Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: Tiempo de definiciones serias
La democracia venezolana no existe. Está presa, desterrada o acosada. No hay libertad ni seguridad jurídica. Sin Constitución y con una ordenamiento jurídico mal administrado y hasta inventado, la vida ciudadana carece de la serenidad que se necesita para que trascurra de manera normal. Estamos en presencia de una dictadura. De una verdadera tiranía. Del siglo XXI, pero con claras líneas de destrucción de lo existente.
Quisiera oír alguna opinión en contrario por parte de dirigentes de la llamada oposición democrática. Estamos en dictadura o no. ¿Se trata simplemente de una democracia lesionada e imperfecta, pero aún vigente, que pudiera mediante el sufragio en las condiciones actuales corregir los defectos y retornar a la plena vigencia de los principios fundamentales que deben orientar sus acciones? Quiero que lo digan en alta voz y promuevan el debate correspondiente. Así caerían todas las caretas y quedarían al descubierto, más de lo que están, las dobles intenciones que condicionan la conducta de algunos.
Este tema es de suma importancia. De la posición que se adopte dependerá en mucho la estrategia a seguir en el momento actual. He dicho muchas veces y en distintos tonos y circunstancias, que estamos en dictadura. Luchamos contra una tiranía ideologizada que, para su perjuicio, está dirigida por una banda criminal, hamponoide, corrompida y penetrada por tentáculos tanto del narcotráfico como del terrorismo. No puede darse el lujo de rectificar sin poner en peligro el poder que les ha permitido todo hasta ahora.
Mientras este régimen se mantenga será imposible resolver los problemas de Venezuela. Entre otras cosas porque el régimen es el problema mayor que tenemos que resolver. Luego vendrá la etapa de la reconstrucción en todos los órdenes para lo que la nación ya está preparada.
El pasado miércoles estuvimos presentes en un extraordinario acto en el Colegio de Ingenieros de Venezuela. Se presentaron las conclusiones de un excelente trabajo coordinado por José Curiel Rodríguez bajo el título “El día después”. De manera sintética y clara los protagonistas anunciaron lo que hay que hacer inmediatamente después del cambio. A corto, mediano y largo plazo en todas las áreas de la vida nacional. El auditorio se desbordó y un ambiente de esperanza y alegría contagiosa nos impactó a los presentes. Se ratificó nuestra convicción, Venezuela se recuperará en corto tiempo. Existen ideas, planes y proyectos concretos. También la gente capaz de hacerlos realidad.
Si a esto unimos otras iniciativas existentes que coinciden total o parcialmente con lo planteado en este evento, no nos queda la más mínima duda con relación a lo primario en este momento. Se trata de trabajar con unidad y firmeza para el día antes, condicionante del Día D y de todo cuanto pueda venir en consecuencia. No habrá saltos al vacío. Tampoco acciones condicionadas por ambiciones personales o de grupo.