No es un chiste de polacos: cómo hizo el país de Europa del Este para superar en todo a España
La nación centroeuropea se ha convertido en un ejemplo de crecimiento económico sostenido en las últimas décadas.
El crecimiento de Polonia se remonta a las reformas profundas que emprendió a principios de los años 90, tras la caída del comunismo.
Estas reformas incluyeron la privatización de empresas estatales, la liberalización del comercio y una integración sólida en el sistema de libre mercado, políticas que establecieron las bases para una expansión económica sin precedentes.
La adhesión a la Unión Europea en 2004 aceleró aún más este proceso, ya que le otorgó acceso a fondos estructurales y mercados globales, permitiendo a Polonia invertir en infraestructura y mejorar su competitividad.
Este crecimiento ha sido especialmente notable en sectores como las exportaciones, que hoy representan más del 60% de su PIB, en contraste con cifras mucho más modestas al inicio de este siglo.
El impacto de las exportaciones y la inversión extranjera
Uno de los motores principales de este milagro económico ha sido el crecimiento de las exportaciones. En el año 2000, estas apenas alcanzaban el 25% del PIB, mientras que hoy superan el 60%, convirtiendo a Polonia en una de las locomotoras exportadoras de Europa.
A diferencia de España, donde las exportaciones no juegan un papel tan determinante, Polonia ha capitalizado su ubicación estratégica y sus bajos costos laborales para atraer inversión extranjera directa. Esto ha permitido la creación de empleos en sectores clave y ha impulsado el desarrollo tecnológico en el país.
Además, la política monetaria prudente del país, combinada con un manejo responsable de la deuda pública (en torno al 50% del PIB), ha favorecido la estabilidad económica.
Estas medidas, junto con un entorno fiscal favorable, han permitido que la economía polaca siga creciendo incluso durante las crisis globales como la pandemia de COVID-19, en la que su PIB apenas se contrajo en comparación con el de otros países europeos.
Comparativa con España: retos y oportunidades
En el mismo período, la economía española ha enfrentado desafíos significativos. Si bien España experimentó un auge en las primeras dos décadas del siglo XXI, la crisis financiera de 2008 y la más reciente pandemia afectaron gravemente su crecimiento.
Entre 2010 y 2021, mientras Polonia crecía un 58%, España apenas lo hizo en un 12%. La dependencia española de sectores como el turismo y la construcción, en contraste con la diversificación económica polaca, explica parte de esta diferencia.
Además, el nivel de deuda pública en España, que supera el 110% del PIB, ha limitado su capacidad para reaccionar ante estos choques económicos.
Una mirada al futuro
A pesar de la guerra en Ucrania y los retos derivados de la proximidad geográfica al conflicto, Polonia sigue mostrando una notable capacidad de resiliencia. Su economía ha resistido los embates de la crisis energética, el flujo de refugiados ucranianos y las previsiones de crecimiento siguen siendo optimistas.
Por el contrario, España enfrenta el desafío de reactivar su productividad, resolver los problemas estructurales en su mercado laboral y reducir su alta deuda pública para evitar quedar rezagada frente a otros países emergentes de Europa del Este.
Polonia, que ya es la octava economía de la Unión Europea, sigue consolidándose como un caso de éxito económico a seguir en el continente.