Democracia y PolíticaHistoria

No hay tutelas ni tutías

Nunca sabremos por qué Fraga le negó a Rajoy en 2008 lo que él le concedió a Aznar en 1990

¿Ysi Aznar se hubiese dejado seducir en 2008 por la indicación de una persona muy importante del PP para que volviera a la política y recuperara el control del partido? Hago esta pregunta contrafactual por un detalle que el propio Aznar le confesó el domingo a nuestro delegado en Galicia, José Luis Jiménez: la persona que le hizo esa petición en vísperas del congreso fue Manuel Fraga. No es cosa menor: el líder que le había entregado el partido a Aznar en 1990 dejándole libertad de acción al grito de «no hay tutelas ni tutías» le pidió tres lustros después no sólo que tutelara a Rajoy, sino que lo sustituyera. Ojito.

Hagamos memoria. Año 2008. El PP está descolocado y se prepara para celebrar un congreso en medio del frío. Liberales por aquí, conservadores por allá, Aguirre enseñando la patita y un clamor, insignificante y sordo, pero real: «Aznar, vuelve». Zapatero gobierna sin esperarlo y decide apuntalar su endeble liderazgo polarizando el debate público con los asuntos que más dividen y extreman a la derecha: memoria histórica, diálogo con ETA, estatuto catalán, matrimonio homosexual, aborto a los 16… Rajoy dirige un partido que no estaba preparado para la derrota, y muchos dirigentes se dejan llevar por la furia, bailando al son de los tacticismos de Zapatero.

Nunca sabremos por qué Fraga no quiso para Rajoy lo que él le concedió a Aznar, pero frente a los cantos de sirena éste hizo lo correcto: dar un paso adelante habría llevado al partido a una batalla fratricida que sólo habría beneficiado a Zapatero y, además, habría supuesto reconocer como un error su decisión personalísima de designar a Rajoy. Pero lo más grave habría sido la negación de uno de sus grandes legados: cumplir el compromiso de irse a los ocho años de mandato, cuando él sabía, y todos sabíamos, que podía haber gobernado muchos años más. No todo el mundo está capacitado para renunciar al poder cuando está en lo más alto. Eso es mucha tela y debe ser reconocido. Pero claro, la cuestión es jugosa, así que acabo como empecé: ¿qué habría pasado si Aznar hubiera decidido volver?

 

 

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