Oswaldo Álvarez Paz: Liberar a los presos políticos
Hay demasiados temas importantes para las reflexiones de esta semana. La situación del Zulia y especialmente el drama maracaibero convertido en un verdadero desastre, es uno de ellos. También la situación de las universidades con particular mención a la Universidad de Carabobo y sus autoridades encabezadas por la Rectora Jessy Divo de Romero y el Secretario Pablo Aure. Entre otros temas, el mundial de futbol ha estado muy presente para atenuar la dura existencia actual y así, podríamos continuar porque la tragedia nacional se profundiza y extiende a todos por igual.
Pero de mi mente no se aparta, ni por un segundo, la imagen de los centenares de presos políticos civiles y militares diseminados por todo el país. De los exilados y asilados, de los acosados y perseguidos por la dictadura cuya existencia es motivo de escándalo para el mundo entero. Especial referencia debo hacer con relación al Helicoide, una de las sedes más emblemáticas de la policía política, el SEBIN.
De todos cuantos han estado y están secuestrados allí quiero hacer especial mención de los comisarios Otoniel, Orlando y Juan Guevara, no tanto por los largos años que tienen recluidos sino principalmente por la injusticia que envuelve su condena y prisión. Fueron acusados y condenados por supuesta complicidad y autoría en el asesinato del fiscal Danilo Anderson. Los pude tratar y conocer a fondo del caso en mi pasantía por aquellos calabozos de 2×2,5 metros cuadrados, sin ventanas ni luz de sol. Lo mismo podría decir de todos los demás, incluidos los comisarios de la policía metropolitana y otros, entre ellos algunos importantes oficiales de las fuerzas armadas. Unos cuantos en libertad condicional con penas adicionales ajurìdicamente dictadas por unos tribunales sin autonomía para decidir.
A todos ellos quiero enviar un mensaje de fe y optimismo. Es duro, inhumano y contrario a todo cuanto una democracia debe ofrecer, tener que soportar este martirio por razones política o de conveniencias circunstanciales para profundizar el disimulo y la mentira que caracterizan a la dictadura frente a hechos de su exclusiva responsabilidad.
Con relativa frecuencia nos enteramos de supuestos motines y serias protestas de los presos del Helicoide. No es para menos. No conozco las razones profundas de cada situación protestataria, pero las imagino en base a mi propia experiencia cuando la situación aún no era tan grave como ahora. Todo ello y mucho más, nos obliga a no desmayar en la labor en pro de la liberación nacional empezando por los presos políticos civiles y militares.
A todos un fraterno y solidario abrazo democrático y para los comisarios Guevara una palabra adicional de aliento. No están solos. La Venezuela decente los acompaña.