Ortiz: Bolivia y otras dictaduras
Algunos gobernantes y medios de comunicación democráticos del planeta, suelen considerar políticamente incorrecto, llamar dictadura a regímenes como los de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Pero un sistema político es dictatorial cuando, como en esos países, gobierna un caudillo todopoderoso, electo en elecciones fraudulentas (si las hay), que domestica a los otros poderes públicos y ciudadanos, arremete contra la libertad de expresión y la libre empresa, reprime con furor la disidencia (llena las cárceles de presos políticos, tortura, desaparece opositores, exilia a miles y condena a la emigración forzada a millones), convierte la educación en adoctrinamiento para crear ciudadanos dóciles, logra un control férreo de las fuerzas armadas y policiales y las usa para sembrar el terror, interviene en la política de otras naciones para la imposición de tiranías similares a la suya, insulta obispos…
Además ese dictador, llámese Castro, Chávez, Correa, Ortega, Maduro o Evo Morales, se alía con funcionales compañeros de ruta (Lula, Kirchner, Pablo Iglesias, Zapatero, Cerén, Alberto Fernández, López Obrador y ahora Pedro Castillo…), para crear una internacional neocomunista que coordine la estrategia que les permita conseguir el dominio de la región. Verbigracia, el Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla.
Y desde luego, la gestión de gobierno de esas dictaduras, como todas las comunistas, “o socialistas del siglo XXI”, que en el mundo han sido, conducen irremisiblemente a los países a tragedias históricas: la ruina política, económica, social y hasta moral.
Frente a las tiranías de Bolivia, Cuba, Nicaragua, Venezuela (que eso es lo que son) y su relato engañoso (la redención de los pobres y oprimidos, indígenas, mujeres, descartados de toda índole…), es necesario coordinarse los voceros democráticos del continente, para un debate que los desenmascare, sin dejarse chantajear por la necedad de “lo políticamente correcto”.