DictaduraEleccionesÉtica y MoralPolítica

Oswaldo Páez-Pumar: Ciudadano Rector Roberto Picón

 

Quiero en primer lugar ofrecerle  excusas porque al tratar la decisión adoptada por el cne en relación con la convocatoria del referendo revocatorio al ciudadano usurpador del cargo de presidente, me tomé la libertad de expresarle que debía usted renunciar, ya que la decisión adoptada al establecer varias reglas, que no son del caso repetir, “supuestamente” para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 72 de la constitución incurría en flagrantes violaciones de lo que dicho artículo dispone, haciendo evidente que la convocatoria realizada por el cne con su voto en contra evidenciaban la intención de hacer del referendo revocatorio una farsa.

Hoy he leído la comunicación que el ciudadano Jorge Rodríguez le dirige en donde le expresa que “usted es árbitro electoral, que usted no es un actor político”, lo cual desde luego no es verdad sino de manera muy restringida, porque por lo que respecta a la condición de árbitro, hay que decir que el árbitro electoral es el pueblo en el cual reside de modo intransferible la soberanía y a usted le corresponde tan solo decretar, desde luego conjuntamente con los otros rectores, como se ha manifestado esa soberanía.

La comunicación del ciudadano Rodríguez al poner de relieve su condición de “árbitro”, lo que pretende es cuestionar su actuación política como se pone de manifiesto cuando agrega que “usted no es un actor político”, lo cual es falso de toda falsedad porque usted sí es actor político, como lo es todo ciudadano, lo que la constitución le veda es “estar vinculado a organizaciones con fines políticos” lo cual impide la militancia propiamente dicha en los partidos políticos para aspirar a ser rector del cne; y también la exhibición de no tener militancia en partido alguno, pero sí estar vinculado con alguno de ellos aunque no exista la militancia.

Eso es lo que le impedía, no a usted sino al ciudadano Rodríguez ser miembro del cne, pero no le impidió aceptar su nombramiento y juramentarse como tal, vaya usted a saber cuál es el valor que para él tiene la expresión “prestar juramento”. No muy distinta a la que tuvo para Chávez Frías prestar juramento cuando recibió las preseas de sub-teniente, pero no nos desviemos del tema.

El asunto es que el ciudadano Rodríguez le increpa y al resaltar su condición de “árbitro electoral” expresa: “Le vemos haciendo comentarios políticos y tomando partido respecto a cualquier hecho relacionado con la vida política del país”; y yo me digo a mí mismo “aleluya”, la participación política de la ciudadanía está aún viva; y el esfuerzo sostenido por 23 años, que se cumplirán el próximo 2 de febrero, para excluir a todo ciudadano que discrepe de la minúscula visión política imperante no ha tenido éxito.

Por eso ciudadano rector quiero expresarle que retiro la solicitud, más que solicitud fue sugerencia, de que usted renuncie al cargo como una forma de manifestar que lo que se está haciendo es arrancándole al pueblo la soberanía, precisamente en el más fundamental de los derechos que emanan se esa soberanía como lo son la elección de sus gobernantes y la revocación de esos mandatos, que vistos globalmente, no son sino la confirmación de que la soberanía reside en el pueblo.

Aunque es agradable a la vista y al oído la expresión incorporada ahora, como novedad en la constitución de 1999, según la cual, es “intransferiblemente” el modo como reside en el pueblo, creo que en los anteriores textos y desde luego en las ideas y conceptos sobre las cuales se basa la democracia y el constitucionalismo, siempre estuvo presente. Pudiéramos decir recurriendo a la sabiduría popular que encierran los refranes, que la idea no recogida de manera expresa tanto en nuestras tantísimas constituciones, como en las de los otros pueblos; es que si no figuraba de manera expresa, fue porque “por sabido se calla”.

 

 

Botón volver arriba