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Oswaldo Páez-Pumar: Cosas veredes, Sancho

 

Es un atrevimiento tomar prestado de Cervantes, pero es tanta la asiduidad con la cual esa “página” que se identifica como “www.aporrea” trata de marcar distancia con el régimen del usurpador, que uno, que lleva no sólo los 22 años del régimen identificado con la oposición, sino desde el remoto febrero de 1992 identificado contra los golpistas, tiene la impresión que el final del régimen no está tan lejos como uno teme.

Debe estar más próximo, porque el “castro-chavismo” que fuera monolítico “in illo tempore”, parece querer dejar establecido que el chavismo nada tiene que ver con el madurismo, ni siquiera con el castrismo, así haya sido la primera salida de Chávez para visitar a Castro, donde fue recibido como si fuera un Jefe de Estado, ¡cómo sabía Castro halagar a quien quería controlar!, y cómo lo controló, al punto que leo en ese artículo de Toby Valderrama y Antonio Aponte, que murió en Cuba. Lo que hace de su traslado a Venezuela “una comedia” y del madurismo y su ejercicio del poder desde el año 2013 “una tragicomedia”, orquestada no por Chávez sino por Castro, para permitir nada menos que: 1) Chávez tomara posesión estando en Cuba y muerto, negación no solo de la tradición más que centenaria, sino de la realidad misma que hace de la toma de posesión un acto material que incluye entrar en posesión del despacho presidencial, lo que implicaría estar presente y explica lo de dejar un “encargado” cuando se ausenta del país que seguramente se inició con Guzmán; 2) Que Maduro pudiera continuar de vicepresidente, como si fuera jurídicamente posible, que por el hecho de haber sido reelecto el presidente que lo nombró vicepresidente para el período ya concluido, pudiera continuar ejerciendo un cargo a término, como si el mismo no hubiese expirado; y 3) como si a Castro, por muy viejo que estuviera, se le iba a pasar por alto el Decreto número 1 nombrando al usurpador Vice-presidente para el nuevo período, que desde luego llevaría fecha 10 de enero de 2013. Seguramente el decreto existe, porque el papel lo aguanta todo, pero que no se coreara el propio 10 de enero de 2013, como señal de la bendición que impartía sobre el usurpador Maduro, no Castro sino Chávez, era un “boche” que desde luego Maduro pelaría, pero Castro no lo pelaría ni después de muerto.

Lo que si resulta evidente es que si efectivamente Chávez murió en Cuba jamás tomó posesión de la presidencia para la que había sido electo para un tercer período, en violación de la Constitución reformada para darle ese chance, mediante una reforma inconstitucional porque ya había sido negada en el período en que fue sometida a una segunda consideración; y si Chávez no tomó posesión, jamás pudo nombrar a Maduro cuyo ejercicio de la presidencia usurpada no es reciente, sino que data del 10 de enero de 2013.

Pero todo este recuento es irrelevante; de lo que se trata es de tener certeza que Toby Valderrama y Antonio Aponte no quieren compartir nada con el usurpador Maduro y por eso son bienvenidos a la resistencia, a la oposición, para lo cual se necesita una señal aunque sea mínima.

Se trata de poder tener la certeza de que el distanciamiento que se desprende claramente no solo de este artículo que comento, sino de unos cuantos que le anteceden, efectivamente los apartan de Maduro. Si es así, creo que son bienvenidos a la oposición; no por supuesto a las luchas de algunos opositores que en su accionar parecen dejar establecido que su objetivo no es desalojar a Maduro del poder que usurpa, sino que los dejen compartir algunas parcelas de poder, como si no hubieran entendido, o como si pretendieran exhibirse que no lo han hecho, que el totalitarismo es incompatible con la democracia, porque es su antítesis; y que no basta con declararse opositor para serlo. Ni el hecho de ser opositor a Maduro da suficiente credencial para exhibirse como demócrata, porque el alma del totalitarismo puede albergarse en cualquier venezolano así sea el enemigo número uno de Maduro y no por eso estoy señalando a Diosdado.

 

 

 

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