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Oswaldo Páez-Pumar: La banalización del holocausto

 

Siento que no faltará quien pueda tratarme de plagiario por el empleo del término “banalización”, pero me pareció que era el adecuado para referirme a la inclusión de George Floyd al acervo histórico-documental que conserva “The Holocaust Memorial Resource and Education Center” como testimonio vivo de lo que fue el régimen nazi, para así poder preservar igualmente para las generaciones que no lo vivieron la atrocidad del régimen, pero sobre todo la atrocidad a la que podemos llegar los seres humanos, si no existe algo que nos contenga, por lo que el Centro Educacional y preservador de la Memoria, que es preservador de la historia, de lo que ocurrió, encuentra en la incorporación de George Floyd un acompañamiento a su objetivo.

La Directora Asistente, cuyo nombre omito no por menosprecio sino por aprecio a lo que pretende alcanzar, ha encontrado en esa incorporación una sintonía con el objetivo del Centro, porque “si la humanidad hubiera reaccionado frente a las primeras manifestaciones singulares de odio del nazismo frente a los judíos de manera clara y radical el holocausto no se habría producido”. Las comillas no pretenden contener una cita exacta de lo expresado por la “Directora Asistente”, sino un resumen que como todo resumen no refleja exactamente lo que se pretende resumir.

Pero vamos al grano, lo que pretendo decirle a mis lectores, es que el holocausto no tiene ninguna proximidad con la esclavitud. La esclavitud para desgracia nuestra aún hoy se practica y no precisamente de una raza avasallando a otra, sino de entre los mismos miembros de una “raza”. En nuestra historia, la de la civilización occidental, comenzó con blancos esclavizando blancos, los negros aún esclavizan negros, los indios en Asia esclavizaron indios y aún subsisten las castas, y en América ocurría lo mismo antes de la llegada de Colón; y la presencia de los negros venidos del África, teóricamente buscaba librar a los “indios americanos” de la esclavitud.

¿Cómo se puede diferenciar el holocausto de la esclavitud? Tan evidente, pero a veces se nos hace difícil captarlo, se nos escapa. El holocausto persigue el exterminio, la esclavitud tan solo el uso, la dominación, desde luego con un inmenso contenido de abuso, pero los esclavizadores necesitan esclavos sanos, esclavos fuertes. Para las ímprobas tareas que les imponen deben darles alimento y mantenerlos sanos, desde luego no es mi objetivo arrojar una dispensa sobre los dueños de esclavos, ni mucho menos sobre los que los capturaban y comercializaban, pero asimilar los padecimientos de los negros en los Estados Unidos al exterminio de los judíos en la Alemania nazi no tiene asidero ni en la cotidiana realidad, ni en las ideas, ni en el pensamiento.

Lo único comparable al nazismo es el comunismo, que persigue no a un grupo étnico, sino a quien disiente ideológicamente y aspira a exterminarlos, por eso creo que la Directora Asistente del Centro de Memoria del Holocausto yerra al pretender la incorporación de George Floyd y no la de Stalin, temprano aliado de Hitler, o la de Castro que serían mejor recibidos en el Centro no como víctimas, sino como victimarios.

La declaración del teniente Cabello en Venezuela negándole la comida al que no vaya a votar en su farsa electoral es signo inequívoco de una vocación esclavista de signo extraño. No quiere esclavos para trabajos arduos que necesitan salud física y buena alimentación. Quiere esclavos de la mente, dóciles a sus mandatos, que recibirán como premio la bolsa “CLAP”.

 

 

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