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Obispos venezolanos piden al gobierno presentar un cronograma electoral para salir de la crisis

Estas elecciones presidenciales “constituyen un ejercicio pedagógico” para la democracia, por lo que debería imperar el respeto de todos, sus ideas y derechos políticos, expresaron. Los miembros del prelado creen que es clave promover “un serio, sincero y comprometido diálogo y negociación

 

Los obispos venezolanos han culminado la 121.ª Asamblea ordinaria con la publicación de su habitual Exhortación pastoral. 2024 es un año electoral y toda su población está llamada a participar de este evento en el que buscan renovar al Presidente de la República.

Por ello, los prelados han pedido al actual gobierno presentar con urgencia un cronograma electoral que “nos conduzca a unas elecciones limpias y transparentes”.

 

«Este debe ser un tiempo para buscar, entre todos los factores de la sociedad venezolana, un compromiso en el diseño de una visión compartida de país”, han dicho».

 

Se supone que estas elecciones presidenciales “constituyen un ejercicio pedagógico” para la democracia, por lo que debería imperar el respeto de todos, sus ideas y derechos políticos. Sobre todo se debe fomentar la participación “activa del pueblo”, quien es “el verdadero sujeto de la sociedad que soñamos”.

Valor del diálogo sincero

Los obispos venezolanos han dejado muy claro su papel de mediadores, por ello, alientan a todas las partes a lograr un consenso que “nos permita abrir puertas y tender puentes de entendimiento y convivencia de todos los venezolanos”.

Para este cometido es clave promover “un serio, sincero y comprometido diálogo y negociación, entre el gobierno y los diversos sectores de la vida nacional”, que involucre a los diversos sectores: academia, sindicatos, gremios, fuerzas armadas.

Sólo así se podrá alcanzar nuevos acuerdos que “profundicen las líneas democráticas y pactos sociales, que permitan un mejor desarrollo del país”.

Han analizado la realidad mundial y latinoamericana, la cual se encuentra en constante tensión y ponen en riesgo la convivencia pacífica en el mundo y el continente.

Al respecto, han expresado su gran preocupación por la Iglesia hermana de Nicaragua, “en cuyo seno se repiten los escarnios persecutorios contra los primeros cristianos”.

“Pedimos a Dios que dé a nuestros hermanos nicaragüenses fidelidad y perseverancia, para que se mantengan firmes en la fe y superen las arbitrariedades e injusticias de la que son víctimas”, añadieron.

Dolorosa realidad

Finalmente, los obispos lamentaron que pese a “los anuncios de crecimiento económico” sigue habiendo una crisis humanitaria que “se puede comprobar en el empobrecimiento de la población” y en el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres.

“Nos duele e interpela, constatar el sufrimiento del pueblo venezolano en materia de salud, educación, alimentación, bajos salarios, corrupción. Todo esto constituye una flagrante violación de los derechos humanos, que desdeña su condición de ciudadanos e hijos de Dios”, expresaron.

Esta compleja y desconcertante realidad está obligando a muchos venezolanos en “la necesidad de aventurarse a emigrar a otros países en busca de mejores condiciones de vida, porque consideran que en nuestro país no hay futuro”. Lamentaron que frente a esta grave situación, el Gobierno no muestra interés en ofrecer soluciones, reseñó  ADN Celam.

Sobre el tema de la disputa del Esequibo, una vez más han ratificado su compromiso por “defender la soberanía nacional”, incluso desde los albores de la historia republicana del país “la Iglesia ha estado presente en todo el territorio”, incluidas las fronteras.

Por tanto, “no estamos ajenos a la situación de la reclamación del territorio Esequibo, incluso, desde los inicios de la controversia (siglo XIX) la Iglesia a través de sus misioneros y connotados miembros del clero y del laicado, ha participado de manera activa en la defensa de los intereses de la República.

 

«Hoy esperamos que se pueda llegar a una solución negociada y pacífica, que sea mutuamente satisfactoria, tal y como es propuesto en el acuerdo de Ginebra”, indicaron».

 

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