latina
Días después de las protestas que estallaron la semana pasada en Nicaragua, sofocadas a sangre y fuego por la Policía, las organizaciones de derechos humanos siguen añadiendo nombres a la lista de víctimas. Ya se elevan a más de 60 los muertos tras la represión de la ola de indignación en el país por la reforma de la Seguridad Social de Daniel Ortega, en el poder desde 2007 y con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
Se trata del último episodio en el proceso de decadencia en los países de la órbita «bolivariana» y del populismo de izquierdas en América Latina, que sufre síntomas de descomposición y una deriva autoritaria. Mientras Venezuela vive una crisis económica y social sin precedentes y se encamina a unas elecciones presidenciales para apuntalar el 20 de mayo la dictadura de Nicolás Maduro, Evo Morales pretende ser reelegido por cuarta vez como presidente de Bolivia pese al no expresado por los ciudadanos en un referéndum y Lenín Moreno ha dado un viraje político en Ecuador tras la etapa de Rafafel Correa.
Y Cuba, la referencia para todos estos dirigentes izquierdistas, acaba de designar a Miguel Díaz-Canel como presidente mediante el dedazo de Raúl Castro. A ello se podría añadir la salida del poder y los problemas judiciales de Cristina Fernández en Argentina y el encarcelamiento del expresidente Lula da Silva en Brasil por corrupción.
En el caso de Nicaragua, la protesta se desató a raíz de una reforma de la Seguridad Social que aumentaba las contribuciones de empleados y trabajadores y recortaba un 5% las pensiones. La medida se adoptó después de que el FMI alertara del riesgo para el sistema del elevado coste de las pensiones «reducidas», una medida populista puesta en marcha por decreto en 2013 para beneficiar a los que solo hubieran cotizado entre 250 y 749 semanas. Según el Consejo Superior de la Empresa Privada, el gasto se ha disparado hasta 1.659 millones de córdobas (43 millones de euros), que ponen «presión adicional» en las finanzas de la Seguridad Social. Los empresarios nicaragüenses, hasta ahora aliados de Ortega, se unieron a los estudiantes y jubilados para oponerse a la nueva reforma, que al final se ha revocado.
Denuncia contra Daniel Ortega ante la CPI
Para la abogada de derechos humanos y directora ejecutiva del Instituto Casla, la venezolana Tamara Suju, en Nicaragua ha aflorado un descontento «opacado» por la alianza del presidente con el sector empresarial. «Ortega ha sido más inteligente que los gobiernos de Venezuela, no ha reprimido al sector económico que lo apoya y los ha dejado seguir con la economía y hacer sus negocios», señala. De hecho, el Banco Mundial augura para Nicaragua registrará uno de los mayores crecimientos de América Latina, un 4,4%, pero sin que haya «mejoras para el sector más empobrecido», advierte Suju.