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Nueva visión de guerrillero de EEUU en la revolución cubana

morgan1William Morgan (al frente) habla en una reunión al principio de la Revolución. Detrás, Fidel Castro, sentado entre la audiencia, aplaude. Cortesía Colección de Ramiro Lorenzo

 

Una de las tantas historias al parecer inverosímiles, pero fascinantes, de la Revolución Cubana fue la participación de un norteamericano que se convirtió en comandante en la región de las montañas del Escambray en Las Villas.

Allí se generó un Segundo Frente del Escambray con guerrillas bajo el mando de Eloy Gutiérrez Menoyo, durante la lucha contra la dictadura militar de Fulgencio Batista, a fines de los años 50. Y allí se dirigió ese aventurero y héroe que fue el guerrillero y comandante “gringo” William Alexander Morgan.

Al ser fusilado a los 31 años en la prisión de La Cabaña, en La Habana, el 11 de marzo de 1961, la extraña historia de William Morgan se convirtió en tabú en Cuba y olvidada en el exilio. Lo ajusticiaron por haberse rebelado de nuevo, esta vez contra Fidel Castro, al volver al Escambray con los contrarrevolucionarios en 1960. Su apasionante historia se mostrará en el documental American Comandante, escrito y producido por la documentalista cubana Adriana Bosch, el martes 17 de noviembre a las 9 p.m., en WPBT2 Canal 2, en la serie American Experience.

American Comandante es como un thriller de la Guerra Fría, con aventuras y romances, mafiosos y espías, y un elenco de personajes que incluye al jefe del FBI, J. Edgar Hoover, el Che Guevara y Fidel Castro. Es una historia contada a través de testigos, entre ellos, la viuda de Morgan, Olga María Rodríguez Fariñas, que se unió a él como revolucionaria guerrillera en las montañas, con quien tuvo dos hijas, y varios cubanos que lucharon junto a él, así como periodistas y biógrafos. Pero también con unos filmes nunca vistos de la niñez de Morgan, tomados por su padre Alexander Morgan, con camarita de ocho milímetros, y de su vida en Cuba tomados por los medios de prensa, atesorados en UCLA (University of California, Los Angeles), y también muy especiales de las montañas del Escambray y de las vistas de La Cabaña.

Según la historia tejida por Bosch, Morgan era un chico de clase media en la ciudad de Toledo, Ohio, de madre muy católica, la alemana americana Loretta Morgan, que desde niño tuvo una tendencia a la aventura; huyó con un circo, se alistó en el ejército de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, escapó luego del mismo en Japón, y fue sometido a juicio militar. También participó en algunos grupos de la mafia, hasta que se le ocurrió unirse a jóvenes cubanos en Miami a mediados de los años 1950, donde era bouncer de un casino, para después marchar a La Habana a unirse con los revolucionarios en las montañas.

“Es una historia muy americana, porque él se se reinventó a sí mismo”, dijo Bosch, quien explicó que aunque Morgan quería ir a la Sierra Maestra, le dijeron que ya era muy difícil marchar hasta allá. De hecho, Morgan declaró en su momento que se había unido a la Revolución Cubana, porque “lo más importante para un hombre libre era proteger la libertad de otros”.

La idea de hacer el documental le surgió a Bosch cuando leyó un artículo de The New Yorker. “Fue en mayo del 2012, yo iba en un avión de Boston a Los Angeles, y leí el artículo de David Grann en el New Yorker, [The Yankee Comandante, 28 de mayo de 2012] y pensé ¡qué cosa tan increíble! Ahí se quedó en la memoria, ya había leído el libro El americano [The Americano: Fighting with Castro for Cuba’s Freedom, 12 de julio de 2007, por Aran Shetterly] y también una trilogía de Michael Sallah en The Miami Herald [autor de The Yankee Comandante: The Untold Story of Courage, Passion and One American’s Fight to Liberate Cuba. Michael Sallah and Mitch Weiss. Lyons en enero de 2015]”

Pero Bosch estaba entonces trabajando en su serie LatinoAmericans, que aún se muestra por el Canal 2, y del que publicamos el 22 de septiembre de 2013 una crónica en el Nuevo Herald.

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Los comandantes Eloy Gutiérrez Menoyo y William Morgan (der), el 10 de febrero de 1959, en La Habana. Lester Cole CORBIS

EL ESCAMBRAY

“Vivía enamorada de esa historia de Morgan, me atrajo no tanto por el Segundo Frente del Escambray, sino por la Rebelión del Escambray [de los contrarrevolucionarios] a los que se unió Morgan más tarde en el año 1960”, dijo Bosch, “y cuando empecé a hacer el documental, lo que me asombró fue lo poco que se conocía de la historia en sí, y de la Revolución Cubana, no se sabía que había habido otras cosas en Cuba además de la Sierra Maestra, como la resistencia cívica y el Frente del Escambray”.

Morgan les enseñó a manejar las armas, y el entrenamiento militar, por sus conocimientos como parte del Ejército norteamericano. Lo llamaban “un gringo gordo colorado”.

Para hacer el documental tuvieron que empezar por hablar con los abogados. “Olga, que tiene ahora 83 años, tenía un retainer [un contrato, o retención legal]”, explicó Bosch.

La pregunta surge entonces de cómo un hombre que estaba casado en Estados Unidos pudo casarse también con Olga. “El se divorció primero, porque la mujer que era una encantadora de serpientes en el circo [Ellen Theresa May Bethel] le puso demanda de divorcio”, explicó Bosch. “Primero se casó con una mujer [Darlene Edgerton en 1946] con la que duró de tres a cuatro días, camino a Nevada, en Reno, estuvo solo en la luna de miel, y durante su entrenamiento militar ella se desapareció. Con la segunda esposa, con la del circo, tuvo dos hijos en Miami, en 1954, y regresó a Toledo, los llevó a vivir con los padres de clase media alta, porque el padre era ingeniero, vivían en una casa de barrio rico, de familias pudientes. Un día tira la puerta y se enreda con los cubanos en Miami, donde compró armas a la mafia, y se las llevó a Cuba”.

La mafia tenía armas de la Segunda Guerra Mundial y por sus contactos pudo conseguirlas muy baratas. “Se aparece en La Habana en el año 1958 y le dicen que no era fácil irse a la Sierra Maestra, pero al Escambray sí. Roger Redondo nos dio datos, él vive entre Miami y Costa Rica, el otro fue el doctor Armando Fleites, que vive aquí”, contó Bosch. “Y Evelio Martínez fue por un ratico guardaespaldas de Morgan en La Habana”.

El documental no consiste solo en entrevistas . Hay tanto material antiguo que es una maravilla. Bosch comentó cómo el padre de Morgan tenía una camarita de ocho milímetros, y él mismo cortaba y editaba las películas, y las convertía en pequeñas historietas. Ella pudo conseguir esas películas a través de Luis Pérez Tolón, un asociado y gran amigo.

“Trabajamos juntos, él se metió en la Internet y encontró a un familiar de Morgan, que las pudo conseguir, porque toda la familia de Morgan lo resiente mucho”, dijo la documentalista.

LA CONSPIRACIÓN

La película es una historia norteamericana por excelencia de un hombre que se reinventó a sí mismo y tuvo una transformación de pícaro a héroe, una celebridad del 59 al 60, y luego a la oscuridad de nuevo.

“A él lo dejan en Cienfuegos en 1959 [ciudad que Morgan conquistó], pero al minuto que llega a La Habana, le ofrecen un millón de dólares por matar a Fidel, y Fidel lo mete a desbaratar esa conspiración”, contó Bosch. “Era de más de 1,000 personas, y se arrestaron más de 1,000 personas, conspirando. Trujillo y la mafia estaban involucrados”.

Esa es una de las fases más increíbles del documental, también la toma en que Morgan está metido a recolector de ranas para exportar a Francia, por el valor de las ancas de rana en Europa, y que procedían de Ariguanabo, cuando él pensaba que podía volver a la vida pacífica. Pero cuando ve lo que le sucede a Huber Matos, empieza a darse cuenta de que aquello no era por lo que él luchó. En el documental se muestra que verdaderamente Morgan era anticomunista y que se había regenerado su carácter de aventurero.

Lillian Guerra, profesora de University of Florida, Gainesville, le sirve a Bosch como persona documentada en este periodo, ya que escribió un libro en 2012 sobre el tema: Visions of Power in Cuba: Revolution, Redemption and Resistance, 1959-1971 (2012).

“J. Edgar Hoover fue el único que se dio cuenta de lo que estaba pasando, Hoover sí conocía América Latina, la gente de la CIA eran jóvenes que venían de la Segunda Guerra Mundial, del socialismo democrático de todo eso que era Europa, pero el que sabe es Hoover, porque el FBI se encargó del Hemisferio Occidental, y él estaba contando con esa conspiración, para acabar con Fidel, convencido de que era comunista”, subrayó la documentalista.

“En marzo de 1959 no se sabía nada de la Revolución Cubana, era un periodo romántico, no fue hasta octubre, con lo de Huber Matos, quien denunció que los comunistas ocupaban los sitios del Ejército Rebelde, sin haber disparado un tiro en la Sierra Maestra”, afirmó Bosch. “El poder estaba en manos de tres personas Raúl, Fidel y el Che, y la organización de aquellas masas que llenaban la Plaza Cívica, a las que había que darles transporte, albergue y comida, se hacía a través del Partido Comunista”.

LOS RETOS

Uno de los grandes retos de Bosch y su equipo fue darle contexto histórico a la biografía, para que la historia de Cuba del 1958 al 1960 le diera sentido a la vida de Morgan. ¿Qué piensa hoy día de su biografiado?

“Morgan era un muchacho rebelde, que cuando se le ponen las circunstancias muy difíciles, patina, pero con valores muy bien arraigados, y que busca un lugar en la historia de Estados Unidos, la realización del sueño americano”, declaró Bosch, “conozco a Morgan como un mito, lo conozco por mis tías, era muy conocido en Cuba, hasta ‘Pototo y Filomeno’, cuando la conspiración trujillista, hicieron bromas sobre él. Tenía dificultades con asumir la realidad, estaba entre la fantasía y la realidad, estuvo con un montón de mujeres y las abandonaba, pero en esencia tiene valores muy fuertes y muere por esos valores”.

Claro, que al perder la ciudadanía norteamericana y con tantos enemigos entre la gente de Trujillo y los del FBI, a quienes traicionó, le hubiera sido difícil regresar a Estados Unidos, y prefirió jugarse el todo por el todo en Cuba, donde vivió su fantasía. Aunque Fleites le advirtió que no se metiera en la Rebelión del Escambray, donde ya había dos agentes de Castro, cosa que aparece en las entrevistas.

El documental les costó muchísimo, porque tuvieron que comprar derechos y rebuscar en muchos sitios. “La gente subestima el trabajo y los recursos que hacen falta para hacer un buen documental, lo que tomó en términos de dinero y de esfuerzos fue enorme”, confesó Bosch.

Sin embargo, ha dado un resultado que entretiene, entusiasma y asombra. Es una hora televisiva que resume una vida apasionante, la de William Morgan y su profunda relación con la Revolución Cubana que lo llevó al heroísmo y la muerte.

olconnor@bellsouth.net

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